¿Sabes cuál es el papel fundamental que desempeñan nuestras mascotas en nuestras vidas? Nada es por casualidad, ni siquiera la elección que hacemos cuando decidimos qué animal adoptar como mascota porque, aparte de decir mucho acerca de lo que necesitamos expresar a nivel inconsciente, ellos nos ayudan mucho más de lo que pensamos a nivel de salud.
Todo lo que ocurre en nuestra vida, y tal y como explica la física cuántica, es una proyección de nuestra propia información interior. Y como en este Universo en el que vivimos, todo se expresa como un reflejo de lo que somos, nuestras mascotas personifican esto en su estado más puro.
Por esto, aunque elijamos tener por mascotas a muchos animales diferentes, solemos preferir en la mayoría de los casos a los perros, (seguidos por los gatos), porque ellos hacen de catalizadores genuinos de nuestros propios conflictos internos, eligiendo muchas veces somatizarlos en sus propios cuerpos.
Y es que el libre albedrío de gran parte de los animales no entiende de egoísmos humanos, siendo el amor incondicional lo que los dirige principalmente.
Concretamente los perros, son las mascotas más comprometidas a un nivel de lealtad hacia sus dueños que difícilmente es comparable a cualquier otra mascota. Los gatos cumplen más la función de guardianes de nuestra salud energética, ya que están conectados con otros planos de conciencia, pero cumpliendo asimismo una gran labor como compañeros de vida, al igual que lo hacen los perros.
Estas maravillosas criaturas caninas se centran más en velar y proteger de nuestra salud física, siendo capaces de compenetrarse como ningún otro animal con las emociones humanas. No por nada se le considera «el mejor amigo del hombre».
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¿Te has planteado alguna vez por qué enferman nuestras mascotas?
Cuando no somos capaces de encontrar conscientemente una solución a nuestros conflictos (y esto es lo habitual, ya que somos entre un 5% y un 10% conscientes), es nuestro inconsciente el que se encarga de encontrar la posible solución, haciéndola somatizar en nuestro propio cuerpo o, en su defecto, en aquellas personas y animales que dependen de nosotros, como son los hijos y las mascotas respectivamente, aunque también es posible que lo haga en objetos o situaciones, cómo cuando se nos estropea el coche o sufrimos un robo, por ejemplo.
Lo creamos o no, todo lo que nos ocurre es una circunstancia de nuestro mundo interior y ocurre precisamente para dar respuestas a los conflictos que no sabemos solucionar.
En el caso de las mascotas es frecuente encontrar muchos casos de animales domésticos que, por acuerdo inconsciente establecido entre ellos y sus dueños, se hacen cargo de los síntomas de éstos, manifestando la enfermedad en sus cuerpos para de este modo liberarles a ellos de todo este malestar.
Un animal jamás enfermará por sí mismo enfermedades como el cáncer, ya que ellos no nutren de pensamientos tóxicos y negativos su mente como lo hacemos nosotros. Pero cómo su capacidad para amar de forma incondicional es excepcional, asumen sin más la labor de proteger de todo mal a sus amos sin esperar nada a cambio, descargando en su biología el programa inconsciente del conflicto que estos padecen.
Los científicos han descubierto que las mentes de los perros, y más concretamente su cerebro, se ha ido adaptando y evolucionando a la par que el de los humanos, debido al tiempo transcurrido compartiendo con éstos, algo que se ha cristalizado en su genética. Ellos se han convertido en unos verdaderos expertos a la hora de analizar las emociones humanas, detectando si es tristeza o alegría por ejemplo lo que sentimos.
Es por esto que también la comunicación que podemos establecer con los perros es mucho más fluida, así como la conexión con ellos, pudiendo llegar a comprendernos mejor. Eso de que al final las mascotas se acaban pareciendo a sus dueños, encierra más verdad de lo que pensamos, porque inconscientemente nos vamos mimetizando, hasta el punto de adquirir conductas y hasta en ocasiones, un aspecto físico similar.
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La mirada de nuestras mascotas tiene el poder de alterar nuestra bioquímica
Un estudio científico realizado en Japón reveló que cuando se establece contacto visual con nuestra mascota, los niveles de la hormona oxitocina (que es una de las responsables de hacernos sentir más relajados y empáticos, disminuyendo la ansiedad y el estrés en consecuencia) aumenta en ambos.
El estudio consistió en colocar a los perros y sus respectivos amos juntos en un cuarto por media hora, tiempo suficiente para que se produjera la interacción entre ambos (como tocarse, mirarse, etc) y luego comprobar si habían variado sus niveles hormonales tras el contacto.
La conculsión del estudio era que sí, documentando un aumento considerable de la oxitocina, siendo este un dato que esclarece por qué el lazo y conexión entre los perros y los humanos es tan fuerte.
Y es que la oxitocina es también conocida como la hormona del amor, permitiendo por ejemplo, que la retroalimentación y conexión entre las madres e hijos sea tan poderosa, sobre todo durante los primeros años de los niños, siendo liberada por la madre en cantidades ingentes cuando está dando a luz al bebé.
Es por esto que es posible que este lazo inquebrantable se establezca asimismo con las mascotas (sobre todo con los perros) porque son considerados en muchos casos como un miembro más de la familia.
Sin embargo, el mismo equipo de científicos que realizó este estudio hizo lo propio con lobos que habían sido criados por humanos también, pero en este caso no mostraron un aumento de la citada hormona. Aducieron que era porque estos animales no poseen en su genética los años de evolución doméstica de los que sí han sido objeto otras mascotas como los perros, gatos o caballos.
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El famoso poeta Lord Byron, gran amante de los animales, le dedicó estas palabras a uno de sus perros que definen a la perfección la naturaleza de estos hermosos seres:
«Una criatura que es bella sin vanidad, fuerte sin insolencia, valiente sin ferocidad y con todas las virtudes del hombre y ninguno de sus defectos».
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