Dentro de la Carta Natal existe un punto astral imaginario muy atractivo e interesante de interpretar llamado Vertex. Se calcula, al igual que otros puntos importantes como son el parte de la Fortuna, los Nodos Lunares o Lilith, con diversos cálculos aritméticos. Pero gracias a la tecnología y con los programas informáticos actuales que existen sobre Astrología se calcula rápidamente, como el resto de datos de la Carta Natal.
El Vertex nos habla de un encuentro que sucederá en nuestra vida y cuyas consecuencias marcarán un cambio radical en la misma.
El suceso en sí puede tener que ver con las relaciones tanto de índole amorosa, intelectual como espiritual, que por destino nos corresponden, y que suelen ser de duración corta pero intensa. Se puede entender también como encuentros kármicos, pero no siempre el karma es el causante de estos encuentros predestinados.
La importancia o trascendencia no será tampoco igual para todo el mundo, porque existen Vertex que no condicionan gran cosa en la vida del individuo. Puede representar un encuentro pasional de esos que nos sacuden todos los cimientos, una atracción fatal, un encuentro trascendental con alguien, el típico “flechazo”, o una de esas relaciones cortas e intensas que pueden marcarnos de por vida.
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Sea como sea, el aspecto común que las identifica es que son relaciones que nos traen experiencias de aprendizaje importantes que repercuten en nuestra vida como un impacto en nuestra conciencia y que suceden de manera inesperada o de repente.
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El Vertex como un foco de nuestra personalidad inconsciente
El Vertex actúa de un modo involuntario en nuestra personalidad, atrayendo a nuestra vida, como un imán, estas experiencias vitales, que siempre dependerá del signo y la casa en el que se encuentre en la Carta Astral, para saber de qué se tratan.
Hay astrólogos eminentes que entienden al Vertex como un Ascendente dónde se recoge aspectos de nuestra personalidad inconsciente, esa que permanece oculta pero que, en el fondo, representaría la verdadera identidad de nuestra alma, potenciando su característica fundamental que es la del encuentro inevitable con nuestro destino.
Por ejemplo, un Vertex mal aspectado nos puede dar la información para saber por qué se está viviendo una situación absolutamente caótica que escapa por completo a nuestro control, sin haberla provocado voluntariamente.
Incluso se podría averiguar en qué momento de nuestra vida o a qué edad se produciría tal evento o también, dependiendo de la casa en la que se encuentre, se puede saber el lugar o contexto dónde se daría.
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El Vertex en los encuentros predestinados
El Vertex está asociado con la Casa 7, que es la casa de las relaciones y de los encuentros con el otro que implican algún tipo de compromiso o cooperación (matrimonios, contratos, asociaciones), y es la casa también opuesta o que queda al frente del Ascendente, de ahí la importancia de su connotación psicológica inconsciente.
El Vertex normalmente suele encontrarse situado en cualquier Carta Astral entre las casas 5 y 10, y representa un punto importante de la misma si le hace aspecto a algún planeta o a otro punto. Una de las cosas más interesantes de comprobar con este punto es que también refleja cómo los patrones habituales de atracción hacia otra persona (ya sea física, intelectual o espiritual) cuando interviene el Vertex, no coinciden.
Es decir, de repente, no sabemos por qué nos sentimos irremediablemente atraídos (ya sea física, emocional, intelectual o espiritualmente) hacia una persona que no coincide con nuestros gustos personales ni posee ninguna de las características que solemos destacar y apreciar en los demás, incluso puede resultar alguien totalmente diferente a nosotros.
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El aspecto trágico del Vertex en las relaciones amorosas
Cuando se producen relaciones amorosas surgidas de estos encuentros, la sensación es de comunión, como si todo encajara a la perfección de repente, la atracción sexual es magnética e irresistible. Al principio es cómo si supieran de antemano lo que uno necesita del otro, como si de una simbiosis se tratara.
La sensación inicial que se puede sustraer de ese primer momento es de una felicidad completa, el alma de repente se siente contenta, con una alegría profunda y el presentimiento interno de “conocer” a esa persona de antes.
Muchas personas que experimentan esto, sienten haber encontrado a su alma gemela.
Sin embargo, a pesar de todo esto, el Vertex también nos revela un lado dramático porque normalmente son relaciones difíciles de llevar a cabo, es decir, siempre existe un impedimento importante para que la unión no se produzca y ahí el Vertex no perdona, porque aunque intentemos desafiar al propio destino, éste intervendrá siempre al final para que esa relación no se materialice.
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Son esos amores imposibles que parecen sacados directamente de novelas o películas románticas trágicas, como el triste final que nos contaban en Titanic, siendo la mismísima muerte lo que impedía en este caso que esta relación tan ideal tuviera lugar.
Aunque este ejemplo es algo extremo, nos sirve para entender cómo el destino puede llegar a interponerse y también de que manera se marca un antes y un después en la vida de la persona. ¿Quién pondría en duda que Rose, tras su encuentro con Jack, cambió por completo su vida, sellando su destino a partir de ese momento y para siempre?
Y esto es así porque lo importante para el Vertex no es la relación en sí, sino el aprendizaje interior profundo que conlleva para nuestra alma dicho encuentro. En este sentido se expresa estricto con sus lecciones y pactos con el destino, como lo hace también el maestro Saturno.