Para la mayoría de las mujeres decidir estar sin pareja, no es una elección habitual ni fácil, ya que a casi todo el mundo nos gusta estar en compañía, sobre todo cuando se trata de compartir un amor. Sin duda, esta realidad siempre será mucho más atractiva que estar solas. ¿Verdad?
Pero lo cierto es que, a veces se hace difícil distinguir los verdaderos motivos de por qué elegimos seguir con una pareja con la que no somos felices y que a lo mejor sólo mantenemos por una cuestión primordial: evitar la soledad.
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Las relaciones de pareja ya no son lo que eran
La necesidad de tener a alguien al lado, dónde poder vernos reflejadas mientras vamos nutriendo de afecto y sentimiento el vínculo que nos une, nos lleva inevitablemente por muchos derroteros, probando diferentes experiencias o manteniendo varias relaciones que muchas veces, no nos hacen sentir ni plenas, ni satisfechas, ni valoradas, ni queridas ni correspondidas y que, aún así, por temor a estar solas elegimos continuar con ellas.
Las relaciones de pareja han cambiado con el paso de los años, así como los roles que cada uno mantiene dentro de la misma. Antes, una relación de pareja representaba una institución «sólida y segura», pero también una «cárcel» para muchas mujeres.
Porque anteriormente las mujeres “aguantaban” o “soportaban” muchas situaciones insostenibles por el rol social establecido, pero hoy día tiene mucha más libertad que entonces para elegir, porque la sociedad ya no representa ese peso moral que asfixiaba su poder de autonomía e independencia. Pero por desgracia, seguimos eligiendo más en base al miedo, que en base a nuestras verdaderas necesidades y deseos.
Y mucho más allá de que ya sabemos de sobra que una mujer no requiere de un hombre para subsistir o de que su “rol” principal sea el de tener hijos y formar una familia (y aunque parezca mentira y hasta nos provoque vértigo, hace tan sólo 50 años esta era la realidad establecida socialmente hablando), pero como seres de relación que somos, nuestra tendencia biológica es la de emparejarnos, de tener un compañero de vida, una persona que esté a nuestro lado, para lo bueno y para lo malo, porque de lo contrario, no estamos completas ni «a salvo».
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¿Pero, realmente merece la pena, seguir con una pareja, sólo por evitar estar solas?
La respuesta es que no, pero la realidad es bien distinta. Aunque cada vez son más las mujeres que, ya sea por elección propia o porque sencillamente no han tenido «suerte en el amor», están desterrando esa vieja creencia de que “toda mujer debe tener una pareja para ser feliz” y a cambio, están aprendiendo a reconciliarse con ellas mismas y a convivir con su soledad, o porque en definitiva, no les queda más remedio. Aunque es algo que sigue sin resultar fácil, como ya hemos dicho.
Si deseas estar en pareja siempre sería bueno considerar primero si la tienes simplemente por tenerla y evitar así la soledad, o si de verdad es una relación en la que te sientes comprendida, respetada y amada, además de sentir que puedes crecer junto a esa persona y cultivar dicha relación.
Porque si no es así, la relación se convertirá tarde o temprano en una fuente de insatisfacción, resentimiento, amargura o angustia, porque te encontrarás a merced de la rutina o de la inercia de compartir al lado de alguien que no te hace feliz (y lo hará nunca), sin que actúes en consecuencia.
Si deseas estar en pareja, al menos permítete la posibilidad de estar con alguien que te haga feliz de verdad y tú a ella. Si te sientes atada a alguien o con el que no puedes ser tú misma, considera si realmente tu relación merece la pena y no le tengas miedo a dar el paso porque te asuste la idea de estar sola.
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Cuando eres capaz de elegir una soledad digna antes que una relación tóxica
Porque cierto es que estar solas es un estado particular que asusta, pero quizás sea porque no sabemos apreciar su verdadero valor y lo enriquecedor que puede llegar a ser. Porque a veces se hace muy necesario, tener ese tiempo de comunión con una misma para saber lo que realmente queremos o para saber quiénes somos.
Aprender a disfrutar a solas es un arte en realidad, porque se anteponen todo el tiempo creencias del tipo: «siempre será mejor estar con alguien» o «el tiempo pasará y no encontraré a nadie» o «me quedaré sola y envejeceré sin nadie que me quiera», etc. Y esto va creando una ansiedad y un temor hacia el futuro, que se apodera de nosotras y que no nos permite valorar lo que la soledad puede aportarnos.
Y así, vemos como es el miedo el que habla en nuestro nombre cuando deseamos tener desesperadamente una pareja o cuando hipotecamos nuestra alma para intentar llevar a buen puerto una relación que hace aguas por todas partes. Porque siempre será más fácil soportar esto que creernos que hay alguien mucho mejor destinado para nosotros en alguna parte.
Pero recuerda que sólo el amor por ti misma es el que consigue encontrar a una buena pareja, aquella que nos merecemos de verdad. Y a veces, la única forma de conseguir amarnos, es teniendo más tiempo de calidad con nosotras mismas y transformando nuestras creencias y mitos acerca de las relaciones de pareja.
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