Los sueños nunca dejarán de sorprendernos, porque cada noche nos adentramos en un mundo dónde pareciera que nada tiene sentido. Allí, los recuerdos de lo vivido se mezclan con deseos dormidos, fantasías surrealistas, miedos disfrazados, anhelos profundos, instintos ocultos y símbolos del inconsciente colectivo.
Cada noche, mientras el cuerpo se dedica a desconectar y a recargar energías, el cerebro está más activo que nunca, archivando y reorganizando toda la información recibida tanto a nivel consciente, como inconsciente.
¿Quieres conocer cuáles son los seis detalles más curiosos y que más nos sorprenden del mundo onírico? Te los contamos a continuación.
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1. Soñamos para sanar
Numerosos estudios científicos indican que una de las principales funciones de los sueños es la de poder procesar tanto las malas experiencias vividas como las emociones no expresadas, ayudando también a aliviar los traumas sufridos y sofocar los malos recuerdos.
Se ha comprobado que durante la fase REM el cerebro da la orden de liberar sustancias químicas cuando es necesario por ejemplo reducir los altos niveles de estrés o calmar dolores emocionales producidos por vivencias traumáticas. Y es que los sueños vienen a ser una especie de laboratorio catártico donde se revela nuestro complejo mundo emocional.
2. Los animales también sueñan
No sólo los humanos tenemos la capacidad de soñar, ya que también lo hace el reino animal. Y no se trata únicamente de los mamíferos, los más parecidos a nosotros, sino también sueñan algunas aves, invertebrados y hasta insectos como las abejas.
Entre ellos, tenemos casos tan fascinantes como el sueño de los delfines, que han desarrollado la increíble capacidad de mantener conscientes uno de los hemisferios del cerebro mientras duermen, y lo hacen para vigilar, controlar su respiración y realizar otros procesos fisiológicos, mientras el otro hemisferio se sumerge en el mundo de los sueños.
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3. Los olores presentes en la habitación dónde dormimos influyen en nuestros sueños
Sabemos que hay ciertos olores que son relajantes y evidentemente nos ayudan a relajarnos y, por tanto, a conciliar mejor el sueño. Pero un dato de lo más sorprendente es que un estudio científico reciente ha determinado que la fragancia presente mientras dormimos, puede llegar a determinar el contenido de los sueños. De esta manera, pudieron comprobar como los malos olores derivaban en pesadillas y malos sueños, mientras que los perfumes de esencias florales evocaban sueños de lo más plácido y agradables.
4. Prácticamente todos los sueños son olvidados
Hemos de tener en cuenta que nos pasamos una tercera parte de nuestra vida durmiendo. Y aunque para algunos pueda parecer que es demasiado tiempo desperdiciado, no lo es en absoluto, ya que dormir y soñar es tan necesario y vital para nuestra salud, como lo es respirar o alimentarnos.
Según dicen los expertos, a lo largo de un vida podemos llegar a tener más de cien mil sueños, pero tan sólo será recordado un 10 % de los mismos. Cada mañana al despertar podemos mantener en la memoria fragmentos aislados o el recuerdo de las sensaciones experimentadas en los sueños, pero la mayoría de las veces casi nunca recordamos todo lo soñado durante la noche.
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5. Hay quién sueña en blanco y negro
Otro detalle curioso fue descubrir que antes de que llegará el Technicolor a las salas de cine y, más tarde, a los televisores de cada hogar, los sueños de las personas eran predominantemente en blanco y negro. Esto dio una pista a los científicos de hasta que punto podía ser sugestionado el subconsciente con la información recibida del exterior, a la hora de formar imágenes en los sueños.
Sin embargo, a pesar de que vivimos rodeados de colores por doquier, actualmente los expertos indican que un 12% de la población sigue soñando en blanco y negro, sin tener una hipótesis sostenible que explique tal dato.
6. Todos los rostros que aparecen en nuestros sueños son conocidos
Podemos llegar a soñar en los sueños muchas cosas imaginadas e incluso, aparentemente imposibles, como volar o viajar en el tiempo. Pero lo curioso es que, entre tantas posibilidades infinitas que existen, resulta que el inconsciente se rige por una especie de “leyes” que no llegamos a entender del todo, y por ejemplo, las personas que aparecen en nuestros sueños, jamás serán imaginadas por nuestro cerebro, porque siempre corresponderán a rostros conocidos.
Eso sí, muchos de estos rostros pertenecerán a personas que puedes haberte cruzado en la calle por unos segundos y no acordarte en absoluto, pero el subconsciente si lo hará, y los irá archivando todas al momento.
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