El Tantra es una filosofía esotérica espiritual originaria de oriente. En sánscrito el significado de tantra tiene que ver con un tejido o una urdimbre.
El Tantra surgió hace más de cuatro mil años, no se sabe exactamente dónde, algunas escuelas sostienen que los tantras (escritos de dónde se extrae ésta filosofía) fueron redactados por el propio Buda, mientras que otros afirman que son previos al Budismo y están más relacionados con la religión tibetana Bon y la génesis del Taoísmo chino. Lo cierto es que para el Tantra, muy opuestamente a la mayoría de las religiones y filosofías espirituales de occidente, el sexo es un camino de iluminación y no está reñido, sino al contrario, con la evolución del espíritu.
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Sexo espiritual y el Tantra
Aunque a los difusores de el Tantra les parezca limitante esta definición, sirve muy bien para explicar en qué consisten éstas prácticas y como logran “entrelazar” (otro de los significados de la palabra Tantra) dos conceptos tan opuestos para la mentalidad occidental, como los de sexo y espíritu. Lo que sin embargo, no es tan raro si consideramos que las dualidades opuestas (bien-mal, luz-oscuridad, humano –divino y etc) son más propias de nuestra cultura cristiana que del concepto más integrador (y holístico) que manejan las religiones orientales (y que las hace tan populares en nuestros días).
Secretos del sexo tántrico
El primer secreto interesante es que el sexo tántrico ya no es ningún secreto, ni tampoco una práctica exclusiva de Yoguis o iniciados en determinadas religiones, sino que puede ser aprovechado en sus numerosas recomendaciones y técnicas, por cualquier persona (atea, musulmana, o cristiana) que desee activar o reactivar esta faceta tan importante de la vida como es la faceta sexual.
Eso sí, como todo, la disciplina y el estudio generaran mejores resultados que solamente la práctica aislada y curiosa.
El otro secreto más bien famoso del sexo tántrico, es que es una de las formas más plenas, divertidas y sanas de disfrutar del sexo.
El Origen del Tantra
El Tantra sostiene que en un principio fuimos un andrógino y que el sexo (la división, la separación, la dualidad) es la que nos lleva al juego del tantra donde buscamos retornar a esa unidad original.
La Diosa y el Dios
Cuando la energía masculina y femenina se unen, lo que es para los chinos el Yin y el Yan, y para los Hinduistas está representado en la unión de Diosa Shakti con el Dios Shiva, se libera una gran cantidad de energía creativa que se manifiesta, por ejemplo, en la creación de un nuevo ser humano, pero también en esa energía para crear grandes obras, ideas, porque esta fusión representa a poderosas energías universales que se complementan.
Devoción
Para que el acto sexual adquiera una cualidad trascendente debemos ser capaces de reconocer la divinidad en nuestra pareja. La devoción es el flujo de deseo continuado hacia una meta.
A través de ejercicios como la sincronización respiratoria o la visualización energética, la pareja aumenta poderosamente su intimidad reforzando los lazos de amor.
El orgasmo no es la meta
Esto decepciona a muchos interesados en esta milenaria técnica espiritual, pero no es tan malo como parece. El Tantra se basa en la contención y algunos practicantes expertos son capaces de absorber la energía de su orgasmo para obtener mejores resultados. Sin embargo, en las prácticas más sencillas se trata de tomarse largo tiempo en las caricias previas, en la exploración de nuevos puntos eróticos en la pareja y en dejar de vivir la sexualidad como si se tratara de una competencia por el trofeo del orgasmo, trofeo al que de todas formas, los iniciados no renuncian, sino sólo retardan.
Posiciones y penetración:
Otra de las características del Tantra es que presta gran atención a diversas posiciones que permiten obtener mayor grado de placer, así como ejercicios que retardan o espacian la penetración permitiendo orgasmos mucho más poderosos.