A primera vista una frase que una infelicidad y perfeccionismo parece contradictoria, pero eso sólo si confundimos el perfeccionismo con la perfección que son cosas muy distintas.
Si buscamos la perfección sabemos que esta sólo es un camino, que como seres humanos somos incapaces de acceder a ella.
La virtud no es otra cosa que la búsqueda de perfección, tanto moral, como física como espiritual; pero la perfección en sí misma implica felicidad, porque la felicidad es perfecta.
El perfeccionismo tiene poco que ver con la perfección. Es de por sí, una perfección defectuosa, con lo que no puede ser perfecta.
El perfeccionista tiene la soberbia creencia de que puede alcanzar esta perfección o incluso de que la puede exigir a los demás.
Un perfeccionista está muy equivocado. Pero no sólo equivocado, un perfeccionista se pone muy tenso ya que es incapaz de acceder a sus propias exigencias.
Tiene conflictos con los demás, a los que desprecia porque no son capaces ( o él cree que no son capaces) de implicarse tanto como él en las cosas, o de hacerlas tan bien y tan cuidadosamente, por lo que inevitablemente les cuesta trabajar en equipo.
Y es digno de compasión, ya que es una persona que al carecer de confianza y respeto por sí mismo constantemente se pone metas inalcanzables y luego se martiriza cuando no puede acceder a ellas.
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¿Cómo nace un perfeccionista? ¿ O cómo se hace?
Hay algo en la genética pero también en la crianza y en la educación o los valores, así como el trato que el hayan dispensado los padres a quién, desviado del camino de la perfección caiga en la necedad del perfeccionismo.
Si un niño tiene padres muy exigentes (seguramente perfeccionistas también) que son parcos a la hora de reconocer o aupar méritos pero son muy rápidos en la crítica y el desprecio , el niño desarrollará una inseguridad que puede desembocar en actitudes obsesivo-compulsivas que irán construyendo a un futuro e insoportable perfeccionista.
También, el trastorno obsesivo compulsivo (que tiene causas neuro-químicas) se puede manifestar en forma de un perfeccionismo exagerado que no tolera el desorden, la asimetría o cualquier alteración del entorno, ya que el perfeccionista necesita tener una sensación de control a través de actos compulsivos como ordenar una y otra vez las cosas, limpiar, contar colecciones, o realizar acciones repetitivas que paradójicamente pueden llevar a la persona, a caer en todo tipo de adicciones para liberar la tensión producida por la incapacidad de mantener el control absoluto sobre su entorno.
La Rigidez del perfeccionista
Un rasgo característico de quien sufre esta patología es la rigidez de ideas y de acciones. Esa rigidez que podríamos encontrar en la carta del Tarot llamada El emperador (número cuatro) que cuando se refiere a la forma de relacionarse de una persona, nos indica que estamos ante alguien a quién le cuesta mucho modificar su posición ante cualquier asunto. El perfeccionista se aferra a ideas preconcebidas y a prejuicios sobre lo que debe ser o no ser lo perfecto o lo correcto, pudiendo caer en la intolerancia y en el fanatismo.
En numerología el cuatro es el número del cuadrado y un perfeccionista tiene “la cabeza cuadrada”. En astrología un Virgo o un Tauro mal aspectados son propensos a caer en ésta patología.
Cómo reconocer a un perfeccionista (o saber si tú lo eres)
¿Sientes que estás rodeado de seres inferiores? ¿en tu trabajo piensas que los demás son inútiles y sólo tú sabes bien cómo se hacen las cosas?
¿Te sueles agobiar pensando que no haces las cosas lo suficientemente bien y que éres perezoso, inútil y fracasado?
¿No soportas equivocarte y cuando lo haces te indignas tanto que prefieres renunciar a intentarlo de nuevo porque no soportas el fracaso? ¿criticas mucho a los demás, pero no toleras que te digan que haces algo mal, porque estallas en ataques de ira (que tienes que reprimir porque no toleras verte a ti mismo como eres ) y te producen acidez estomacal , malestar físico, dolores de cabeza y demás?
¿Te das excusas para “Procastinar” (es decir dejar para mañana lo que deberías hacer hoy) porque necesitas que todo esté “perfecto” para ponerte a trabajar?
¿Cuándo se te pierde algo, tienes tal concepto de tu perfección que piensas que alguien entró a robarte o te quiere jugar una broma antes de que te pase por la cabeza que no sabes dónde lo pusiste?
Si esto te suena, sabes que rozas peligrosamente el perfeccionismo y eso no tiene nada que ver con perfección, así que relájate y tómate a tí y a los demás, menos en serio.