Todas las personas mostramos miedos o temores, a determinadas situaciones que nos presenta la vida. La explicación se encuentra en nuestros genes, los cuales tienen programado una serie de miedos, ante los que nosotros mostramos una actitud de defensa, para asegurar así nuestra supervivencia.
Los miedos son obstáculos que debemos tratar de sobrellevar de la mejor manera posible, para así poder avanzar. En ocasiones, muchos de esos temores, no nos permiten hacer frente a desafíos profesionales o personales.
¿De dónde vienen los miedos?
El miedo supone temor, la sensación de estar en peligro. Desde el aspecto biológico, el miedo es el mecanismo que utilizamos como defensa para sobrevivir y protegernos ante determinadas situaciones. De esta forma, podemos responder con eficacia y rapidez.
Existen todo tipo de miedos, algunos infundados, y otros, infundidos. Sentimos miedo cuando nuestro cerebro se queda con actitudes o algunas circunstancias que suponen una amenaza para nosotros y podemos ser atacados. Lo positivo de todo ello, es que conocemos nuestros temores y por tanto, podemos superarlos.
Miedos más comunes
Miedo a la muerte: El miedo a desaparecer y dejar de existir para siempre, es el más común entre las personas. Tiene su origen en la sensación primaria de todos los seres humanos por la supervivencia. De hecho, de mencionado miedo se derivan otros, como por ejemplo, el pánico a las alturas, a los espacios cerrados y a todo aquello que suponga un peligro para nuestra vida.
Miedo a la soledad: Desde que somos pequeños, nuestra supervivencia depende de los cuidados de otros. A medida que vamos creciendo, y está situación va cambiando, nos podemos quedar con un sentimiento de desprotección y de soledad. Por lo general, todos necesitamos momentos de soledad, pero también de sentirnos acompañados y amados por lo demás.
Para que dicha situación no domine nuestra existencia, debemos ver el lado positivo de la soledad, pues gracias a ella, crecemos como personas, nos conocemos mejor y nos ayuda a ponernos en el lugar de los demás. Una vez comprendido todo ello, llegarán personas a nuestra vida con los mismos valores y pensamientos.
Miedo a la enfermedad: Cuando comenzamos a sentirnos débiles, nos invade una gran sensación de miedo, de angustia, de incertidumbre al pensar que algo malo nos pueda suceder. En este sentido, uno de los temores más comunes entre las personas, es que tener que depender de alguien o tener que pasar por dolores intensos, es decir, miedo a la dependencia y al sufrimiento.
Pérdida de la independencia: Todos tenemos algún tipo de miedo a ser paralizados, atrapados o controlados. La libertad forma parte de nuestro ser y cuando por alguna razón, nuestros movimientos quedan limitados, sentimos una sensación de agobio y de angustia difícil de definir.
Miedo al cambio: Muchas personas consideran que pueden controlar los cambios. Se trata de un error, pues sin darnos cuenta vivimos todo tipo de cambios en nuestro día a día y algunos no los elegimos nosotros. Así es que, por mucho que nos aferremos, los cambios van a llegar a nosotros, y es por ello que debemos estar preparados para saberlos llevar de la mejor forma posible.