Así cómo ves el mundo, así será la realidad que percibes y, sobre todo, la que experimentes. Poder crear una realidad de éxito y abundancia depende por empezar a entender el complejo mundo de la mente.
Existen actualmente muchos estudios científicos, además de la gran cantidad de información metafísica que tenemos al respecto, que demuestran que vivimos en un mundo cuántico dónde actuamos como meros observadores, proyectando a modo de holograma una realidad en la que conscientemente nos involucramos. También, recientemente se está descubriendo que el Universo es mental, es decir, creamos la realidad de manera colectiva a través de una poderosa herramienta como es el cerebro, cuyo funcionamiento sigue siendo hoy día un misterio para los científicos, debido a la complejidad que posee.
De la manera en que percibas esta realidad es cómo se manifestará ante nosotros. Crear una realidad exitosa por ejemplo a través de la imaginación no es precisamente un juego de niños. Cuánto más nos hacemos conscientes del poder que tenemos para transformar nuestra realidad a través de la mente, más sabios seremos para hacer frente a las dificultades y los problemas de nuestra vida cotidiana.
Hacer consciente lo inconsciente
La dificultad reside precisamente en que desconocemos una parte importante del funcionamiento del cerebro, dónde las emociones también desempeñan un papel fundamental dentro del mismo para la creación de la realidad. Debido a que el cerebro sigue funcionando tanto en la conciencia como en la inconsciencia, y si tenemos en cuenta que ésta última ocupa aproximadamente el 90 % de la corteza cerebral, es difícil hacer un uso correcto de esta poderosa herramienta, ya que en el inconsciente es dónde se registra la mayor parte de la información de la que luego hacemos uso para proyectar nuestra realidad.
Esta información inconsciente, la famosa «sombra» a la que hace referencia Carl G. Jung, contiene todo un complejo engrama de creencias e ideas, que hemos ido confeccionando desde que nacemos y que tienen el poder de condicionarnos y encorsetarnos en una mente quizás un poco limitada, en comparación a lo que seríamos capaces de realizar cuando accedemos a todo ese caudal ingente de información, y lo transformamos. Una manera de hacerlo es a través de los sueños, de la hipnosis o mediante un arduo trabajo de terapia personal. También las técnicas de relajación y meditación nos ayudan a hacer consciente lo inconsciente, porque cuando nos encontramos más presentes y más relajados, la intuición hace acto de presencia. Y la intuición es uno de los tantos lenguajes que usa nuestro inconsciente para comunicarse y darnos información que necesitamos in situ.
La realidad del gusano de seda
Como hemos mencionado anteriormente, las emociones cumplen una parte importante en el desempeño de crear la realidad, siendo gestionadas luego por el cerebro. Habremos podido comprobar en más de una ocasión que todo es cuestión de actitud, esa misma que parece obrar milagros cuando decidimos conscientemente cambiarla. Dependiendo de cómo sea esa actitud, las realidades consecuentes serán diferentes.
Para explicar esto, te contamos la metáfora del gusano de seda y así entender hasta qué punto nuestro sistema de creencias nos pueden llegar a limitar en la creación de una realidad exitosa. La metáfora está extraída del libro de relatos breves titulado “23 maestros de corazón. Un salto cuántico de la enseñanza” de Carlos González Perez, un educador holístico, con la que hace ver a sus alumnos que una misma realidad puede experimentarse de maneras muy diferentes.
“Érase una vez tres gusanos de seda que ignoraban su futuro como mariposas. Sus nombres eran: Pesimista, Realista e Idealista. Se les acercaba la hora de su transformación y empezaron a sentir los primeros síntomas. Su voraz apetito fue desapareciendo, su movilidad menguaba a gran velocidad y, finalmente, sintieron como el capullo les aislaba del mundo conocido, de la seguridad de lo cotidiano. En la oscuridad del misterio de su futuro, tuvieron pensamientos distintos:
- Pesimista se dijo a sí mismo que estaba viviendo el final de su vida, y en lo más profundo de su sentir, se despidió de los buenos momentos.
- Realista se dio ánimos diciéndose que todo aquello sería momentáneo y que, tarde o temprano, todo volvería a la normalidad.
- Idealista sintió que, aquello que le estaba ocurriendo, podría ser la oportunidad para que se cumpliese su sueño más preciado: poder volar. Y aprovechó la oscuridad para perfeccionar sus sueños.
Cuando los tres capullos se abrieron, dejaron ver tres realidades iguales y distintas, a la vez.
- Pesimista era una bellísima mariposa, pero estaba muerta. Había muerto de miedo.
- Realista era una hermosa mariposa, pero a pesar de ello, empezó a arrastrarse como cuando era gusano. Con satisfacción, dio las gracias al cielo por haber podido seguir igual.
- Idealista nada más ver la luz del día, buscó sus alas y al verlas, su corazón rezumó alegría, emprendió el vuelo, y dio las gracias, repartiendo su dicha por todo el bosque.”
¿Y tú, con qué realidad te identificas?