Hemos ido alimentando la creencia en las últimas décadas de que estar gordo es sinónimo de una mala imagen, provocando en ocasiones una reacción de rechazo que quizás sea excesiva. Sin embargo, lo verdaderamente importante es detectar si el sobrepeso es indicador de una salud en peligro o es causante de sufrimiento.
Son muchas y variadas las causas que llevan a engordar a una persona en un momento dado de su vida. Es evidente que llevar una vida sedentaria, con falta de ejercicio y una alimentación insana, rica en hidratos de carbono y azúcares, durante cierto período de tiempo, podría ser suficiente para convencernos de que esos kilos de más los ha provocado este estilo de vida tan poco saludable.
Pero quizás no nos paramos a pensar en cuáles son realmente los motivos que nos han llevado a adquirir dichos malos hábitos. Y es que en muchos casos el sobrepeso indica una mala digestión de las emociones que no hemos podido procesar internamente ni tampoco expresar, porque se ha convertido en algo habitual comernos las penas, la baja autoestima, los enfados, las ansiedades, los disgustos y los temores.
Aunque lo cierto es que el sobrepeso se convierte en un verdadero problema cuando no somos capaces de digerir y procesar emociones que abarcan procesos enormes y profundos como son la falta de amor o el sentimiento de abandono. Entonces se desencadenan inconscientemente actitudes que nos llevan a expresar todo este sufrimiento interior, adquiriendo todo tipo de hábitos insanos, siendo el sobrepeso una consecuencia más de todos estos impulsos inconscientes.
Se abre ante nosotros un vacío interior tan descomunal que «necesitamos» llenarlo como sea, pretendiendo abastecer de este modo un pozo de insatisfacción que ha ido en aumento con el paso de los años e instalando un «hambre» insaciable que, la única manera de detener, es tomando conciencia de cuáles son las emociones negativas que lo generan.
Descubriendo cuál es la raíz del sobrepeso para poder sanarlo
La grasa en nuestro cuerpo tiene la misión de proteger y de resguardar. Cuando acumulamos grasa en cantidades elevadas, existe una necesidad inconsciente de querer protegernos de aquello que nos hace daño.
Y es que la grasa (tejido adiposo) también tiene un sentido biológico que resulta fundamental para nuestro cuerpo, ya que se encarga de la protección de los órganos vitales, dándoles soporte y sirviendo asimismo de aislante térmico, y también para almacenar las reservas de energía.
Asimismo la grasa cumple la función biológica de nutrir, siendo su presencia la clave para poder llevar a término un embarazo y amamantar luego al bebé en el caso de las mujeres. Y es por esto que básicamente la presencia de grasa en las mujeres tiende a ser un 20% mayor que en los hombres.
La lección de cualquier experiencia que vivamos desde el sufrimiento es mostrarnos cuál es la causa que la genera. Si el sobrepeso lo cargamos con dolor, recuerda que su finalidad no es perdurar en el tiempo, sino tomar conciencia de cuál es el conflicto para que se solucione, deshaciéndonos de todos esos pensamientos y emociones negativas que nos hemos “tragado” y no digerido, por lo que lo «almacenamos como reserva».
Como la mayoría de las veces la persona no es consciente de todo esto, es muy importante ir a la emoción primaria para así darle luz al conflicto y comprender el sentido real de esta acumulación de grasa. De esta manera el exceso de grasa irá disminuyendo a medida que vayamos drenando nuestro sistema de creencias.
El síndrome de abandono es el mayor causante del sobrepeso
Si la raiz del sobrepeso es causado por el sentimiento o síndrome de abandono (generado normalmente en la infancia) debemos volver a conectar con nuestro niño interior, que aún pervive en el cuerpo del adulto y hacerle sentir seguro y protegido, así como reconocido dentro de la familia a la que pertenece.
Es habitual que las personas que padecen este síndrome hayan estructurado su sistema de creencias en concordancia con este conflicto, afectando drásticamente en su conducta, personalidad y en su forma de relacionarse con los demás.
La grasa en este caso le sirve de escudo o como muro protector, expresando así su necesidad de poner distancia con el mundo que la rodea porque su impulso inconsciente es el de protegerse de los demás.
Y es precisamente el inconsciente quién ha ido construyendo este muro de grasa a través del cúmulo de expresiones del cuerpo emocional mal digeridas como la vergüenza, la rabia, la falta de reconocimiento, la culpa, el complejo de inferioridad, el resentimiento, etc, que son producidas a su vez por la mente por esa necesidad de querer «proteger y almacenar.»
Para deshacerte de todo este sedimento, lo primero que has de hacer es no seguir permitiendo que tu inconsciente siga acumulando toda esta grasa-protección, haciendo consciente el verdadero peso emocional que cargas desde hace tanto tiempo, liberando así tu mente de todas estas creencias erróneas y que, en consecuencia, abandone también tu cuerpo.
Aunque eso sí, antes de iniciar todo este proceso y más allá de los kilos que tengas, debes tener claro que si te sientes bien con tu propio cuerpo está todo perfecto, ya que si no identificas el sobrepeso como causa de sufrimiento o de riesgo para tu salud, todo lo demás simplemente es irrelevante. Saber disfrutar de nuestro cuerpo, sea como sea, es al final lo verdaderamente importante.