El miedo a perder a alguien está a medio camino entre nuestros miedos racionales y nuestros miedos irracionales. ¿Por qué? Porque tener miedo de cosas que no han ocurrido pertenece al territorio de los miedos irracionales, sin embargo, si alguien está en una relación siempre existe la posibilidad real de que esa persona le abandone.
Sin embargo, tener miedo de que alguien nos abandone es casi como tener miedo a morir, todos vamos a morir, ¿nos aporta algo tener ese miedo sino estamos ante una amenaza directa a nuestra vida? Probablemente no. Y ¿nos aporta algo si estamos ante una amenaza directa a nuestra vida, una enfermedad, por ejemplo? Probablemente tampoco.
¿Cómo funciona el miedo?
El miedo tiene funciones positivas para nuestra supervivencia, nos avisa de que hay un peligro y de que debemos hacer algo para resguardarnos de él. El miedo activa ciertos circuitos en el cuerpo (y suspende otros) para que pongamos toda nuestra atención en el peligro que nos amenaza.
Por ejemplo, aumenta nuestro metabolismo celular, lo que es muy útil si tenemos miedo de ponernos obesas. Pero también aumenta la presión arterial, dilata las pupilas y algo no tan bueno detiene el sistema inmunitario y todas las funciones no esenciales.
A nivel de nuestro pensamiento, el miedo activa el sistema límbico y fija la atención en el objeto amenazante y los lóbulos frontales que sirven para cambiar nuestra atención consciente de un lugar a otro se desactivan parcialmente, de forma que concentremos nuestra atención exclusivamente en la amenaza, ya que la falta de atención podría ser fatal, por eso también se dilatan nuestras pupilas haya o no haya luz. Vamos, que nos ponemos “obsesivos”.
También aumenta nuestra sudoración. Todo este proceso fisiológico nos prepara para “atacar o huir” sin embargo, también hay gente que se queda paralizada ante el miedo, y a veces el sistema nervioso parasimpático afloja los esfínteres y alguien aterrorizado puede hasta perder el control de los mismos, en incluso la consciencia llegando a desmayarse. O sino, sumiéndose en un estado de estupor que lo deja incapaz de realizar algún movimiento.
Cuando las relaciones se experimentan desde el miedo
Como vemos, de entrada, el miedo no resulta demasiado sexy. Sobre todo por la última parte. Así que el miedo a perder a alguien (si es muy evidente) es totalmente contraproducente en una relación.
Ahora, supongamos que este miedo, actúa, como en la mayoría de los casos, de forma inconsciente y se manifiesta de forma sutil. Cualquiera podría pensar, sobre todo si es muy inmaduro a nivel emocional que el miedo a perder a alguien que amamos podría estimularnos a actuar de una manera más considerada y demostrarle a la persona que queremos que le valoramos y apreciamos.
Es por eso que alguien (repetimos: muy inmaduro emocionalmente) podría sentirse tentando a amenazar con abandonar a alguien que le quiere, con el fin de que esta persona reaccione, recapacite o le valore.
Pero esto es una falacia, y lo es por las siguientes razones:
- Si alguien que está contigo no te valora, ni te aprecia, ni te demuestra su cariño, no va a empezar a hacerlo porque le amenaces con abandonarle ya que el amor, el aprecio y la consideración no surgen del chantaje.
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- Una persona desequilibrada que amenace a su pareja con suicidarse si la deja, podría conseguir alargar artificialmente la relación pero jamás conseguir que esa persona le quiera, sino al contrario, probablemente le termine despreciando por usar un chantaje tan bajo y además por demostrar una dependencia emocional tan asfixiante.
- Si bien ciertas actitudes como la consideración y el respeto se pueden aprender, los sentimientos como el amor y la complicidad o la ternura no se pueden aprender. Se sienten o no se sienten. Si esto no fuera así, en vez de amenazar a la gente podríamos pagarle para que nos quisiera: te doy tanto y tú te casas conmigo….sí ¿pero me quieres?….no.
- Lo que si puede conseguir el miedo a perder a alguien que nos ama, nos considera y nos respeta es que nos pongamos ansiosos, celosos, controladores y obtengamos justo el efecto contrario y es que esa persona se aleje de nosotros.
- También puede ser al revés, muchas personas, sobre todo los perversos narcisistas, usan el miedo como arma de manipulación, abandonando a su pareja cada vez que esta hace algo que les disgusta y volviendo con ella cíclicamente, hasta moldear una relación tóxica en donde logran sembrar en su pareja el miedo al abandono tras el chantaje sistemático y constante. ¿Qué consiguen? Que la persona dependiente se haga más controlable por el miedo a ser abandonado.
- Si somos nosotros los que tenemos el miedo de perder a alguien con quien estamos, deberíamos preguntarnos, por qué tenemos ese miedo ¿la persona nos manipula para que lo tengamos? si no es así, sería importante hacernos conscientes del mismo para tratar de controlarnos, ya que como hemos explicado anteriormente, el miedo a perder a alguien solamente puede ser volvernos obsesivas, controladoras y dependientes, peor no va a mejorar nuestra forma de actuar. Por el contrario, probablemente genere roces y conflictos en la relación.
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