La manera en la que amas define tu forma de ser en pareja y de la elección de la misma. Puedes amar de una manera mental, emocional o de forma visceral. Cuando se ama con la cabeza, estamos admirando o eligiendo a alguien por convicciones o juicios de valor. Cuando se ama con el estómago, el amor se convierte en deseo, que puede ser entre otros, deseo sexual. Y cuando lo haces con el corazón, sientes el amor en estado puro hacia otra persona.
Sin embargo, la única manera de amar correctamente es la que integra a las tres. Cuando amas auténticamente lo haces tanto a nivel mental, como emocional y visceral, creando un equilibrio perfecto y sano. El amor ni se crea ni se destruye, simplemente es y para serlo ha de ser integral.
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¿ Amas con el corazón, con la cabeza o con el estómago ?
Aunque parezca una cosa de locos o injusto es lo que suele suceder más a menudo de lo que nos podríamos imaginar. Alguien puede al mismo tiempo, desear a una persona sólo con atracción sexual, querer pasar tiempo y compartir vida en pareja con otra persona diferente y admirar intelectualmente a una tercera creando en su cabeza un ideal romántico. En este tipo de situaciones el amor se puede convertir en algo caótico, sin poder distinguir a veces lo que sientes realmente.
Llega un momento en que la confusión se establece y no sabes a quién obedecer, si a tu corazón, o a tu cabeza o a tu tripa. La única manera es encontrando a esa persona que es capaz de alinear a los tres. En el amor no basta sólo con desear, ni es suficiente únicamente admirar, ni por supuesto sólo vale con amar. Mente, corazón y estómago son tres fuerzas que son capaces, si todas tiran en la misma dirección, de crear un amor fuerte y duradero, sobre todo si es mutuo.
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Normalmente nos encontramos con las siguientes situaciones:
- Conocemos a alguien que enciende automáticamente nuestra pasión y sentimos irremediablemente una atracción fuera de toda duda, pero hay algo en nuestra cabeza que nos dice que no nos conviene como pareja.
- O bien, lo contrario, encontramos a alguien especial e ideal como pareja, pero no sentimos deseo ni chispa que encienda pasión alguna. La cabeza dice sí y el estómago dice que no. No hay acuerdo.
- Luego está el caso de cuando nos dejamos arrastrar por la pasión y no le hacemos caso a la mente, es cuando nos enamoramos y literalmente «perdemos la cabeza».
- Pero ninguno de los casos expuestos anteriores es amor. Nos falta la parte principal, el corazón. Y para amar de verdad, primero tenemos que amarnos a nosotros mismos porque sino seremos presa fácil de malas elecciones y que nos enamoremos perdidamente de personas que tarde o temprano nos harán sufrir. Aquí es dónde comienza el mayor de los equívocos: cuando confundimos sentimiento con pensamiento o con deseo.
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Aprendiendo a amar correctamente
Hay que aprender a diferenciar cada situación para luego poder identificarlas y elegir correctamente. La mayoría de los problemas amorosos o desamores ocurren precisamente por no saber hacerlo y enredarlo todo. Y así nos enamoramos de lo que no amamos, deseamos perdidamente y nos cegamos creyendo que es amor, o bien, disfrazamos ciertas necesidades afectivas o intelectuales confundiéndolas con amor, etc.
- Enamorarse es estómago
- Admiración es mente
- Amar es corazón
El estómago no entiende de justicia y ciega el entendimiento, por eso nuestros primeros enamoramientos suelen ser desacertados, ya que hace falta madurez para no sucumbir a esas primeras mariposas que sentimos en el estómago. Pero esta manera en la que amas es errónea porque son las vísceras las que están eligiendo por ti y te dejas arrastrar por la pasión del momento.
Pasos a seguir para identificar cómo amas
1. Cierto es que uno no elige de quién se enamora, pero sí que disponemos del poder de hacer filtro.
Si nuestro concepto de amor verdadero tiene que ver con expresiones del tipo “morir de amor”, éste ya es un indicio inequívoco de que estamos haciendo una mala elección. Plantéate lo siguiente: ¿Quieres estar con alguien por qué sin ella te crees morir, o eliges estar con alguien porque con ella vives una mejor vida? Por esto es importante que la cabeza esté bien amueblada y ejerza de filtro cuando nos enamoramos y no la perdamos para poder así elegir más coherentemente.
Es importante que te interrogues que, antes de dejarte arrastrar por la pasión inicial, recordar qué es lo que andas buscando en el amor, qué es lo que realmente quieres a nivel amoroso, si deseas una pareja para todo la vida, o bien, si eres de los que quieres disfrutar del momento sin crear expectativas. Sea como sea, lo importante es no confundir una cosa con otra y no hacerte el lío. Tener claro qué es lo que quieres encontrar en el amor es el mejor antídoto para evitar que aparezcan en tu vida amores que te hagan sufrir a la larga.
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2. Una vez hecho el primer paso, el siguiente consiste en aprender a mantener el equilibrio y esto es muy importante.
Cuando perdemos el control, nos perdemos por completo, pero si nos mantenemos muy mentales y controladores, nos negamos el disfrutar y no nos damos la oportunidad de sentir. Cualquier extremo es erróneo. La mente ha de establecer el papel de guía, de filtro pero jamás de freno. Disfrutar de una pasión o sentir el amor es un regalo que nos da la vida y es una pena que nos lo neguemos a nosotros mismos. Si llega a nuestra vida, lo primero es dar la oportunidad de recibirlo, y que luego identifiquemos lo que nos palpita, preguntándonos lo siguiente:
- ¿Sentimos admiración?
- ¿Nos late el corazón con frenesí?
- ¿O sólo se trata de atracción y deseo?
Sin embargo, es curioso comprobar cómo en la mayoría de los casos a quién en último lugar se le pregunta es al corazón. No entiende por qué suele quedar desbancado a un lado cuando el estómago y la cabeza toman el mando. Con frecuencia nos olvidamos que la verdadera cordura reside en realidad en el corazón y para conseguir buenas elecciones al primero que debemos atender es a lo que nos dice nuestro corazón, porque él siempre tendrá razón sobre los sentimientos.
3. Los tres estados (cabeza, corazón y estómago) son importantes e indivisibles para conseguir amar y ser amados verdaderamente.
Ninguno es esclavo del otro y los tres se prestan apoyo mutuo de la siguiente manera: La mente establece paciencia cuando el estómago se obceca en un insistente “lo quiero ya”, el corazón calma la mente cuando surgen los miedos y fantasmas, las dudas y la confusión. El estómago, por su parte, enciende la chispa de nuevo cuando el corazón se siente apagado.
Y ahora, ¿ ya sabes la manera en la que amas ?