No son pocas las personas que han experimentado un ataque de pánico. No es un mal que afecte exclusivamente a pacientes con trastornos psiquiátricos sino que puede afectar a gran número de personas (1,5 y 3,5% de la población) y se ha demostrado que es más habitual en la población femenina.
Los ataques de pánico suelen ocurrir en momentos en que una persona se encuentra sumida en algún tipo de situación vital estresante como un divorcio, una mudanza, el nacimiento de un bebé, la muerte de un familiar, etc). El pánico proviene de la angustia y se manifiesta en forma de miedo exagerado y repentino, sin una causa aparente, acompañado de una serie de síntomas físicos que nos puede dejar paralizados.
Hace un par de décadas el trastorno de pánico entraba dentro de una categoría de “trastorno de ansiedad” pero hoy muchos lo consideran un desorden físico relacionado con el metabolismo y aunque se ha demostrado que ciertos desordenes neuroquímicos hereditarios generan ataques de pánico, también siguen siendo frecuentes en personas que transitan algún período amargo de su vida. O no saben manejar adecuadamente sus niveles de estrés.
Síntomas comunes de un ataque de pánico
Dependiendo de cada persona, experimentará uno u otros síntomas, pero en la mayoría de los casos estos empiezan como un ataque cardíaco o una sensación de asfixia (y de que se está sufriendo de una muerte inminente) lo que aumenta la angustia y desencadena toda una serie de síntomas en aumento.
Esta sensación desagradable que es el “ataque de pánico” se puede prolongar hasta diez minutos que, al ser el tiempo relativo, pueden sentirse, para la víctima de este trastorno, como una eternidad. Otros síntomas comunes son:
- Palpitaciones
- Ritmo acelerado del corazón
- Sudor frío
- Manos y piernas temblorosas
- Mareos y escalofríos
- Náuseas
- Sensación de asfixia
- Sensación de que se le ha detenido el corazón o de que va a morir de forma inminente
- Sentirse desconectado del cuerpo o sentirse “despersonalizado”
- Sensación de carecer por completo de control o a volverse loco
- Dolor de vientre o estómago
- Sensación de hormigueo o entumecimiento.
Cómo combatir una ataque de pánico
Lo mejor es evitar y prevenir un ataque de pánico, ya que puede ser una de las experiencias más desagradables de la vida. Así como hay causas fisiológicas para los ataques de pánico, que son tratadas con ansioliticos y recaptadores de la serotonina, hay veces que las crisis de pánico pueden ser generadas por pensamientos y actitudes negativas que lentamente lesionan nuestra seguridad y autoconfianza pudiendo conducirnos a un ataque de pánico.
Las situaciones estresantes deben ser abordadas con serenidad para evitar sumarle a cualquier situación problemática también el hecho, de sufrir una o varias crisis de pánico. Si estamos ante un problema muy complejo que nos obsesiona, es mejor que encontremos un tiempo para “desconectar, evadir, liberar la mente de esa situación que nos obsesiona. Pero nunca de una manera en la que resulte “peor el remedio que la enfermedad”.
En períodos de estrés mucha gente suele beber, fumar y cometer todo tipo de excesos , así como descuidar la alimentación. Evitando esto podemos evadir un ataque de pánico ya que el alcohol (y otras drogas “recreativas” aparte de generar depresión, consumidas en exceso, puede ser activadores de un ataque de pánico.
Hacer deporte, comer alimentos saludables, tener algún pasatiempo , practicar Yoga o Meditación, tener un hobbie, hacer el amor con frecuencia, y en general “disfrutar de la vida” no solo es una manera de equilibrar nuestra química cerebral (a través de la serotonina que libera el deporte) (o la oxitocina del amor), sino es una manera de equilibrar nuestras emociones y de desarrollar un pensamiento creativo que nos permita salir del atolladero (y no caer más hondo en él).
- Cuando ya tienes el ataque de pánico:
Si no seguiste estas recomendaciones anteriores y te ahogaste en un vaso de agua (que es lo que representa gráficamente el ataque de pánico) ten en cuenta que: Un ataque de pánico no dura más de diez minutos. Concéntrate en eso para que no aumentes tu nivel de estrés.
Si ya has sufrido ataques previamente sabes que no estás siendo víctima de un ataque cardíaco (esta vez sí. Sino que un exceso de adrenalina te ha puesto a circular la sangre a toda velocidad.Por lo que debes concentrarte en regular tus funciones físicas (tranquilizar tu respiración inhalando y expirando de forma controlada).
- Detener el bombardeo de pensamientos fatalistas y negativos:
Procura fijar tu mente algo que detenga el flujo de pensamientos negativos como: “Me estoy muriendo” “Voy a yacer en el piso y nadie se va a dar cuenta de que me morí”, etc.
También puedes recitar un mantra, cantar una canción o concentrarte en dejar la mente en blanco para detener el flujo de pensamientos negativos que se superponen unos a otros durante un ataque de pánico.
- Mantener el sentido del humor en los momentos críticos:
Muchos ataques de pánico están emparejados a enfermedades como la depresión, pero sino es así, trata de dejar de tomarte tan en serio a ti mismo(a) y trata de observarte desde “afuera” diciendo en medio de una reunión o en algún momento absurdo: “me estoy ahogando…me va a dar algo….no puedo respirar”.
Así como le pasa a Woody Allen en sus películas, teniendo ataques de pánico constantemente, ya que es una forma muy graciosa de representar el nerviosismo y el exceso de estrés (un poco banal) de personajes que después de todo viven en Nueva York, se la pasan comiendo en restaurantes, yendo al teatro o haciendo el amor, y no es que precisamente estén cruzando la frontera mexicana o acaben desahuciados. Es decir, debemos saber relativizar lo que son problemas reales y no ahogarnos en un vaso de agua.