En nuestra sociedad cada vez se tiene más en cuenta la importancia de ser emocionalmente fuerte y estable para poder enfrentar mejor los acontecimientos negativos de nuestra vida. Cuando esos momentos críticos se presentan, representan una prueba que desafía nuestra fortaleza personal o, por el contrario, nos pueden desestabilizar por completo si resulta que no estamos psicológica ni emocionalmente fuertes.
Es posible que esta capacidad se deba casi exclusivamente a la personalidad y a los genes que posea la persona, pero también se ha descubierto que se puede desarrollar y aprender mediante estrategias de afrontamiento (como por ejemplo saber aprovechar los obstáculos, fracasos o eventos negativos como oportunidades para crecer) así como de diferentes conductas para aprender a controlar el estrés.
¿Acaso no te gustaría tener la capacidad de lidiar con los altibajos de la vida con una mayor entereza y sabiduría? Y es que, desarrollar fuerza mental y emocional no es algo que se pueda hacer de un día para otro. Es un recorrido que se comienza viendo las sorpresas que nos trae la vida como valiosas oportunidades para adquirir poco a poco mayor fortaleza y así cuando las cosas se pongan realmente difíciles, sepamos afrontarlas mejor.
Características principales de alguien emocionalmente fuerte
A continuación enumeramos cuáles son las características que predominan en las personas que son mentalmente fuertes, que además conforman las claves para conseguir una mayor y verdadera felicidad y que alcancemos con éxito más fácilmente nuestras propias metas. La fuerza mental y emocional no es una cualidad innata otorgada a unos pocos, ya que se puede llegar a este estado con un poco de esfuerzo por nuestra parte, aplicando poco a poco los siguientes hábitos a nuestro comportamiento cotidiano.
1. Tienen confianza y seguridad en sí mismos: Aquello que se proponen lo consiguen, porque se creen que son capaces.
2. Saben fluir con los cambios: Tienen muy claro que la vida es una montaña rusa y que nunca se detiene, un día estás arriba y al siguiente, abajo. Son flexibles y saben adaptarse con facilidad a los cambios porque los aceptan sin más y los abrazan porque de lo contrario son capaces de paralizarnos, convirtiéndose en una amenaza.
3. Toman riesgos: Se atreven a salir de su zona de confort a menudo, poniendo a prueba sus propios límites, planteándose siempre nuevos retos.
4. Son creativos y su autoestima es estable: Saben que lograr los objetivos que se proponen, tanto a nivel personal como profesional, no dependen jamás del valor o juicio de las opiniones de los demás.
5. Son valientes y no le temen al fracaso: Saben controlar la emoción del miedo, sin permitir que sea éste el que decida por ellos porque es la causa principal para no dar el siguiente paso, de arrepentirnos antes de tiempo, por miedo a fracasar. Al fracaso lo consideran una parte más del camino porque gracias a los errores es más posible alcanzar el éxito. La clave para el equilibrio radica en la capacidad que tengamos para transformar los fracasos en oportunidades para mejorar como personas.
6. Saben cuándo hay que decir NO: Son personas reflexivas que cuando es necesario dicen que no sin importarles el efecto negativo que esto pueda suponer en los demás. Recientes investigaciones indican que las personas que son incapaces de negarse a nada tienen más probabilidad de experimentar estrés, agotamiento y que empeore su salud.
7. Son independientes emocionalmente: Crear dependencias emocionales con las relaciones y vínculos que establecemos con los demás es algo muy común, sin embargo, las personas que son emocionalmente fuerte tienen claro que para su felicidad jamás dependerá de los demás y por eso no se enganchan sentimentalmente, sabiendo disfrutar de forma sana al compartir en las relaciones.
8. Son tolerantes con las opiniones ajenas y saben escuchar: No tienden a monopolizar la conversación ni tampoco es importante para ellos tener la razón. Se muestran siempre abiertos al diálogo y al debate de ideas.