Hay muchas personas que creen que tener éxito en la vida o conseguir aquello que desean depende de la suerte, mientras que para otras es sinónimo de sacrificio, perseverancia y esfuerzo. Sin embargo, una forma más fácil de obtenerlo es reprogramando el inconsciente.
¿Y cómo se hace esto? Pues se consigue a través del lenguaje, es decir, cuidando lo que decimos, transformando la manera en la que verbalizamos los pensamientos.
Y es que el lenguaje influye enormemente a la hora de cumplir nuestras metas y objetivos personales, así como para encontrarle solución a los problemas. Es como el respirar, ya que lo usamos de forma natural y automática, ya que muchas veces hablamos y respiramos sin tener mucha conciencia de ello.
Cuando ponemos el inconsciente a nuestro servicio, se obra el milagro al aprender un método que consigue alinear lo que decimos con aquello que queremos lograr. El lenguaje es una herramienta maravillosa a la que no solemos prestar la debida atención porque nos sorprendería conocer la gran influencia que ejerce en el rumbo que toman nuestras vidas.
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¿Cómo funciona el inconsciente?
Quizás te haya pasado alguna vez que al final haces justo lo contrario de lo que querías hacer en un principio. Podrías incluso llegar a cruzar los dedos para que algo no suceda, pero acaba pasando. Verbalizar por ejemplo pensamientos del tipo:
“No puedo equivocarme ahora…” y te equivocas.
“No puedo decirle esto a fulanito…” y se te escapa sin querer.
“No me quiero caer, no puede ser…” y te caes.
“No me voy a comer esas galletas…” y te las comes.
Es el inconsciente el culpable de esto. Los expertos indican que casi todas las acciones, comportamientos y decisiones que tomamos están dirigidas por el inconsciente en un 90% de los casos.
Y el inconsciente no es otro que la parte que permanece oculta de nuestro consciente y que se encarga de las funciones fisiológicas de nuestro cuerpo cuando activamos el «piloto automático» (como respirar, la digestión de alimentos, etc) además de interpretar y almacenar la información recogida por nuestros sentidos, organizando y guardando los recuerdos.
Una característica fundamental del inconsciente es que funciona a través de símbolos e imágenes, interpretando el universo lingüistico de forma neutra. Esto significa que para él no existen las cosas dichas en positivo o negativo, sino que procesa directamente «la imagen» de lo expresado. Si por ejemplo alguien te dice: «No pienses en un elefante rosa» ¿qué crees que te vendrá a la mente en ese momento?
Probablemente podríamos resumir todo esto es una simple frase: Sí, somos unos inconscientes de la vida y caminamos por ella sin apenas ser conscientes de ello. Por eso, cuando hacemos y hablamos conscientemente, esto repercute sí o sí en el inconsciente.
“Hasta que no hagas consciente tu subconsciente, éste controlará tu vida y lo llamarás destino”. Carl G. Jung
Aprende a reprogramar el inconsciente cambiando como expresas los pensamientos
El método de usar nuestro lenguaje como herramienta para lograr lo que deseamos no es nuevo, ya que es un práctica habitual entre oradores y políticos, así como en aquellas personas que han cosechado un éxito rotundo en sus proyectos o negocios.
A continuación te contamos cuáles son las tres claves para reprogramar el inconsciente a través del lenguaje y así obtener los objetivos que deseamos conseguir en nuestra vida.
Hablar siempre en positivo:
Lo primero que debemos hacer para empezar a modificar la forma en la que expresamos nuestras necesidades y deseos es eliminando de nuestro vocabulario el “NO” y usar el modo afirmativo. El lenguaje es caprichoso y a veces se nos escapa el profundo efecto que tienen expresiones muy sutiles.
Podemos decir lo mismo expresándolo tanto de forma positiva como negativa, sin embargo, recuerda que el inconsciente recogerá solamente la información sustancial de lo dicho. Por ejemplo, piensa en estas dos frases:
“No soy un mentiroso”.
“Soy una persona que dice la verdad”.
Estamos diciendo lo mismo, pero según el sentido de la expresión que usemos, marcará una gran diferencia.
Transformar la tendencia hacia lo negativo:
Los neuropsicólogos advierten que cuando expresamos o la información que recibimos es en forma negativa, en nuestro cerebro se activan ciertos mecanismos de supervivencia, porque instintivamente es importante para él porque nos está alertando de un «posible peligro».
En otras palabras, nuestro cerebro está, por defecto, diseñado para enfocarse en pensamientos y eventos negativos, debido a nuestra memoria genética, más que hacia lo positivo. Esto lo podemos comprobar en las expresiones cotidianas que solemos hacer acerca de lo que nos gusta y lo que no, enfocándonos más en lo que no. Pero lo revelador es saber qué esta tendencia puede ser modificada a base de esfuerzo y conciencia por nuestra parte.
Lo ideal es pararse por un momento y antes de verbalizar abiertamente lo que no nos gusta, encontrar una manera afirmativa de decir lo mismo, consiguiendo que el punto de enfoque se transforme. Realmente es un detalle mínimo pero que cuesta mucho conseguir porque, como estamos indicando, existe una tendencia natural en el ser humano de inclinar la balanza hacia lo negativo.
De esta manera logramos que, (poco a poco y a medida que nuestra práctica diaria se vaya perfeccionando), nuestra perspectiva y percepción hacia lo que nos rodea y hacia nosotros mismos cambie y en consecuencia que la vida se vuelva más cómoda y fácil de llevar.
Enfocarse en los objetivos que deseamos lograr:
Una vez que ya hemos entendido el proceso para reprogramar el inconsciente a través del lenguaje, el siguiente nivel es aplicarlo en lo que queremos hacer realidad en nuestra vida.
Que por ejemplo quieres bajar esos kilos que tanto te cuesta quitarte de encima, pues en vez de repetirte expresiones del tipo :«No quiero estar así» «No me queda nada bien» «No me siento cómodo con mi cuerpo», cambia todas estas expresiones por otras positivas y rotundas como: «Quiero adelgazar» «Voy a perder peso» «Quiero ser responsable de mi cuerpo y cuidarlo» «Quiero aprender a alimentarme bien».
Repitiendo todos estos pensamientos en modo afirmativo y fijando el objetivo de forma clara y concisa, conseguiremos en un corto período de tiempo notar los cambios que se producen. El éxito siempre dependerá de cada persona, de su constancia e implicación en seguir el método hasta alcanzarlo.
Pero sea como sea, esto se puede convertir en una filosofía de vida porque notaremos que aumentamos considerablemente nuestras posibilidades de éxito en todo aquello que nos propongamos conseguir, logrando así también una mayor felicidad y bienestar.
Al final se trata de que vayamos adquiriendo poco a poco una mayor conciencia de cómo verbalizamos nuestros pensamientos y que sepamos en todo momento lo que decimos y cómo. Así estaremos aprovechando al máximo la ayuda de nuestro inconsciente para conseguir aquello que deseamos, alcanzando nuestras metas y sueños, así como solucionando los obstáculos que se presenten en el camino.