Quizás uno de los mayores miedos que tenemos los seres humanos sea enfrentarnos a la muerte cuando se acerca el momento de irnos definitivamente. Sabemos que la muerte es algo común y natural porque absolutamente todos hemos de morir algún día. Sin embargo, intentamos ignorar esta evidencia la mayoría del tiempo. Y es que resulta curiosa la manera que tenemos para asimilar ciertas lecciones de vida ya que parece que la única forma de aprenderlas, sea a base de golpes de efecto. Y sin duda, la muerte representa un gran mazazo para que nos demos cuenta de qué es lo realmente importante.
En la India existe un hospital dónde acogen a las personas que están en fase terminal. Indistintamente sea su condición social, tanto los ricos como los pobres, pasan sus últimos días en este lugar mientras esperan la muerte con la esperanza de encontrar la paz, antes de dejar este mundo.
Durante más de cuarenta años el administrador de este lugar ha acompañado hasta la muerte a más de doce mil personas, recogiendo las valiosas lecciones de vida más comunes que han compartido los moribundos con él, y que a continuación exponemos, permitiendo que su provechoso legado llegue hasta nosotros para que podamos reflexionar al respecto, antes de que sea demasiado tarde.
Tabla de contenidos
1. Resolver siempre los conflictos que surgen tan pronto como sea posible
Alguien que está a punto de morir no puede irse en paz, sin antes resolver los conflictos pendientes que mantiene con sus seres queridos. Se dan cuenta de todo el tiempo que han malgastado sintiéndose enfadados o distanciados por cuestiones que en el fondo jamás fueron importantes. Necesitan pedir perdón y ser perdonados por esos errores del pasado. Ésta es sin duda una de las mayores lecciones de vida en la que coinciden prácticamente todas las personas antes de morir.
2. En lo simple y sencillo está la verdadera esencia de la vida
Cuando las personas saben que se acerca su final, se dan cuenta de lo inútil que ha resultado acumular bienes materiales a lo largo de su vida, creando siempre una necesidad que nunca era saciada. Llevando una vida más sencilla hubieran encontrado una mayor felicidad, encontrando la satisfacción en las cosas más simples y ordinarias.
3. Estar siempre abierto a recibir o buscar la ayuda de los demás
Una de las equivocaciones comunes es que creemos que haciéndolo todo por nosotros mismos es la manera correcta, sin embargo, esto nos limita. Es importante ayudar a los demás, pero también lo es buscar ayuda cuando la necesitamos. Cada persona en el mundo sabe más acerca de algo en algún aspecto que nosotros mismos. Y este conocimiento que desconocemos nos puede ayudar mucho en momentos puntuales de nuestra vida.
4. Encontrar la belleza en lo cotidiano
Cuando somos muy orgullosos o demasiado críticos con nosotros mismos y todo lo que nos rodea, se hace muy difícil apreciar la belleza que reside en las pequeñas cosas o la virtud en los pequeños gestos de los demás, porque la mente nos mantiene ocupados con preocupaciones que aparentemente son más importantes. Al acercarse la muerte, nos volvemos más vulnerables, echamos abajo por fin todas las corazas y barreras que nos han impedido disfrutar de la vida en el día a día y saber apreciar mejor las cosas buenas y bellas. Lecciones de vida como éstas son las que más se pasan por alto y sin embargo, son de las más valiosas.
5. Aceptar siempre la vida tal como viene
La mayoría de las personas casi nunca son capaces de aceptar las situaciones que van experimentando a lo largo de su vida. Esta constante negación va creando emociones muy dañinas y peligrosas, que van encarcelando a la persona en su prisión personal. Una vez que se acepta una situación concreta es cuando somos libres para poder decidir qué hacer al respecto, sin embargo, elegimos vivir en la negación la mayor parte de nuestra vida, mientras nos vamos convirtiendo en un manojo de nervios, lleno de ansiedad y de miedos.
6. Ser más pacientes para encontrar la verdadera vocación
Muchos son los que se dan cuenta que han desaprovechado su vida haciendo cosas que en realidad no le gustaban. Y es que este aspecto es muy común en nuestra sociedad actual, porque pasamos por alto algo tan importante cómo es encontrar cuáles son nuestros verdaderos dones y talentos. Una manera de saberlo es prestando más atención a aquello que hace que nos palpite el corazón con entusiasmo, aquello que sentimos que nos enriquece y nos da alegría. La importancia de encontrar nuestro verdadero propósito o misión es una de las lecciones de vida más recurrentes de los moribundos y de la que más se arrepienten por no haberse dado cuenta antes.
7. Intentar mantener los lazos afectivos con los demás, a pesar del tiempo y la distancia
Al final de la vida es tal vez cuando se hace más evidente los lazos afectivos que hemos mantenido con los demás. Las relaciones de afecto no se han de romper porque se mantengan ideologías o pensamientos diferentes, sin embargo es razón suficiente para el distanciamiento, haciendo que las personas dejen de comunicarse y que acaben por romper los lazos que les unen. También cuando nos enfocamos en otros intereses y no cuidamos de las amistades por falta de tiempo, perdemos amigos muy valiosos por no haberles brindado el esfuerzo que merecían. Cuando alguien llega a la recta final de su vida es normal echar de menos a todos aquellos a los que se ha querido y que hace tanto tiempo que no ve.
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