La vuelta a la rutina puede ser complicada. Por ello, hay, como se suele decir, que «verlas venir»: prepararse y anticipar los posibles contratiempos. Algo esencial si, además, tenemos pequeños en casa y la vuelta a la rutina y al trabajo se ve acompañada de la vuelta al cole.
Después de la ruptura de la rutina diaria, que se produce inevitablemente durante los meses de verano, la vuelta al cole puede llegar a ser una fuente importante de estrés, tanto para los adultos, como para los niños. Se pueden producir: cambios de horario, de ambiente, de compañeros y de hábitos. Lo cierto es que, como en cualquier cambio, es necesario un período de adaptación. Y es, precisamente, durante este tiempo de transición, cuando tienes que aplicar los siguientes 10 consejos para que tus hijos regresen felices al cole y la vuelta a la rutina sea un poco menos conflictiva.
10 consejos para una vuelta a la rutina y al cole felices
Gracias a estos diez tips de la psicóloga Marta González de la Cámara (Universidad de Navarra), podrás sortear mejor el siempre ajetreado mes de septiembre y ayudar a los más peques de la casa en su particular operación retorno.
- Tener una vuelta al cole progresiva es una de las claves del éxito, según la investigadora de la Facultad de Educación y Psicología. En este sentido, una buena idea a implementar es el cambio de horarios, ya desde unos días antes. Se trata de ir adaptando las horas de acostarse y levantarse, ajustándolas poco a poco. De esta forma evitamos los berrinches por falta de sueño y conseguimos una actitud positiva para el primer día de clase.
- Este cambio debe hacerse con mucho tacto, refiriéndose siempre al nuevo horario de forma positiva y esforzándonos por ver los aspectos atractivos del mismo. De esta forma anticipamos positivamente cómo será la vuelta a la rutina. Parece demasiado simple, pero son precisamente las cosas simples, las que mejor funcionan. Así, si a diario hablamos de forma natural y entusiasta de ese nuevo planning, evitando expresiones negativas sobre el mismo, nuestros hijos, para los que siempre somos su referente y el ejemplo a seguir, también contemplarán con buenos ojos el cambio de rutinas. Por ejemplo, entre que se nos escape el comentario «¡Vaya! ¡Qué mal! ¡De nuevo a madrugar!» y «¡Mira, por madrugar, vamos a tener ahora más tiempo libre por las tardes para empezar las clases de basket!», yo prefería que se me escapase este último.
- Otra forma de contagiar nuestro optimismo y ser un ejemplo motivador para los niños es empezar a recordar buenos momentos de nuestro trabajo, previos a las vacaciones, comentarlos con ellos y pedirles que nos recuerden aquel día del curso pasado en el que en clase le pusieron buena nota o hizo un nuevo amigo. Consiguiendo ser un ejemplo motivador para los niños podemos lograr milagros.
- En muchas ocasiones, simplemente, la vuelta al cole supone un estrés porque no se han hecho los famosos deberes de verano. Así, asegurarnos de que los hacen, puede ahorrarnos más de una pataleta. Lo ideal sería haberlos hecho durante el verano, pues dejarlos para el último momento y hacerlos con prisas, agobiaría más al menor.
- Otro valioso truco es aumentar el nivel de exigencia poco a poco. Este consejo vale tanto para padres como para profesores. Hay que solicitar al niño que vaya incorporándose a la rutina y haga sus tareas de forma eficaz poco a poco. Es decir, no es aconsejable, salvo que ellos mismos quieran, pedirles que desde el primer día hagan sus 2 horas de estudio, completas, por las tardes. Podemos comenzar por pedirle una hora de estudio y poco a poco, durante el primer mes, aumentarla hasta las necesarias.
- Respecto al material, tenerlo todo preparado nos ahorrará más de un susto innecesario y contribuirá a que nos podamos organizar mejor. No hay que comprarlo en el último momento, pues para el niño, acudir a clase sin el libro y perdiendo parte de la lección, puede suponer un estrés y un trabajo que deba recuperar luego, trastocándose su rutina.
- Así mismo, ir a recoger a los pequeños con puntualidad es determinante. Especialmente con aquellos para los que es su primera vez en la guardería o el colegio, o los que se han tenido que trasladar a un centro nuevo. Es posible que sienta angustia, pues es una situación nueva y puede no tener claro cuando irán sus padres a buscarle, siendo la puntualidad y el hecho de ver tu rostro nada más salir, lo que le calmará.
- Dedicar unas horas con los niños a ver los contenidos de los libros de texto, anticipándoles los temas que trabajarán durante el nuevo curso, también contribuirá a disminuir su angustia y a una mejor vuelta a la rutina. Esto es muy importante, especialmente si tenemos en casa niños que son muy exigentes consigo mismos a nivel académico. Las posibles dudas de sí serán o no capaces de superar el nuevo curso, como habitualmente se preguntan los mejores estudiantes, se verán reducidas, al poder ellos mismos comprobar qué van a tener que estudiar, calmándose su ansiedad.
- Si se ha producido un traslado de colegio, lo mejor sería acercarnos un día, de paseo, por la zona y como quien no quiere la cosa, caminar frente al nuevo centro, aunque esté cerrado y enseñárselo al niño. Se trata de evitar que todo, absolutamente todo, sea nuevo el primer día.
- Por último, desde el primer día, debemos procurar que vean que mantenemos una buena relación con sus profesores. En este sentido, saludar al profesor el primer día y hacer comentarios del tipo «no dude en contactar conmigo» o «mañana le preguntaré cómo le ha ido el primer día», asegurándonos de que nuestros hijos lo escuchan, le demostrará que ustedes dos, madre y maestra son un equipo que trabaja en complicidad por su educación y bienestar. Se sentirá protegido y seguro.
Entonces, ¿estás lista para la vuelta a la rutina? Cuéntanos cómo ha sido tu experiencia y si estos consejos te han resultado útiles.