Hemos leído en numerosos artículos y manuales de Autoayuda que preocuparse es una actitud negativa y ocuparse es una actitud positiva. Esto muy a grosso modo es verdad, pero la verdad suele tener matices y no ser grosera, aunque frecuentemente suele ser acusada de tal.
En realidad, como demostraremos en este artículo, ni es tan bueno ocuparse demasiado ni es tan malo preocuparse de vez en cuando.
Ocupado no proviene de muy activo, proviene de algo que ocupa todo un espacio. Pero cuando se habla de alguien ocupado en realidad se habla de alguien cuyo tiempo está totalmente cubierto.
Y esto no necesariamente tiene que ser en actividades enriquecedoras. Alguien puede estar muy ocupado en frivolidades o asuntos de poco interés, o también puede estar ocupado en hacerse rico o en ganar las elecciones.
Claro, la propuesta cuando se habla de ocupación es que la gente se “ocupe” de cosas importantes. Uno de las acepciones del término ocupado indica a alguien que goza de un mayorazgo o algún tipo de dignidad.
Uno no tiene por qué ocuparse de cosas materiales solamente. Se puede ocupar de su salud (haciendo deporte) de su familia (dedicándoles tiempo) o de su pareja (dedicándole atención).
Tabla de contenidos
Preocuparse es ocuparse antes de tiempo
Pre-ocuparse es como su etimología lo indica “ocuparse antes de tiempo” . Claro, que si nos estamos “ocupando” de construir una casa , estamos pre-ocupándonos de “vivir en ella”. Si nos estamos “ocupando” de prestar atención a las tareas de nuestros hijos estamos “pre-ocupándonos” por los resultados de su educación, si nos ocupamos de hacer feliz a nuestra pareja, nos estamos “pre-ocupando” de su bienestar.
Así que una de las acepciones de preocuparse es prevenir una futura ocupación y otra tiene que ver con actuar para prevenir un daño.
La cara fea de la preocupación
Pero preocuparse tiene una acepción que es a la que se refieren los antes referidos artículos de Autoayuda, y es la de la actividad estéril y carente de sentido de “ocuparse” de cosas que no existen, no han ocurrido todavía y pudiesen perfectamente no ocurrir nunca.
La preocupación implica un temor a veces gratuito, por situaciones, sucesos, personas, etc que en vez de empujarnos a la acción nos dejan paralizados. Preocuparse es una manera de perder el tiempo, es decir, de estar ocioso, sin aportar ni soluciones ni tomar medidas para revertir la situación que nos preocupa.
La preocupación incluso traspasa el ámbito de la pura inutilidad (no sirve para nada) y llega a resultar nociva.
Un exceso de preocupación puede:
- Hacernos incapaces de pensar con claridad para decidir que acción tomar.
- Dañar nuestro sistema cardíaco y bajar nuestras defensas.
- Hacernos personas inseguras y poco decididas ya que no las pasamos preocupados por todo.
- Provocarnos ataques de ansiedad, de ira y de impotencia.
- Convertirnos en personas tóxicas, ya que a los “preocupados” no les gusta preocuparse solos y se convierten en pájaros de mal agüero siempre prestos a vaticinar todo tipo de catástrofes.
La ocupación es un acto creativo
Ocupación quiere decir centrar la atención en algo para conseguir un fin. Es conquistar y llenar un territorio, es ocupar una casa. El ocupado no se deja aplastar por las cosas como el preocupado, sino que emprende las acciones necesarias para conseguir sus fines.
La ocupación es atención y trabajo. El mago del Tarot está ocupado. Y El siete de copas y el ocho de copas. El Emperador y la Emperatriz ocupan sus tronos. El Hierofante se ocupa del espíritu y la Sacerdotisa de las cosas secretas.
La ocupación tiene una meta y se dirige incansable hacia ella. La Fuerza (Arcano VIII) está ocupada controlando al León y la Templanza (XIV) está ocupada trasladando el agua de una copa a la otra.
Podemos ocuparnos del amor, de la belleza, del placer. Ocuparse también es centrar la atención en cualquier asunto que requiera nuestra atención. Ocuparse es volcarse en las cosas que nos importan.
No debemos confundir ocuparnos con evadirnos a través del trabajo o cualquier otra actividad del mundo que nos rodea, porque eso sería otra cosa: No “ocupar” nuestro lugar en el mundo.