Todos buscamos la felicidad. La felicidad es el paraíso, el Nirvana, el fin de todas las búsquedas, el amor perfecto. Todo el día aparecen teorías y propuestas de caminos infalibles a la felicidad, pero aparecen todos los días, porque en realidad parece que, de averiguarlo, se trata todo el sentido de la vida. Eso sí, cuando no somos felices, lo sabemos perfectamente. Y en eso tiene mucho que ver el hecho de no aceptarnos tal como somos.
Normalmente también (y esto es lo peor) nos las arreglamos para que los demás lo sepan, y de ser posible y en casos más patológicos, sientan en carne propia nuestra propia infelicidad. Una persona feliz, regala felicidad. Y los «Infelices» regalan lo que tienen para dar. De ahí, que sea tan despectivo ese término.
Esto pareciera llevarnos a la conclusión de que lograr ser feliz sea no solamente una necesidad nuestra, sino un acto de justicia y amor con todos los que nos rodean también. Y en eso sí están de acuerdo todas las religiones, terapias y filosofías que finalmente lo que buscan es el camino y el sentido de la felicidad: es imposible llegar a ella sino nos amamos y nos aceptamos primero a nosotros mismos.
Qué es la autoaceptación
Los cristianos afirman que la base de todo su pensamiento consiste en la frase de Cristo «ama a tu prójimo como a ti mismo». Hay otras filosofías que nos dicen «Libérate de tu ego».
Una de las caras del maltrato psicológico y emocional consiste en la crítica destructiva hacia los demás. Aceptarnos a nosotros mismos quiere decir tratarnos a nosotros mismos, a lo que somos, con amor y respeto. Es tratar de ser conscientes de las formas «inconscientes» como nos maltratamos, nos disminuimos y nos limitamos a nosotros mismos a través de nuestros pensamientos y de determinadas actitudes .
Aceptarnos a nosotros mismos no consiste en decir:«Yo soy así y qué le voy a hacer», si por ejemplo tenemos un problema de alcoholismo. O si nuestra pareja nos reclama, porque somos muy posesiv@s.
El problema es que si nosotros no somos capaces de amarnos tal y como somos con nuestras cualidades y defectos, sino somos capaces de reconocerlos para trabajarlos y mejorarlos los que se puedan mejorar y para terminar de asumir cuales son nuestros puntos débiles , es decir, esas partes de nuestra personalidad que no van a cambiar por mucho que nadie lo intente y que probablemente si somos sincer@s con nosotros mism@s, es que en realidad nos gustan y no queremos cambiarlas.
Pero de eso solamente estaremos seguros y conscientes practicando la autoaceptación. Autoaceptarnos es buscar el equilibrio dentro de nosotros mismos, ser sinceros con nosotros mismos, no mentirnos a nosotros mismos.
Lo que implica aceptarnos tal como somos
Imagina que en tu diálogo interno tú eres esa vocecita que está dentro de ti y que, a veces, llamas consciencia. Esa que cuando está de buen humor te dice:«¡Tú puedes hacerlo!, pero que cuando está de malas te dice:
«Pero ¿porqué creías tú que eso era para ti? ¡era evidente que lo ibas a hacer mal y todo iba a resultar como resultó, un desastre! ¡Por eso te pasa lo que te pasa!»
Si estamos atentos podremos descubrir si dentro de nosotros tenemos una voz que a veces es excesivamente crítica con nosotros e incluso nos maltrata. No se trata de ser autocomplaciente.
Todo es un equilibrio, porque si esa voz a veces no nos hablara de forma un poco dura podríamos irnos al otro extremo y convertirnos en una de esas personas que, no solamente se aceptan demasiado a sí mismas, sino que tienen una especie de romance consigo mismos, que los hace muy egoístas y los vuelve en lo que se conoce como «Perversos Narcisistas», que son por ejemplo, los que maltratan a su pareja, pero como se autoaceptan tanto se dicen a sí mismos: «A mí me duele más que a ti hacer esto». Son esas personas tóxicas que siempre se están quejando porque no se aceptan a sí mismos y por supuesto y, mucho menos, a los que tienen al lado.
Es necesario mantener un equilibrio interno. Pero lo bueno de usar la metáfora del amigo interior es que sabremos si tenemos un buen nivel de autoaceptación, si nos estimulamos a crecer y a superar retos y no nos hundimos en lo que no podemos resolver.
Es muy sencillo: A alguien a quien amamos no lo queremos ver mal, ni lo queremos ver sufrir. Queremos ayudarlo y protegerlo y permitirle que crezca. Si nos permitimos a nosotros mismos tener actitudes y pensamientos que solamente nos limitan, nos destruyen , nos hacen sentir poca cosa , quiere decir que nos estamos auto-maltratando y que no nos estamos aceptando a nosotros mismos.
Si no somos capaces de reconocer nuestros errores, cuando nos equivocamos (y tenemos que saber que todos absolutamente nos equivocamos más veces al día de las que acertamos) y que no es tan grave y tampoco pasa nada si tenemos la opción de enmendar cualquier error que hayamos cometido, podremos tener una relación sana con nosotros mismos, un equilibrio interno, que es el inmenso poder que tiene aceptarnos tal y como somos.
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