Desde fuera es fácil reconocer la amargura: envidia, resentimiento, frustración o incluso ira están detrás de ella. Son las “máscaras” con las que se muestra ese sentimiento.
¿Sientes amargura? ¿Tienes esa sensación? Presta atención a este artículo. Trabajar en ello te permitirá crecer y avanzar.
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Mira hacia adentro para superar la amargura
Si sabes que sientes amargura has dado el primer gran paso. Parece una tontería, pero es clave.
Ahora bien, lo más importante empieza ahora. En este momento debes pensar en ti y en nadie más:
- ¿Qué te hace tener esa amargura?
- ¿Hay una situación específica o una persona que te esté afectando?
- ¿Podría haber algo en tu vida que necesite un cambio?
En ocasiones, las personas que viven con amargura están más pendientes de otros que de ellos mismos. Lo hacen para evitar mirarse a sí mismos. No pueden. Se resisten a profundizar en sus sentimientos.
Otras personas simplemente estar inmersas en un proceso de profunda pena. No critican, pero viven en un bucle de tristeza o resentimiento.
Sea cual sea el caso, debes reflexionar a fondo sobre ello. Mira hacia adentro. Pasa más tiempo contigo mismo, en soledad, hasta comprender tus emociones en profundidad.
Avanza, no te quedes ahí
Si eres de los que siente amargura porque “todo está mal” a tu alrededor, además de mirar en ti tendrás que tomar acción para dejar de lado esa amargura constante. ¿Cambiar de trabajo? ¿Mejorar tus relaciones personales? ¿Buscar nuevas aficiones? Piénsalo, puede que necesites algo así.
Los que viven resentidos tienen la llave en ellos mismos. Puede que necesites hablar claramente con alguien. ¿Te has callado algo? Reflexiona sobre ello.
Si simplemente estás amargado por pura desmotivación, piensa en las cosas que te hacen feliz y por las que de verdad vale la pena vivir. Probablemente no sea el dinero ni el trabajo. En los pequeños detalles suele vivir el antídoto de la amargura.
Rodéate de personas positivas
Esto es muy importante. A menudo las personas que conviven con sentimientos de amargura se rodean de gente negativa.
Es momento de decirles adiós. ¿Difícil? Sí, pero no podrás salir de ese bucle de infelicidad si pasas gran parte del día con un círculo que refuerce ese sentimiento de amargura.
- ¿Es un amigo o grupo de amigos? No te conviene, acéptalo.
- ¿Es tu pareja? Quizá te toque dar el paso.
- ¿Es tu familia? Aquí lo tienes más difícil, pero puedes trabajar para intentar crear un ambiente más optimista.
El ambiente que te rodea tiene un gran impacto en tu estado de ánimo.
Si vives en un entorno de personas negativas o tóxicas, es muy probable que tu amargura empeore.
Haz lo contrario, busca a personas positivas, empáticas y que te apoyen. No pienses que a tu edad eso es imposible porque hasta los abuelitos de 90 años crean nuevas amistades a diario. Es posible si quieres que sea posible.
Cuídate por dentro y por fuera
A menudo, la amargura refleja una falta de cuidado en la persona que la padece. Como solemos decir: se dejan o abandonan.
Debes cuidarte física y emocionalmente, es básico para que empieces a encontrarte mejor. Dedica tiempo a actividades de valor:
- Haz más ejercicio.
- Cuida tu alimentación.
- Practica la lectura.
También puedes hacer otras actividades para relajar la menta como el yoga o la meditación.
Da las gracias para dejar atrás la amargura
Agradecer lo que tienes en lugar de enfocarte en lo que te falta (o en lo que hacen otros) es una excelente manera de combatir la amargura.
Tip: puedes empezar un diario de gratitud donde anotes todas las cosas por las que estás agradecido cada día. Te sorprenderá cómo este simple ejercicio puede cambiar tu perspectiva y llenarte de energía positiva.
El proceso no es fácil ni rápido. Superar la amargura requiere esfuerzo, reflexión y cambios en tu vida. Aplicando estos cinco consejos estarás un poco más cerca de conseguirlo. Ábrete paso hacia una vida más feliz y plena. ¡Lo mereces!