¿A qué saben las nubes? ¿A qué huele la música? ¿A qué suenan los colores? ¿Sabías que aunque estas preguntas parecen que sólo pueden tener un único sentido poético, porque la mayoría de nosotros no podemos darles una respuesta lógica, existen personas que sí pueden hacerlo?
Pues sí, resulta que estas personas tienen desarrollada una cualidad muy especial que les permite una comunicación sorprendente entre sus cinco sentidos, que facilita la unión o mezcla de sensaciones diferentes, y que recibe el nombre de Sinestesia. Representan una minoría de la población pero recientes estudios revelan que cada vez hay más personas con esta capacidad desarrollada.
En realidad, la ciencia dice que todos nacemos con sinestesia, al igual que lo hacemos con otras cualidades especiales como la telepatía o la clarividencia, pero que, aunque sean todas comunes e inherentes al ser humano, la evolución de nuestra genética ha preferido prescindir de ellas y por eso al crecer suelen permanecer dormidas en nuestro interior e inconscientemente son bloqueadas.
¿Pero en qué consiste la Sinestesia?
La Sinestesia se entiende como un defecto en la percepción sensorial porque pensamos que nuestros sentidos se sienten de manera independiente y por separado, sin embargo existe una conexión entre ellos y se ha demostrado científicamente cómo por ejemplo se potencian ciertos sabores en nuestra boca según la música que estemos escuchando en ese mismo momento.
Lo cierto es que se han llegado a registrar más de sesenta modalidades diferentes o experiencias como la que acabamos de mencionar, que sirven como ejemplo para describir en qué consiste la Sinestesia.
Las personas sinestesicas son capaces de cosas tan extraordinarias como oler los colores, ver los sonidos o saborear el mundo de las formas, pero de forma totalmente literal y no metafórica. Pueden apreciar el mundo de otra manera, más sorprendente que el resto de los mortales qué duda cabe, y también nos recuerdan que es posible sentir las experiencias desde un contexto mucho más amplio, con todos los sentidos, nunca mejor dicho.
Sin embargo, las personas que poseen estas capacidades desarrolladas tienden a ocultarlas porque suelen provocar cierto rechazo general, y quizás también debido a un miedo irracional de ser excluidos de forma sistemática por la sociedad (ya que representan una minoría) o de que sean considerados como “bichos raros”.
Lo cierto es que la sociedad tiende a hacerlo porque todo aquello que se escapa a nuestro entendimiento (con frecuencia algo reducido de miras, para ser sinceros) solemos tacharlo de inapropiado o simplemente porque lo desconocido produce en nosotros un efecto contradictorio de miedo o rechazo.
Cómo se entiende la Sinestesia a nivel científico
La Sinestesia empezó a interesar al mundo científico a finales del siglo XIX y principios del XX, debido a los avances y descubrimientos sobre neurología que se desarrollaron durante esa época, y dónde también todo lo relacionado con fenómenos psíquicos o extrasensoriales, como la hipnosis, la clarividencia y el psicoanálisis, abrían nuevos paradigmas a la ciencia para ser investigados.
El cerebro de una persona “normal” se encarga de distribuir en zonas diferenciadas de la corteza cerebral los estímulos recibidos por cada sentido, así por ejemplo, los sonidos son registrados en el lóbulo temporal, mientras que las imágenes lo hacen en el occipital.
Las personas sinestesicas no comprenden un mundo (y es que incluso podrá parecerles algo aburrido) dónde son percibidos por separado los estímulos que producen las imágenes que vemos, los sonidos que escuchamos, los olores, sabores o aquello que tocamos. En su caso, el cerebro los mezcla, obteniendo una misma respuesta en la corteza cerebral, independientemente del estímulo sensorial recibido.
Es digno pensar que los artistas bien podrían tener esta capacidad algo más desarrollada que una persona más racional, y por eso son «capaces» de transmitir con su arte o poesía el mundo de los sentidos. Y es que la ciencia pronto le dio la espalda y prefirió arrinconar a la Sinestesia como una mera fantasía fruto de un exceso de imaginación, cayendo en el olvido por décadas.
Pero gracias a los avances tecnológicos, actualmente podemos constatar de qué manera tan diferente se comportan los cerebros de las personas sinestesicas y así se le ha vuelto a dar la importancia que se merece a la Sinestesia en campos como la neurociencia, la genética o la psicología.