Aunque puede definirse de muchas formas distintas, se puede denominar al aura como el campo de energía que rodea a toda materia. Por lo tanto, donde hay una estructura atómica hay un aura que le corresponde, es decir, un campo energético que lo rodea. Cada átomo de cada sustancia consta de electrones y protones en continuo movimiento.
Estos electrones y protones son vibraciones de energía magnética y eléctrica. Los átomos de la materia viviente son más activos y vibrantes que los de la materia inanimada. De modo que los campos energéticos de los árboles y de las plantas, de los animales y de las personas, son más fácilmente detectados y percibidos.
El aura humana es el campo de energía que rodea al cuerpo físico, y se caracteriza por ser tridimensional. En una persona sana, es elíptica, vale decir que describe alrededor del cuerpo la forma de un huevo. En el individuo promedio, puede tener entre 45 centímetros y varios metros. Se dice que el aura de los santos tiene una extensión muy superior, que puede alcanzar, incluso, varios kilómetros
Cada vez que tenemos una reacción emocional fuerte, se produce un cambio en nuestra aura. Esa reacción puede afectar el color, o la forma, o cualquiera de los variados aspectos de la misma. Lo mismo sucede con las respuestas mentales o espirituales. Todas las actividades en que estamos involucrados se reflejan, de una manera u otra, en nuestra aura. El control de nuestro entorno comienza con el control de nuestra energía, de modo que el fortalecimiento del aura permite mejorar varios aspectos de nuestra existencia.
Motivos por los que puede debilitarse el aura
- Alimentarse mal, con un dieta pobre en frutas y verduras. Lo que comemos es energía también.
- Falta de ejercicio. La inactividad del cuerpo hace que la energía se estanque y el aura se debilita.
- Excesiva contaminación en el ambiente. Si se vive en las grandes ciudades con mucha polución, por ejemplo, se ve afectada y merma en tamaño.
- Descansar poco y mal. Necesitamos regenerar cada día nuestra energía y lo hacemos durante la noche mientras dormimos.
- El estrés, la ansiedad y las emociones negativas en general consumen mucha de nuestra energía.
- Consumo de drogas, alcohol, tabaco, tener vicios nocivos en general.