Esta debe ser una de las preguntas que más se ha hecho el ser humano a lo largo de su historia. Si entendemos el amor como la energía que mantienen unido al mundo, el amor divino por supuesto, entonces sabemos que es eterno. Pero si nos preguntamos por el amor romántico o el amor de pareja que, irónicamente, a pesar de estar más a mano para la mayoría de nosotros que el amor universal, entendemos muchísimo menos, ahí la pregunta se vuelve complicada y casi nadie tiene una respuesta definitiva de si es posible que dure para siempre o no.
El amor para siempre como utopía
Todas las comedias de amor terminan con una pareja que se casa y «viven felices para siempre». Los dramas en cambio, nos hablan de amores imposibles, que por mucho que lo intentan nunca logran consumar su pasión. Casi nunca vemos como fue ese «felices para siempre» y tampoco podemos imaginar a Cenicienta harta de las infidelidades del príncipe veinte años después, o a Pretty Woman aburrida de que su «príncipe-azul-millonario» se dedique a trabajar noche y día, obligándola a pedir el divorcio.
Sin embargo, todos conocemos parejas felices, ancianos hermosos y sonrientes que se tratan con delicadeza y dulzura como el primer día. Claro, no es el pan nuestro de cada día. Es más común leer el periódico y enterarse que una sexagenaria pidió una orden de alejamiento porque no aguantaba más los golpes de su marido. ¡Y tenía cuarenta años casada!.
♥ Toma nota: ¿Antes solas que mal acompañadas?
El amor es una emoción y es también un valor. Como emoción es una de las más complejas que existen, y sobretodo «el amor romántico» lleno de mitos y de influencias culturales y por eso mismo más devastador.
Cualquiera que se haya enamorado apasionadamente sabe que el amor es un sentimiento escurridizo, que fluctúa, que cambia, como la luna. Un amante puede llegar a experimentar dentro de su «amor» la más amplia gama de sentimientos: apego, celos, deseo, dolor, angustia, ensoñación, ebriedad. obsesión, ternura, fraternidad, compasión. Y, como vemos, unos pueden ser el extremo opuesto de los otros. Si esto no fuera así, no existirían tantos libros, películas y obras relacionadas con el amor, ya que el amor romántico y lo que la gente considera que es amor tiene tantos matices y es casi tan variado como las personas que habitan en el mundo.
Hasta que no llegamos a la madurez, que es como el Shangri-la o el «cielo» de nuestra emotividad, muchos de nosotros habremos pasado por relaciones en las que después de estar meses o años pasando por ternura-apego-decepción-idolatría-deseo-fraternidad-desilusión-celos etc, sucesiva y velozmente en relaciones «amorosas», terminemos preguntándonos, aún años después de que aquello hubiese sucedido, si eso era «amor» y si ya descubrimos que no lo era, preguntándonos cómo fue posible que lo confundiéramos con amor.
♥ Toma nota: Lo que diferencia a la pasión del amor
¿Pero dura o no dura para siempre el amor?
Estudios biológicos y químicos sostienen que «el enamoramiento», es decir, ese proceso que nos llena el cuerpo de hormonas y ocasiona un impacto neuroquímico en nuestro cerebro (que nos hace embobarnos ante el objeto de nuestra abrupta y repentina obsesión) dura aproximadamente alrededor de dos a dos años y medio.
Aunque debido a los numerosos estudios que se realizan cada año, los desacuerdos surgen a cada rato, unos lo ubican de tres a nueve meses, mientras que estudios recientes de la Universidad de Stanford en parejas con más de veinte años de matrimonio encontraron que, aunque no liberaban la misma carga de oxitocina y dopamina que liberan las parejas que recién empiezan, sus cerebros se comportan de forma idéntica a las parejas recién enamoradas.
Por lo que el amor y su duración o las causas por las que dura sigue siendo uno de los mayores misterios, no solamente de la filosofía, sino también de la ciencia.
Sin embargo, científicos como John y Julie Gottman de la Universidad de Washington desarrollan estudios en dónde sostienen que hay cualidades que pueden garantizar el éxito de una pareja, como son la práctica consciente de la bondad y la generosidad en la relación, mientras que filósofos como Ortega y Gasset sostenían que el amor era «un exceso de atención» por lo que como demuestran la mayoría de los testimonios de matrimonios longevos y felices, tener un detalle con la pareja, ocuparse de sus necesidades, ser respetuoso con su espacio o estimular su crecimiento personal, es decir, practicar la «inteligencia emocional» son, no solamente los secretos para que el amor perdure, sino para relacionarnos en todos los ámbitos de nuestra vida.
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