Eres único. Como tú no hay nadie más en el mundo. Ese es tu don y tu desgracia a la vez. Lo sepas o no, tienes la capacidad de hacer cosas que nadie más puede, pero también estarás solo cuando más lo necesites.
Nadie podrá entenderte tanto como lo haces tú mismo. Esa “soledad” será tu fuerza para seguir adelante. Esto es lo que debes tener siempre presente.
Tabla de contenidos
Como tú no hay dos, ese es tu don
Eres fuerte porque no tienes igual, pero debes cuidarte. Tu mejor virtud es que eres así. Aprovéchala para brillar, para ser feliz, y para hacer del mundo un lugar mejor.
Cuando te sientas solo, recuerda que en cierta manera eso sucede porque eres especial. Y esa es la razón por la que debes seguir adelante.
Eres único, todos lo somos, el mundo necesita lo que tú tienes para ofrecer. Créetelo. Ese es tu verdadero poder. Lucha por ti cuando tengas momentos de bajón.
Para lo malo, solo estarás tú
Como tú no hay más. Eso es muy bueno, pero también hay una parte negativa. Por mucho que lo intenten, nadie te conocerá tanto como tú mismo. Eres peculiar. Único. Diferente. Y eso, a veces, causa problemas.
- Problemas de entendimiento, de sentirte incomprendido, de no saber expresar lo que tu corazón siente.
- Problemas de frustración, por no llegar a esa persona como te gustaría.
- Problemas de no alcanzar lo que deseas.
Si tienes un problema, la única persona que puede resolverlo eres tú. Nadie más podrá hacerlo por ti. Podrás pedir ayuda profesional (o familiar), pero en el fondo solo tú podrás salir del bache.
Evita compararte
Es fácil dejarse llevar por la comparación con los demás.Vemos el aspecto de otras personas, las cosas que tienen o lo que pueden hacer, y empezamos a sentir que no estamos a la altura. Por eso es tan importante recordar que nadie es como tú.
Eres diferente. Con tus habilidades, talentos y capacidades. También con tus defectos. Compararte constantemente con los demás es la forma más segura de hacerte infeliz.
Al fin y al cabo, siempre habrá alguien que sea mejor que tú en algo. Siempre. Eso es inevitable. Está bien que tengas la ambición de mejorar, pero siempre teniendo presente quién eres y cómo eres.
En lugar de compararte con los demás, céntrate en tu propio camino y en tu don personal. Establece tus propios objetivos y trabaja para alcanzarlos. Solo así podrás estar realmente satisfecho.
Recuerda: como tú no hay nadie. Para lo bueno y para lo malo. Es algo que debes recordar tanto en los momentos felices como en las fases de bajón. Quiérete más y conócete mejor. Avanza.