Hay momentos en nuestra vida en los que podemos hacer cosas que los demás quieren que hagamos. En cierta manera contra nuestra voluntad, solo por agradar.
Podemos sentir que es lo correcto o que es lo que se espera de nosotros, pero en última instancia, este tipo de comportamiento suele ser muy perjudicial.
Este comportamiento puede impedirnos vivir una vida plena y ser fieles a nosotros mismos. A corto plazo generará cierto bienestar, pero a medio y largo plazo hará que se instaure una sensación de vacío.
Tabla de contenidos
¿Buscas agradar a los demás?
Cuando vives para complacer a los demás, estás anteponiendo constantemente las necesidades y deseos de los demás a los tuyos propios.
Haces cosas que no te gustan o en las que no crees. Con frecuencia, dejarás de lado tu propia felicidad y bienestar para hacer feliz a otra persona.
Esto es extremadamente agotador y frustrante. Provoca resentimiento y una sensación de estar atrapado. Es como entrar en un bucle infinito sin aparente salida.
¿Cómo dejar de agradar a otros y centrarte en ti?
- Aprende a decir no cuando lo necesites. Esto puede ser difícil, pero es importante recordar que tienes derecho a decir que no. A muchas personas les cuesta.
No le debes nada a nadie. Tienes que ponerte a ti en primer lugar. No tengas miedo a decepcionar o hacer enfadar a otros. Lo superarán.
Y no, no se trata de egoísmo. Entre el egoísmo y el agradar constantemente a otros hay un término medio.
- Identifica tus sentimientos. A menudo, intentamos complacer a los demás porque no sabemos comunicar nuestras propias necesidades.
Sé asertivo a la hora de comunicarte con los demás. Esto te ayudará a sentirte más realizado y evitará que sacrifiques constantemente tu propia felicidad.
- Establece límites y cúmplelos. También es necesario establecer límites con las personas que te rodean.
No tengas miedo de decir aquello que no te gusta o de defenderte. El objetivo pasa por recuperar el control sobre tu vida.
- Dedícate tiempo. Es esencial que te dediques tiempo, aunque solo sea unos minutos al día.
Haz cosas que te hagan feliz y te relajen. Esto te ayudará a recargarte y a ser más paciente contigo y con otros. Cuando más tiempo pases a solas, comprendiendo a fondo tus necesidades, más fácil te resultará anteponer tus intereses.
¿Te sigue costando abandonar este hábito?
Puede que en algún momento tengas la sensación de «estar recayendo» o volviendo a lo mismo de antes. Suele ocurrir porque, en realidad, agradar a los demás es más cómodo y sencillo. La mente te llevará a eso.
Piensa que el objetivo primero y último pasa por ser fiel a ti mismo. Fingir ser alguien que no eres solo te causará dolor.
Si eso tampoco te funciona, puedes aplicar una máxima de la Antigua Roma: “Memento Mori” o “recuerda que morirás”. No se trata de ser agorero, tan solo de valorarte más tú y también tu tiempo. Piensa que el día de mañana, de nada valdrá agradar a otros.
Vivir para complacer a los demás es un problema común que tiene solución. Identifica tus sentimientos y necesidades. Establece límites. Dedícate tiempo a ti mismo. Así podrás empezar a liberarte poco a poco de este bucle. No será fácil, pero sin duda merecerá la pena.