Los japoneses, siempre tan sabios y creativos, crearon en el siglo XVI el método Kintsukuroi, un arte y una técnica consistente en reparar objetos de cerámica con un barniz de resina alimentado con polvo de oro, plata y platino, como forma de darle un nuevo valor y una nueva vida al objeto.
En qué consiste el Método Kintsukuroi
El Kintsukuroi o carpintería de oro puede resultar chocante en occidente, donde nos parece que un objeto reparado solamente se ve bien si logramos ocultar sus cicatrices, y esto es muy difícil con objetos delicados de cerámica, cristal u otros materiales nobles y frágiles.
Sin embargo, para la cultura japonesa esta muestra de las heridas del objeto narra su vida y contiene una historia, lo que dota a la pieza de un valor superior a una pieza virgen o que nunca se ha roto y ha sido reparada por este método. Al ser unidos los objetos rotos con una laca espolvoreada de oro, las cicatrices orgullosamente exhibidas del objeto le añaden un valor estético y material, de un peso histórico del que carecía antes de la fractura.
Todo este arte conlleva tras de sí una filosofía que sugiere que en nuestras relaciones y en nuestra vida, lo importante es nuestra resilencia, que no es más que la capacidad de sobreponernos a la adversidad; saliendo, además, fortalecidos de la misma.
Así mismo, esta filosofía aplicada a la vida nos enseña que muchas veces debemos mostrar nuestras cicatrices con orgullo, pues ellas lo que narran es el triunfo de nuestra fuerza y de nuestra capacidad para reponernos de la adversidad.
Por otra parte, cuando se repara un objeto usando con esta técnica se vuelve único, ya que aunque se hayan fabricado mil jarrones iguales ninguno se quebrará de la misma manera ni en el mismo número de partes, lo que dota a la pieza de un valor añadido por su autenticidad.
Así esta filosofía nos enseña a valorar nuestra diferencia porque es allí donde somos únicos, gracias a las cicatrices y a las heridas que superamos en la vida.
Aplicación del Método Kintsukuroi a las heridas emocionales
Pero este método se utiliza también en las relaciones de pareja y en las relaciones amistosas, familiares o laborales, ya que lo importante no es si hay problemas o no, porque probablemente siempre los habrá en uno u otro momento, lo importante es reparar esas heridas porque así lograremos tener una relación más consolidada.
Toma nota: Las tres heridas del alma que traen valiosas enseñanzas
Si observamos cómo funcionan nuestras relaciones, nos daremos cuenta que cuando tenemos un problema con un amigo o con una pareja y lo afrontamos y lo aclaramos con valor y honestidad, la relación sale fortalecida y los vínculos se hacen mucho más fuertes. Así mismo ocurre con los objetos reparados con esta técnica.
Pero claro, para realizar el proceso de “reparación” es necesario hacerlo con materiales “nobles” porque si reparamos el objeto de cualquier manera, sin cuidado o tratamos de enmendarlo con material de “poca calidad” es decir, evadiendo la situación o liberándonos de la responsabilidad de nuestros actos, no siendo honestos o negando la realidad, el remedio va a ser peor que la enfermedad.
Pero la metáfora del objeto reparado de Kintsukuroi no se queda allí, ya que para reparar un objeto hace falta creatividad, es decir, la capacidad de encontrar soluciones a la adversidad más complejas y enriquecedoras que simplemente lamentarnos porque algo se rompió y desecharlo.
Kintsukuroi nos enseña a valorar no solamente nuestros triunfos, sino también a darnos cuenta que lo que creímos una situación negativa termina convertido en algo mucho más valioso que lo que teníamos antes de la “crisis”.