Primero que nada, aclaremos que todas las heridas del alma pueden ser tanto el inicio del crecimiento personal, como el inicio del desastre personal. Más allá de la religión que profesemos, todos compartimos un alma, el alma para unos es la psique, para otros es esa chispa individual que enciende el espíritu de cada individuo.
El alma es lo que es, capaz de sentir amor, dolor, esperanza, alegría, miedo, etc. Y esta, nuestra alma, es la que se pierde o la que se salva en el camino de la vida. El gran poeta Miguel Hernández señalaba tres heridas: La del amor, la de la muerte y la de la vida.
Lo cierto es que todos, en mayor o menos medida, hemos experimentado golpes en nuestra vida, golpes que nos han dejado «heridas en el alma».
Tabla de contenidos
1. Las heridas del amor
Existen unos pocos seres afortunados en el mundo, (que le hacen a uno creer en los beneficios del Karma positivo) que no han sido heridos en el amor. Quiere decir que de niños han tenido padres amorosos que se quieren y los quieren a ellos y a sus hermanos con equidad, y luego han conocido el amor en bachillerato, y se han casado con alguien maravilloso que los ha amado y respetado desde entonces. Eso debe ser un 0,5 % de la población mundial. El resto, la mayoría sabe lo que es sentir el rechazo amoroso, ya sea en su infancia, ya sea en su madurez, ya sea en ambas.
Amamos a alguien que no nos corresponde. Tanto si sencillamente fue indiferente a nuestro amor, como si lo usó, lo explotó o abusó de él, muchos experimentaremos la herida del amor. Ese dolor que mantiene la actividad económica del mundo a través de psicoterapia, drogas, alcohol y sexo mercantilizado, lo cierto es que esa es una de las heridas más comunes entre los seres humanos.
Total, decía Montaigne que el amor es el «ala que ha dado Dios al alma para que pueda volar» y ya sabemos que quien vuela se da sus golpes inevitables de vez en cuando. Entender que si nos hirieron en nuestro amor lo único que indica es que nos atrevimos a amar, porque hasta cuando los amores son buenos y nos van a traer felicidad nos hacen llorar a veces.
Hasta los Dioses del Olimpo fueron rechazados. Saber que todos sufrimos por amor y que eso solamente delata que estamos vivos, es una valiosa enseñanza que obtener de la herida del amor. Y lo explica mejor el poeta Kahlil Gibran:
«Cuando el amor os llame, seguidle
aunque sus caminos sean duros y escarpados.
Y cuando sus alas os envuelvan, ceded a él,
aunque la espada oculta en su plumaje pueda heriros.
Y cuando os hable, creed en él,
aunque su voz pueda desbaratar vuestros sueños como el viento del norte,
asola vuestros jardines.
Porque así como el amor os corona, debe crucificaros.
Así como os agranda, también os poda.
Así como se eleva hasta vuestras copas y acaricia
vuestras más frágiles ramas que tiemblan al sol, también
penetrará hasta vuestras raíces y las sacudirá de su arraigo a la tierra.»(…)
2. La herida de la muerte
Todo se muere. Siempre. Esta es una verdad irrefutable de la vida. Existe la vida por un lado y la muerte es su contrario. SI una no existe la otra. Amamos a gente, cosas, situaciones y, tarde o temprano llega la muerte. Nadie se salva de sufrir esa herida. La herida de ver morir algo que ama y saber que nosotros mismos moriremos.
En el Tarot, la muerte no tiene nombre, aunque sí número, el trece (XIII), pero tampoco es el final del camino. Todo debe morir para dar espacio a lo nuevo, es por eso que la muerte siempre aparece con su guadaña.
La lección que aprendemos de esta herida es que hay cosas que no comprendemos, pero todos los días muere el día para que llegue la hermosa noche, y la muerte del sol implica la vida de la Luna. La lección que extraemos de la muerte es la misma que extraeremos de la herida de la vida y es que lo que nos da miedo de la muerte es que no sabemos qué hay detrás. Que nuestro ego se apega y se autoengaña aferrándose a cosas que sabemos están destinadas a morir, como todo.
«Vendrá la muerte y tendrá tus ojos» decía el poeta italiano Cesare Pavese, y es que la enseñanza más sagrada y hermosa que podemos encontrar de la herida de la muerte es que existe belleza y amor en la muerte y que ella, nos lleva a descubrirlo.
♥ Toma nota: Para ser más feliz, ten más presente la muerte
3. Las heridas de la Vida
Esta quizá sea la herida más misteriosa de todas. ¿Porqué la vida habría de ser una herida, si una herida implica daño y dolor? Pero lo han dicho demasiados poetas para que no nos lo preguntemos, venimos al mundo con dolor, nacemos llorando, a nuestra madre le duele parirnos y puede que ese sea uno de los dolores más grandes y hermosos que va a experimentar en su vida.
Que la vida es una enorme herida del alma lo han señalado numerosos poetas y pensadores, después de todo, son todas esas pequeñas heridas que conforman la vida las que van tallando nuestro carácter y haciéndonos la persona que somos y esa es la valiosa lección de esta tercera y gran herida.