Existe un pueblo ubicado en un valle de la cordillera de los Himalaya, a 2400 metros de altitud y abastecido por el río Hunza, dónde una tribu vive en paz y armonía desde hace cientos de años. Hablan un idioma único en el mundo, el burushaski y profesan también una religión exclusiva, el ismaelita, siendo una variación particular del Islam.
Pero por lo que han ido ganando fama los Hunza en los últimos años, creando todo tipo de especulaciones y convirtiendo a este enclave en un lugar mítico, es debido ante todo por su esperanza de vida, que supera los cien años de edad y porque mantienen en general una buena salud, sin apenas enfermar a lo largo de su extensa vida, lo que ha sido motivo suficiente para llamar la atención del resto del mundo y desvelar el secreto de su longevidad.
Aunque son muchos los que piensan que la popularidad, que se ha ido generando, por la supuesta juventud de los Hunza, es más ficción que realidad (incidiendo sobre todo en el hecho de que poseen otra forma diferente de contar el tiempo), no hay que menospreciar tampoco las valiosas lecciones que se pueden aprender de este idílico pueblo y el ejemplo que nos ofrecen de que vivir una vida con más calidad y una mayor armonía, es posible.
Y es que han sido muchas las investigaciones que se han hecho en este lugar, desde mediados del siglo pasado, para entender por qué sus habitantes no conocen muchas enfermedades que padecemos el resto de los mortales, ni que tampoco envejezcan a la misma velocidad.
A continuación te contamos cinco de las características que hacen a los Hunza un pueblo peculiar y quizás las razones que explican el por qué se conoce a este lugar con el sobrenombre de “Oasis de la eterna juventud”.
Tabla de contenidos
1. Su capacidad para vivir en armonía con la Naturaleza
Los habitantes del valle de Hunza, conocido también como el Valle Feliz, han conseguido mantener un estilo de vida ejemplar y desarrollar una sana actitud hacia la propia existencia, destacando también la equilibrada y sostenible convivencia que mantienen con la Naturaleza que les rodea, que conforma un paisaje espectacular.
Como está rodeado de montañas, el valle queda completamente aislado, ya que no se puede acceder a él fácilmente. Por eso han aprendido a vivir de forma que no tengan que depender de nadie más, desarrollando un sistema de autoabastecimiento y creando una vida en comunidad y en contacto constante con la Naturaleza.
2. Su sano y equilibrado estilo de vida
Los habitantes del Valle de Hunza se caracterizan por llevar una vida muy activa. Su apariencia suele mantenerse más joven de lo que representa su edad real porque se mantienen ágiles hasta avanzadas edades, tanto los hombres como las mujeres. La fertilidad de las mujeres se dicen que también es más elevada, dándose casos de mujeres de cerca de los sesenta años, dando a luz, algo impensable en Occidente.
Debido a que la zona geográfica es muy montañosa y a que se proveen ellos mismo de los alimentos que consumen, están acostumbrados a trabajar activamente con la tierra, a escalar y a realizar largas caminatas, ya que no usan medios de transportes. También se afirma que los Hunza trabajan y juegan a deportes típicos heredados de sus costumbres regionales, con más de 80 años.
Por otro lado, su dieta principal es básicamente vegetariana y orgánica, consumiendo muchos vegetales crudos, hortalizas, frutas, semillas y frutos secos, la gran mayoría cosechados por ellos mismos. Durante el invierno consumen más leche de cabra, elaborando también quesos grasos y consumiendo muy poca carne. Asimismo mantienen rituales de ayuno integrados como hábitos regulares.
3. El agua del Valle de Hunza
El Premio Nobel Henri Coanda investigó científicamente durante décadas el agua de este valle y determinó que su alcalinidad es bastante elevada, con altos niveles de hidrógeno activo, adecuadamente mineralizada. El científico determinó que el agua del Valle de Hunza contenía propiedades curativas que ayudaban en la salud de sus habitantes.
El agua que beben a diario es pura, sin contaminación, ya que proviene de los glaciares que se forman en las altas cumbres del Himalaya. También es sabido que tienen por sana costumbre bañarse de forma regular en sus aguas heladas, algo que les beneficia en general a nivel de salud, activando su organismo y sus defensas.
4. Su actitud optimista y sentido del humor
Dicen que sus habitantes poseen un gran sentido del humor y una actitud bastante optimista, algo que siempre ha sido un gran remedio contra cualquier adversidad y el mejor antídoto contra el envejecimiento. También les gusta disfrutar al máximo de sus momentos de diversión, dónde celebran danzas circulares típicas de sus costumbres regionales, compartiendo todos juntos.
Además no conocen el estrés porque ellos marcan sus propios ritmos y cooperan en conjunto, ayudándose mutuamente y conviviendo como hacían los pueblos antiguos, en grandes comunidades. Mantienen un estado de ánimo equilibrado y su carácter es apacible y alegre, y parece ser que tampoco las enfermedades mentales existen entre ellos.
5. Su diversidad étnica
La historia del pueblo de Hunza se remonta hasta las épicas conquistas de Alejandro Magno por los pueblos de las montañas del Himalaya, cuyo ejército se encargaría de dejar su huella genética, mezclándose con los nativos.
Los Hunza se caracterizan por poseer una raza más caucásica e indoeuropea, una particularidad nada característica de la zona, ya que hace frontera con países como Pakistán o India, cuya rasgos físicos nada tienen que ver con ellos.
Se cree también que podría ser un lugar de paso de la Ruta de la Seda, por lo que en sus genes han ido dejando su impronta tanto griegos, como persas, romanos, eslavos, mongoles, turcos, conformando una etnia peculiar, producto de las mezclas de tantas razas.