Es un hecho que las mujeres por regla general, tanto en el pasado más remoto como en la actualidad, siguen padeciendo una especie de diferenciaciones a causa de su género. La historia en general y las legislaciones en particular, no han hecho justicia a esa cantidad de mujeres de sabiduría que enseñaban, practicaban, y resguardaban una forma diferente de manifestación espiritual, y que en la época medieval, fueron acusadas y arrojadas dentro del gran cajón de sastre al que llamaron paganismo o brujería. Esto las condenó a crueles destinos de cárceles, torturas y hogueras.
Este fanatismo en contra de la sabiduría femenina por desgracia aún no está erradicado del todo y hoy en día siguen habiendo miles de ejemplos dónde se manifiesta la brutalidad que se ejerce en contra de las mujeres.
Sin ir más lejos y por poner uno reciente, el año pasado asistimos a la concesión de un Premio Nobel a Malala Yousafzai, la valiente adolescente que el miedo y la ignorancia del patriarcado fanático de su país, Pakistán, tiroteó en el autobús donde acudía a la escuela. Malala permaneció en coma durante varios meses, y hoy ha nacido una nueva mujer, muy concienciada de que luchará para que en su país las niñas tengan acceso a algo tan básico e importante como es la educación.
Mujeres de sabiduría femenina: María Magdalena
En nuestra cultura judeo-cristiana, quizás la historia de mujer más denostada sea la de María Magdalena. Ella fue siempre presentada oficialmente con el trabajo más humillante que se podía tener en la época. Sin embargo, en otros Evangelios como por ejemplo los Apócrifos, se la describe como una discípula de conocimiento, y en otros escritos no canónicos, se la consideraba con toda naturalidad, amada por Jesús.
Existen estudiosos de este tema que defienden la opinión de que ellos mantenían una elevada unión tántrica. Myriam de Magdala, que así era su nombre hebreo, además de maestra, era iniciada en el conocimiento de la sanación que practicaba el pueblo esenio. En el evangelio de Myriam se recogen más datos y detalles sobre su persona, que contradicen las versiones oficiales. Este Evangelio se encontró hace dos siglos, está escrito en lenguaje copto, y hoy se conserva en Berlín.
Existen otros escritos no oficiales que describen a Myriam de Magdala como una verdadera terapeuta con conocimientos elevados de alta sanación y depositaria de una gran sabiduría femenina. Conocedora y elaboradora de la alquimia en aceites curativos incluidos en la cromoterapia, que han sido redescubiertos de nuevo en este siglo, así como de las terapias vibracionales de sonidos.
Mujer de sabiduría en la iniciación de los secretos y virtudes de las plantas, y el trabajo con las emociones y sentimientos del cuerpo. Una meditadora activa y comprometida en paliar el dolor humano a través de la práctica de su conocimiento, y que unía lo sagrado de la Tierra con lo etéreo del mundo del espíritu.
Maria Magdalena como compañera de Jesús
Se dice que después de la muerte de Jesús, ella y su familia, iniciaron el viaje de exilio hacia la Provenza francesa. Más tarde, La Orden de los Caballeros Templarios, se hacen guardianes de esta familia, encarnada en la línea de los Merovingios, considerando que Myriam de Magdala fue el verdadero y famoso Santo Grial: el receptáculo donde Jesús, que contenía la energía del Cristo, dejó su semilla.
¿Presentar a Jesucristo históricamente al lado de una mujer a la que amara, y con la que compartiera todos sus conocimientos restaría algo de validez a su vida y a su mensaje? Esta es una de las grandes preguntas que todavía no están contestadas, pero que sin duda, un futuro no muy lejano desvelará. Así como la verdadera historia de Myriam de Magdala, a la que habrá que rescatar del falso papel que le han designado por intereses ocultos, durante más de veinte siglos, y situarla en su verdadero y justo lugar.