En todas las épocas y momentos siempre ha habido mujeres de sabiduría que han dejado su conocimiento en distintos campos. Este es el caso de Florence Scovel Shinn, una persona que sentó bases muy importantes en el mundo de la metafísica. En los últimos años su filosofía la ha obtenido una gran fama en los nuevos movimientos de espiritualidad. Esto llama mucho la atención porque en sus enseñanzas y estilo de vida, marcó un camino precursor con los cimientos en los que se han basado éxitos editoriales y cinematográficos de hoy, sobre temas de éxito en la abundancia y la prosperidad.
En la obra y la vida de Florence S. estuvo siempre presente el desarrollo de las virtudes como primer paso y como requisito fundamental para ayudarnos a lograr nuestros objetivos. Todo esto acompañado de la práctica de la compasión. Una gran diferencia es que los trabajos de Florence S. estaban orientados hacia el interior primero, para lograr luego, brillar en el exterior.
Explicado de otra forma, podríamos decir que repetir afirmaciones, escribiéndolas, cantándole o restándole, sin que nuestro subconsciente quede impregnado de ellas, por medio de una transformación interior profunda que nos inunde de la fe (operativa, participativa, no la pasiva y sumisa), el amor, y la compasión genuina. Todo estará basado en el ego, es decir, en el estruendo ruidoso de latones vacíos, en el éxito inmediato y superficial o en la decepción más angustiante por no conseguir las cosas que deseamos.
El legado de Florence Scovel Shinn
Florence Scovel Shinn además de legarnos su buena contribución en el campo de la Metafísica (ejerció como profesora en esta materia) se ayudó del arte, algo que a ella le aportó personalmente mucha credibilidad y la ayudaba a desarrollar todo el potencial del trabajo metafísico.
Ella estudió pintura en La Academia de Bellas Artes de Pensylvania, entre los años 1889-1897. Trabajó como ilustradora para libros infantiles y revistas, y en su estudio construyó un pequeño teatro, pues daba gran importancia al arte de la expresión hablada.
Por medio de sus clases de Metafísica ayudó a multitud de alumnos a desarrollar sus potenciales dormidos haciendo acompañamiento en sus vidas, nunca dirigiendo. Contaba cómo el arte le había ayudado en su conocimiento posterior de las personas para poder ahondar en sus dificultades, heridas o sufrimientos. Así veía en sus expresiones faciales cuando acudían a ella por ayuda, rostros de Boticelli o de otros pintores famosos y sabía de qué era aquejada esa persona antes de que le contase sus problemas.
La principal enseñanza que ha dejado fue trabajar en el poder de la palabra, ofreciendo especial importancia a la estrecha relación que existe entre el cómo nos expresamos y el que vivimos. Aseguraba por su experiencia que tal como hablamos, así es la calidad de nuestra vida. Afinando un poco más, tal como sentimos, así nos orientamos.
Florence Scovel murió en el año 1940 dejando escritos varios libros, el primero de los cuales tuvo que publicarlo ella misma, pues ninguna editorial creyó en su proyecto.