Con el nombre de Sibilas se conocían en la época mítica de la historia antigua, sobre todo la griega, a aquellas mujeres que gozaban de una reconocida facultad de desentrañar el futuro para profetizar acontecimientos de toda índole.
Fueron descritas como muy longevas, con vidas aisladas y misteriosas, habitando lugares atípicos y poco accesibles como, por ejemplo, grutas o sitios escondidos, posiblemente cercanos a cursos de agua. Sus palabras o predicciones, realizadas casi siempre en estado de trance, eran originadas por consultas de los visitantes y expresadas en hexámetros, versos poéticos usados en la antigua Grecia. Según la mitología griega, la Sibila más antigua parece haber sido Trofile, hija de Zeus y de Lamia, e hija de Poseidón.
En la historia del Arte, las Sibilas han sido representadas por diferentes artistas y mediante distintas técnicas, pero las más famosas son, sin duda, las cinco Sibilas pintadas por Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, llamadas Cuma, Persea, Eritrea, Délfica y Líbica, denominadas así por el lugar de procedencia. Siendo de todas ellas la más reconocida o extendida gracias a la literatura universal, por el famoso Oráculo de Delfos, que ciertamente se trataba de una Sibila.
¿Cómo profetizaban las Sibilas?
Se afirmaba que las Sibilas habían adquirido la facultad de vislumbrar el futuro mediante su natural inspiración toda vez que eran interpeladas, pero también podían actuar de modo propio, impelidas por sus impulsivos designios, entre los cuales figuraban frecuentemente la predicción de grandes calamidades. Las Sibilas solían vivir en plena Naturaleza, y construían su hogar en las cuevas, grutas o cerca de ríos.
Desde la antigüedad, las leyendas cuentan de la presencia de numerosas Sibilas, pero en la actualidad se aceptan solamente una docena de ellas, muchas de las cuales se originaron en la mitología, siendo escasas las que poseen algunas referencias históricas.
En efecto, las informaciones disponibles sobre el tema son muy confusas y difieren notablemente de acuerdo a las fuentes. Los tiempos muy lejanos, los mitos y las distintas interpretaciones impiden un encuadre histórico bien definido, siendo casi siempre necesario recurrir a la lectura de antiguos escritos para intentar situarlas con cierta claridad.
El origen de su curioso nombre proviene de una joven troyana llamada Sibila y que estaba dotada del don de la profecía y tenía una gran reputación como adivina. Según ciertas creencias por eso desde entonces vienen llamándose así a todas las mujeres que ejercieron esa capacidad de profetizar.