Existen multitud de rituales con los que podemos atraer la suerte, la abundancia y la prosperidad, tanto en Nochevieja como en cualquier otra noche del año. Hay que partir de la base de que para que un ritual surta efecto, es necesario creer en él. No vale encender velas, cerrar los ojos y dejar que sean otros los que se trabajen nuestra suerte. Es necesario poner ilusión, ganas y fuerza en el ritual, para que realmente su energía se manifieste en el mundo terrenal de manera efectiva. A continuación, os proponemos un ritual para atraer la suerte en este año que comienza en unas horas.
¿Qué necesitamos para el ritual de la suerte?
- 3 velas doradas cilíndricas y pequeñas.
- 4 velas rojas cilíndricas y pequeñas.
- Purpurina plateada.
- Un copa con champán, cava o sidra.
- Cualquier joya de oro.
¿Cómo realizamos el ritual?
El ritual para atraer la suerte es muy sencillo. Es fundamental desarrollarlo de noche, para que sus efectos tomen la energía lunar y, de alguna manera, amplifique su fuerza. Primero, colocamos las velas rojas formando un cuadrado delante de nosotros. Luego, situamos las velas doradas formando un triángulo más pequeño que quede englobado dentro del cuadrado de velas rojas. Seguidamente, a ser posible con una cerilla, encendemos las velas y espolvoreamos la purpurina sobre la llama; primero, sobre las velas rojas y después sobre las doradas.
Una vez hecho esto, introducimos la joya de oro dentro de la copa y vertemos el champán. Depositaremos la copa de champán, cava o sidra en el centro del triángulo y cerraremos los ojos. En este momento, debemos pensar que somos las personas más afortunadas del planeta, que tenemos todo lo que deseamos, que disfrutamos con todo lo que hacemos y que somos felices por la suerte que abarcamos.
Pasados unos minutos, en profunda reflexión y visualización, tomamos la copa con nuestra mano izquierda y, tras realizar un brindis a la Luna, nos bebemos el champán. Finalmente, depositamos la copa vacía nuevamente en el centro del triángulo de velas doradas y esperamos a que las llamas se apaguen cuando las velas se consuman por sí solas.