Antes de enumerar señales que demuestran que el destino existe, vamos a aclarar un poco el término en sí mismo. Muchas personas se niegan a creer en el destino porque suponen que significa que nuestro camino está trazado desde antes de nacer y no importa lo que hagamos, llegaremos a él.
Esta visión del destino como fatalidad es probable que venga de creencias religiosas como el cristianismo, que nos enseña que Cristo vino a la tierra para ser crucificado. Vamos, que no importa lo que Cristo quería o hubiese hecho, tarde o temprano iba a terminar en la cruz, porque para eso vino a la tierra.
Tabla de contenidos
¿Por qué cuesta tanto creer que el destino existe?
Pero no fue el cristianismo el primero en asumir esta visión fatalista del destino. En muchas mitologías como la griega, la romana y la nórdica, también está determinado por tres diosas tejedoras que deciden la vida entera de los hombres apenas estos nacen. Esta visión fatalista supone que nacemos predeterminados y que no importa lo que hagamos, ya que el destino se impondrá. Es por esto que muchas personas le temen al Tarot y a la Astrología, porque no les gusta sentir que tienen un destino predeterminado sobre el cual no podrán decidir nada. ¡Y tienen mucha razón!
Porque si esto fuera así la vida sería muy aburrida y todo permanecería estático, ya que esta visión del destino tan limitada es la que hacía que los exclavos se “acostumbraran a su destino” y los pobres asumieran que el destino de un rey era ser superior y el de ellos se inferiores por los siglos de los siglos.
Si el mundo se hubiera regido por esta creencia nadie hubiese hecho nada y no podríamos culpar por ejemplo a Judas de haber entregado a Cristo ya que después de todo no podía hacer otra cosa, porque ese era su destino. Es decir, nadie sería responsable de nada.
El sabio Cicerón explica lo absurdo de este planteamiento de la siguiente manera:
Si tu destino es curar esta enfermedad, curarás tengas o no un médico. De la misma manera, si tu destino es no curarla, no la curarás, llames o no al médico. Tu destino es, o bien uno, o bien otro. Por tanto, no conviene llamar al médico.
Pero así como la religión cristiana habla posteriormente del «libre albedrío», que quiere decir libre elección, así también hablan del mismo numerosas doctrinas filosóficas, y los estudios del Tarot y la Astrología, saben que si bien si existe un destino en cada uno de nosotros este no es ni fatal ni inamovible. Quiere decir que, nuestro destino, es como bien dice la palabra “el lugar a donde nos dirigimos” y el origen de la palabra significa en realidad una meta, dar en el blanco y tiene que ver con la arquería (como la que practica el signo de Sagitario) ya que en realidad nuestro destino son nuestras metas, el lugar hacia dónde vamos no necesariamente predeterminado y viene designado por señales como las que a continuación enumeramos.
1. Somos únicos
Puede que el mundo sea un caos y que todos los días nazcan millones de personas. También todos los días mueren. Sin embargo, de todos esos millones que nacen todos los días a todas horas y en todas partes, nadie va a nacer en el mismo lugar que nosotros, el mismo día, a la misma hora y teniendo los mismos padres, lo cual corrobora que existe un destino particular para cada uno de nosotros es decir, un camino, que entra por una puerta a una hora determinada del universo.
♥ Toma nota: Qué te depara tu futuro con una tirada de Tarot Gratis
2. El Tarot
Todos los que conocemos el Tarot, ya sea porque lo hemos estudiado o porque hemos tenido la suerte de que alguien nos lea bien las cartas, sabemos que el destino existe, porque sino esos símbolos no podrían tener tanta razón y decirnos tanto cuando nos hablan de cosas que nadie sabe, que solamente sabemos nosotros muy adentro.
3. Todos los destinos son distintos
Otra prueba de que el destino existe es que todos tenemos un destino, es decir, un lugar de partida y un lugar de llegada diferentes y únicos. Unos nacemos Aries, otros Leo, unos nacemos rubios, otros morenos, unos mujeres, otros hombres, otros hermafroditas. Unos gays, otros asexuados. Unos morimos a los dos años otros a los ochenta. Hay mujeres que se quedan viudas tres veces y otras que nunca se casan. Lo que claramente indica que cada uno de nosotros tiene su propio camino.
4. Nos enamoramos y amamos a los demás
Si el destino no existiera ¿sería posible sentirnos como nos sentimos con determinadas personas? ¿Sería posible que de un momento a otro el mundo se detuviera y una persona en particular capturara toda nuestra atención y nuestra ternura? ¿Sería posible que decidiéramos sin destino compartir la vida, tener hijos, hacer el amor, montar una empresa, irnos de viaje…etc, etc con algunas de esas personas que encontramos por el camino y que nuestro corazón sabe, nuestra mente sabe y nuestro espíritu sabe que forman parte de nuestra vida?
5. Tenemos talentos y pasiones
Así como nos pasa con todas esas personas a las que amamos a lo largo de nuestra vida, nos pasa con objetos, con lugares, con talentos, con países, con los que nos sentimos bien, a los que amamos. De pronto nacimos en Euskadi y emigramos a Cuba durante la guerra civil y allá nos sentimos en casa. La guerra fue parte de nuestro destino y esa nueva tierra y sus habitantes otra parte muy importante. Hay quienes aman cocinar, otros adoran bucear en el fondo del mar y hay madres que se deleitan criando a sus nueve hijos. Y todas esas personas son muy felices haciendo lo que hacen y se sienten plenas y realizadas simple y sencillamente porque han encontrado su destino. Y esta es otra prueba más que el destino existe.
♥ También te puede interesar leer: El Vertex, las relaciones predestinadas que nos marcan