¿Te has preguntado alguna vez qué es lo que hace que un genio, lo sea? Se supone que las personas nacen ya genios, que la genialidad forma parte del ADN o la genética. Pero no todo es talento innato en los genios, porque hay algo que también lo es: todos nacemos con el anhelo inconsciente de alcanzar la excelencia, aunque evidentemente muy pocos son los que la consiguen.
También hay que saber algo que la mayoría ignora por desconocimiento popular y es que también todos nacemos genios, nacemos con unas cualidades innatas específicas que nos hacen dueños de ciertos dones y talentos y sólo aquellos que descubren cuáles son, únicamente les basta desarrollarlos para alcanzar la excelencia y convertirse en genios.
Qué duda cabe que Beethoven o Picasso eran talentosos por naturaleza, ellos sabían primero que nada cuál era su don, ese con el que habían nacido y lo desarrollaron a destajo, intentando mantener siempre un alto nivel en sus obras. Pero su talento no era ni por asomo, la característica más importante para ser considerados genios, ya que ellos se encargaban también de cumplir otro tipo de aptitudes para poder serlos, aptitudes que están por lo general al alcance de todos, siempre y cuando nos pongamos a ello. A continuación te contamos cuáles son.
Tabla de contenidos
1. Disciplina, esfuerzo y práctica
No es fácil ser un genio porque los niveles de disciplina y exigencia son elevados. Erróneamente se cree que un genio ha de poseer un expediente académico de matrícula de honor para serlo, sin embargo, los estudios, títulos y toda la formación conformarán tan sólo un añadido. Es el tiempo que le dedican a su especialidad lo que hace posible alcanzar la excelencia.
Numerosos son los ejemplos de alumnos que no sobresalieron en la escuela o universidad: Einstein, Van Gogh, Rembrandt o Da Vinci, son sólo algunos casos famosos de renombre, que se convirtieron en grandes genios. De hecho, un reciente estudio estima que la educación que recibimos actualmente en las escuelas desde la infancia, va mermando nuestro innato potencial creativo, que es la principal herramienta de la que disponemos.
Es por esto que los creadores autodidactas, aquellos que han invertido un considerable número de horas cada día a desarrollar su especialidad, son los que al final destacarán del resto y estarán más cercanos de lograr la genialidad en su trabajo, porque lo cierto es que sin esfuerzo, no hay talento que valga. Los genios más famosos de la historia lo son en parte, porque han dedicado su vida a desarrollar su don.
2. Los genios se dedican en cuerpo y alma a lo que hacen
Cuando han encontrado cuál es su verdadera vocación, hacen de ella su trabajo, y no les motiva el dinero que pueden ganar porque trabajan siempre por pasión, por amor a lo que hacen y una natural entrega. Un claro ejemplo de esto son aquellos artistas que han obtenido el éxito y el reconocimiento, desarrollando su arte por el puro placer que encuentran al hacerlo y no, por preocuparse por el resultado final, ni por querer cumplir ciertas expectativas previas.
Asimismo, su curiosidad sin límites, su determinación y sus ganas por encontrar nuevas vías para seguir creciendo y avanzando en su especialidad, hacen que lleguen más lejos y logren sus metas sin proponérselo. También son metódicos y exigentes consigo mismos, empleando mucho tiempo en reflexionar y probar, sin tener miedo a cometer errores porque tienen integrado que éstos son una parte más de su pauta de trabajo.
3. Suelen ser personas solitarias y les cuesta integrarse en sociedad
Quizás la parte más negativa de los genios es que pasan demasiado tiempo a solas y se pueden obsesionar con facilidad con su obra o especialidad. Al dedicar tanto tiempo a desarrollar su talento, se pueden volver retraídos y aislarse socialmente, ya que a veces no existe nada que les genere tanto interés, motivación y curiosidad. Esto puede ser percibido por los demás como “personas raras” que suelen ser marginadas durante su adolescencia, sobre todo, y ellos se sienten asimismo como «incomprendidos», porque sus intereses son muy diferentes a los del resto.
Así como no se integran fácilmente en la sociedad, también son personas que eligen sacrificar su vida en pareja o a su propia familia, en pos de cultivar sus talentos. Llevar su pasión tan al límite, en ocasiones puede convertirse en una neurosis patológica, y darse la contradicción de que aquello que era el núcleo de su felicidad se haya convertido en su peor enemigo. Todo en esta vida ha de ser equilibrado y situarse en los extremos desestabiliza siempre, y muchos genios hacia el final de sus vidas adquirieron una personalidad egoísta, maniática y neurótica, debido a esto.