La Resiliencia es un término que indica la capacidad de rebotar, de dar un segundo salto y también de replegarse, viene del término latín Resiliens. En el Diccionario de la Real Academia Española dice que es “la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”. Pero actualmente se entiende que su significado es mucho más amplio.
Resiliencia viene a ser la capacidad, no solo de sobreponernos a la adversidad, sino de salir fortalecidos de ella. Lo dijo el filósofo alemán Friedrich Nietzsche hace algún tiempo:
“That which does kill us makes us stronger” (“Lo que no nos mata, nos fortalece”)
Y es que el concepto de Resiliencia está emparentado con el Arcano número IX, La Fuerza, porque se pueden tener muchas cualidades, pero sino sabemos sobreponernos a la adversidad y sacar energía de lo que más nos duele seremos derrotados por las circunstancias.
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De la Resiliencia brota la fuerza interior
Todos creemos que cuando estamos pasando un momento duro, como una enfermedad o la muerte de un ser querido, o perdimos nuestro trabajo, o vivimos un evento desastroso y nuestros amigos para consolarnos nos dicen cosas como: “Aprovecha la ocasión para fortalecerte”.
Sin embargo, solamente nos están brindando con uno de esos consejos de manual, que en el momento de nuestra desesperación nos parecen totalmente inoportunos. Estamos hundidos, “¡que fuerza ni que niño muerto!”. Sin embargo, no faltan los casos de quienes agobiados por una gran tragedia han sacado lo mejor de sí mismos.
Ejemplos notables de Resiliencia
Todos nos maravillamos ante esos seres humanos, nuestros hermanos, iguales a nosotros pero que parecen estar tocados por la magia de poder expresarse en toda la plenitud de su ser, logrando no sólo realizar sus más sublimes sueños sino compartirlos con la humanidad a través de proezas inspiradoras.
Han sido personas que logran convertir el dolor en una virtud y superan cualquier limitación que la vida les ponga por delante, inspirándonos también así a los demás con su ejemplo, la sensación de que todos hemos venido a este mundo a hacer grandes cosas en la vida.
- Ser Gandhi y derrotar a un imperio sin utilzar la violencia.
- Entrar a la cárcel siendo un vulgar delincuente negro, con el pelo teñido de rojo en la racista América de los años 50 y salir convertido en Malcolm X, uno de los activistas más importantes en pro de los derechos civiles de los afroamericanos.
- Ser una norteamericana muy hermosa pero con el leve problema de que no puedes oír y mucho menos hablar y a pesar de eso, ganarte un Óscar haciendo el papel de sordomuda en una película como Marlee Matlin hizo en «Hijos de un Dios menor» y luego construir una gloriosa carrera en el cine y la TV en donde nadie nota que tu dicción se aleja de la que se espera tradicionalmente para los actores.
- Ser considerado un niño lento y con problemas de aprendizaje y convertirte en Einstein, el padre de la Relatividad y uno de los genios más célebres de todos los tiempos.
- No tener piernas y a pesar de eso, ser uno de los corredores más rápidos e insólitos de todos los tiempos y llamarte Pistorius.
- El político Nelson Mandela es un ejemplo notable también, se enfrentó al segregacionista e injusto régimen del Apartheid en su país y pasó más de 20 años preso, antes de poder observar los resultados de su sacrificio, que contribuyó esencialmente a la libertad de sus pares sudafricanos.
- El genial compositor Ludwing Van Beethoven, compuso algunas de sus mejores piezas después de haber perdido su sentido del oído (que como todos sabemos, es esencial para los compositores).
- La pintora mexicana Frida Kalho logró extraer de su dolor (siendo muy pequeña contrajo poliomelitis que le deformó las piernas, también espina bífida y para rematar, un accidente de tráfico la condenó a la parálisis temporal y a dolorosas operaciones y tratamientos por el resto de su vida) unas experiencias vitales que supo plasmar en unas exquisitas y vívidas pinturas, que forman parte del imaginario poético del mundo. Todo esto mientras vivía una vida plena e intensa y se convertía en una de las artistas más interesantes del siglo XX.
¿Cómo podemos ser resilientes?
Todos hemos oído que es mejor ser un junco que se inclina al viento y sobrevive a la borrasca, que un roble que es arrancado de raíz por no saber ceder a la tempestad. La adaptabilidad al medio y las circunstancias es una característica de las personas resilientes.
Confía siempre en tus instintos y en ti mismo. Las personas resilientes no se dejan llevar por lo que dicen los demás. Imaginemos por ejemplo a Beethoven, teniendo que aguantar afirmaciones de este tipo:
«¿Cómo vas a componer una sinfonía Beethoven si estás más sordo que una tapia? ¿Por qué no asumes la realidad? Nunca oyes lo que uno te dice”.
Y menos mal que Beethoven sólo escuchaba a su corazón, porque sino nos hubiésemos perdido uno de los mayores milagros musicales de todos los tiempos.
Hay muchas maneras de convertirse en una persona con capacidad de Resiliencia, pero todas pasan por cultivar lo mejor de nosotros mismos y no buscar excusas para no cumplir con nuestros sueños. Las personas resilientes están allí para recordarnos las capacidades infinitas que tiene el ser humano.