Por desgracia, en la sociedad actual hemos normalizado el estrés. Este acompañante se da por hecho en nuestro día a día, llegando en ciertos casos a convertirse en estrés crónico.
¿Qué sucede cuando el estrés se cronifica y convierte en un compañero habitual? Puede afectar al cuerpo, influyendo en el peso y en aspectos críticos de la salud; también puede tener un impacto notable en la personalidad.
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El estrés crónico aumenta la irritabilidad
¿Notas que “saltas” a la mínima? Cuando padeces estrés crónico, puedes percibir que siempre estás a la defensiva. Como si constantemente fueran a atacarte.
Y claro, esa situación hace que te encuentres mucho más irritable que de costumbre. Dependiendo de la persona, también puede traducirse en mayor agresividad. Cada uno lo refleja de formas diferentes.
En general, sentirás que tienes menos paciencia en situaciones que normalmente no te molestarían.
Se refleja en una menor creatividad
Cuando el cerebro está constantemente en modo de alerta, deja menos energía disponible para el pensamiento creativo y la toma de decisiones.
Puedes notar que te cuesta más innovar en tu trabajo o en tu vida diaria. O, dicho de otra forma: tu cerebro trabajará en piloto automático, con una baja respuesta en situaciones cambiantes.
Esto, que puede no parecer un problema para algunas personas, podría hacer que tu personalidad pase de ser segura, confiada y predecible a todo lo contrario. Con frecuencia, las personas que padecen de estrés crónico terminan siendo indecisas e inseguras.
Conduce a la ansiedad y la depresión
Nuestro cuerpo está preparado para lidiar con picos puntuales de estrés, pero no para sobrellevar una situación de alerta permanente.
El estrés crónico es un factor desencadenante para trastornos como la ansiedad o la depresión. Puede hacer que te sientas preocupado, nervioso o desmotivado con la propia vida.
Estos cambios en tu estado de ánimo pueden transformar tu personalidad en una versión más apagada de ti mismo.
El estrés crónico también condiciona las relaciones
La lucha constante con el estrés crónico puede hacer que pierdas el gusto por actividades que antes te encantaban y, en última instancia, que veas como se deterioran o pierdan algunas relaciones sociales con amigos o familiares.
Al padecer un estrés constante, es probable que no te aparezca salir con amigos y continuar con tus aficiones. Ese retraimiento conduce a una personalidad más aislada, menos extrovertida.
Daña la autoestima
La lucha continua con el estrés puede hacerte sentir conflictos internos contigo mismo. Estos sentimientos acostumbran a hacer mella en la autoestima, cambiando la autopercepción y alterando la personalidad.
Como has podido leer, el estrés crónico no es simplemente un estado mental pasajero; puede afectar seriamente a tu personalidad. Pero también es importante recordar que estas alteraciones no tienen que ser permanentes.
Si comprendes cómo el estrés crónico puede afectar a la personalidad y tomas medidas activas para abordarlo, podrás empezar a recuperar el control. Estas palabras del escritor William James pueden ser un gran punto de partida: «la mayor arma contra el estrés es tu capacidad de elegir un pensamiento sobre otro.» Por tanto, baja las “revoluciones”. Nada es tan importante como tu salud. ¡Elige bienestar y paz!