A lo largo de la vida podemos caer, en numerosas ocasiones, en la idealización. Un claro ejemplo de ello es cuando conocemos a una persona, y de forma inmediata creemos que tiene todas las cualidades que buscamos en alguien. Como si tuviéramos una venda en los ojos, los defectos de esa persona que llega a nuestra vida, se convierten en virtudes y sus cualidades se convierten en únicas. Por naturaleza, la mente humana tiende a la perfección en sus pensamientos, razón por la que se fantasea con personas, situaciones, cosas o lugares. El cerebro lo que hace es crear una imagen perfecta de aquello que nos imaginamos, donde no tiene cabida el error.
Podemos idealizar a un hermano, a un amigo, o bien, a esa persona de la que nos hemos enamorado y a la que le aportamos cualidades extraordinarias. De ahí, la expresión «el amor es ciego», al atribuirle encantos a la persona no los tiene. Lo que hacemos es colocarla en un lugar que no le corresponde, sólo nos daremos cuenta de ello, cuando comprobamos que los cuentos de príncipes y princesas no existen.
Tras la idealización y las expectativas puestas en alguien o algo, llega la decepción. Y aunque no lo apreciamos, cuando idealizamos estamos dándole a esa otra persona poder sobre nosotros mismos, ya que valoramos tanto su opinión que se convierte en sagrada. A su vez, nos convertimos en seres dependientes, dando menos prioridad a nuestras creencias.
Claves para evitar la idealización
Todo el tiempo y la energía que se invierte en idealizar a otra persona (a menudo suele ser la pareja), debe ser utilizado en uno mismo. Conviene potenciar todas las cualidades que tenemos y en aquello que somos realmente buenos.
En este sentido, la autoestima es la clave para no caer en dicho comportamiento. Nunca hay que olvidar que la perfección no existe y que todos nos equivocamos, esa es la mejor forma de no idealizar a la pareja, ni a nadie. Esto no quita tener una visión positiva del amor, pero ante todo debe ser realista.
Cuando sientas que caes en la idealización, trata de conocer mejor a la persona, sólo de esta forma te darás cuenta que también comete errores. Cada uno es un mundo, y cuando se idealiza, no conoces realmente a esa otra persona porque sólo tienes la imagen de como crees qué es.