Primero que nada, tengamos algo presente a la hora de analizar el carácter oscuro o negativo de Leo y es que, al estar regido por el Sol, lo que lo hace generalmente muy luminoso, cuando se pone oscuro, se pone bien oscurito.
Hay signos que, por tener una naturaleza más equilibrada no son ni tan malos ni tan buenos, pero hay otros que por su naturaleza intensa, cuando son buenos son los mejores y cuando son malos son, como decía Mae West, mejores aún. Leo es uno de estos. Porque claro, tenemos a un Leo bueno que es un espíritu adolescente y creativo, siempre dispuesto a colaborar aunque preferiblemente con empresas que el mismo pueda dirigir.
Tenemos a un Leo generoso, noble y capaz de defender a los más débiles de la injusticia, tenemos a un Leo bueno al que le gusta enseñarle cosas a los demás y que, además, como se ama tanto así mismo despliega un encanto, un savoir-faire y una naturaleza tan seductora y brillante que no debe imponerse mucho para que los demás le sigan. Pero también tenemos el lado oscuro de Leo que se divide en las siguientes personalidades que describimos a continuación.
Tabla de contenidos
1. El dictador de Leo
Cuando estos rasgos que hemos descrito arriba se tuercen o se exageran (y el pobre Leo es dado a la exageración) entonces ese Leo dispuesto a guiar a quien lo necesite se torna un dictador dispuesto a guiar a quien lo necesite y a quien no y tan brutalmente generoso que ayuda a los débiles aunque estos no se lo pidan.
Para poner más gráficamente este carácter dictatorial de Leo, que se mezcla con un cierto afán de justicia y una defensa a ultranza de los débiles, solamente nos bastaría con señalar que, personajes como Napoléon, Hugo Chávez o Fidel Castro, pertenecían a este signo zodiacal.
2. El vanidoso
Leo se ama a sí mismo y eso es un requisito indispensable para la creatividad. Lo hemos oído millones de veces, quien no se ama a sí mismo no es capaz de amar a los demás. Pero la belleza de amarse a sí mismo, de respetarse , de creer en si, si se pervierte se vuelve vanidad y la vanidad, aunque parezca un pecado inofensivo es la peor parte de querernos a nosotros mismos. Es querer solamente lo que ven y esperan los demás, lo que los demás aplauden y celebran.
Con la vanidad no nos estamos amando sino que nos estamos prostituyendo. Nos volvemos superficiales, solamente nos exhibimos. y esa es una de las grandes pruebas que atañen a Leo. Amarse pero sin vanidad y sin traicionarse a sí mismo.
3. El iracundo de Leo
Aunque la ira también sea un pecado capital, lo cierto es que sigue siendo un pecado más respetado que la envidia o la pereza. Sin embargo, la ira es el exceso de esa llama que nos mueve. El exceso del deseo de que nos lleva a actuar. La nobleza de Leo tiende a caer en esta ira que aunque a veces es justa puede volverse una trampa que le impida observar con objetividad las situaciones y volverse una persona agresiva y malvada.
4. El envidioso
La envidia puede que sea uno de los pecados más feos de todos. Debe ser por eso que uno no sabe donde se esconden los envidiosos. Cualquiera admite sentir pereza, ira o vanidad. Incluso la lujuria queda bien en nuestra época tan lujuriosa. Pero ¿envidia? nadie. Todos evitamos (o creemos) caer en ese pecado. Pero es imposible que no aparezca la envidia cuando perdemos la compasión y el amor. Un exceso de vanidad e ira mal canalizadas pueden desembocar fácilmente en envidia. Total.
Si me creo el mejor del mundo y no me reconocen debe ser porque están contra mí y prefieren celebrar a los estúpidos. Entonces todos los que ascienden en mi trabajo, todos los que me controlan y dominan están confabulados para no reconocer mi talento. Más o menos así se presenta la envidia. En realidad poca gente dice “es que la odio porque me da rabia su belleza y su marido y sus hijos” en general buscamos razones más nobles para odiar: “La odio porque es superficial” “o porque no merece todo lo que tiene”. Leo puede caer fácilmente en la envidia ya que sino canaliza su energía y su ego puede sentirse poco reconocido y esto es terrible para alguien de este signo.
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