Desde hace más de dos mil años, la Astrología estableció que nuestra personalidad estaba íntimamente ligada a nuestra fecha de nacimiento, lo que implicaba una estación del año, en este caso nos centraremos en los nacidos en verano.
Y es que más allá de cuestiones esotéricas, la ciencia actual ha crecido en base a las primeras observaciones astrológicas que más tarde se convirtieron en astronómicas.
La importancia de las estaciones
La Astrología descubrió la íntima relación de la luna con los estados de ánimo pero también con el movimiento de las mareas o las fechas más adecuadas para la siembra, cultivo o recolección.
Otra de estas certezas, que la ciencia ha venido recientemente a validar, está relacionada con la estación del año en la que nacemos y cómo afecta a nuestra personalidad y nuestra salud.
No importa que hace miles de años numerosos sabios hayan señalado la influencia de los astros en nuestra psicología y nuestro cuerpo.
Para muchos, esto queda validado como una VERDAD, debido a numerosos estudios aparecidos en revistas de ciencia y en congresos neurocientíficos, que vienen a confirmar que la “estación” de nacimiento efectivamente condiciona el temperamento.
Por supuesto los científicos involucrados se niegan a admitir que esto tenga ninguna relación con la astrología, a la que insisten en calificar de charlatanería, por mucho que descubran el agua tibia 2600 años después de lo que lo hicieran los primeros astrólogos.
Pero polémicas aparte, lo cierto es que los nacidos en verano poseen una serie de características que pasamos a describir:
El verano es la estación de la luz y la plenitud y por eso está relacionada con el fuego y la juventud. Pero también con la luna llena y el sol en su máximo apogeo, es decir, al mediodía.
Los signos del verano
El verano comienza con Géminis quien, al igual que esta estación está relacionado con la juventud y la adolescencia, es por eso que los nacidos bajo este signo tienen esa característica actitud nerviosa, curiosa y divertida que les otorga ese carácter solar que les da el verano.
Y aquí podemos entender mejor la relación del signo de los gemelos, con el arcano XIX El Sol, compartiendo con este signo sus atributos de creatividad, energía, felicidad y plenitud.
- Pero también el verano está relacionado con Cáncer con quien aparece el verano en todo su esplendor y siguiendo esa metáfora astrológica que sigue las edades del hombre desde la infancia (Aries) hasta la preadolescencia (Géminis) la adolescencia (Cáncer) y la primera juventud (Leo) y así sucesivamente, tenemos que es por eso que las personas de Cáncer están tan apegadas a la infancia pero a la vez sueñan con esa madurez en las que ellas mismas serán madres.
El signo del cangrejo, regido por la Luna se encuentra, paradójicamente, ubicado en pleno reinado del sol leonino del verano.
Y es precisamente su talante lunar, específicamente asociado a la luna llena del verano, el que otorga al signo de Cáncer esa tendencia a la melancolía y a oscilar entre estados de humor variables.
Pero también aporta la polaridad femenina de la luna, que genera ese equilibrio perfecto entre el masculino, proveedor, agresivo y ardoroso sol y la receptiva, fértil y serena luna que hace que los signos nacidos durante ésta época estén irremediablemente entregados al amor.
- Y otra cosa que caracteriza a los signos del verano termina de llegar a su mayor plenitud expresiva en el signo de Leo, cuya fuerza creativa y talante conquistador y luminoso, definen mejor que nadie los atributos que otorga el esplendoroso verano a los nacidos en su seno.
Toda esta energía solar expresada en el signo del león como su fuerza, representa la primera época de cosecha, que se da precisamente en esta estación y que requiere un mayor esfuerzo físico.
- Y el verano llega a su fin justo en el punto de orden que le da la tierra de Virgo, el último signo del verano quien con su meticulosidad y organización administrará todos esos bienes recogidos en ésta estación de abundancia, y preparará las cosas para la entrada en el otoño.