Oniromancia es la técnica o arte por el cual se pretende adivinar o predecir acontecimientos futuros a través de los sueños.
¿A todos en algún momento nos ha interesado buscar la interpretación de alguno de nuestros sueños? ¿Quién no se ha interrogado acerca de si todo lo que dicen es verdad o mentira? ¿Quién no se pregunta de donde sacan lo que afirman aquellos personajes dotados con la maravilla de interpretar un sueño? Todos hemos tenido la necesidad de interpretarlos.
La Oniromancia desde hace muchos años ha encontrado su base en la antigua creencia de que los sueños son usualmente premonitorios avisando así de la posible ocurrencia de un acontecimiento o situación.
Nuestros sueños son lugar en el cual las normas sociales no rigen, y es por tanto propicio para el enfrentamiento entre nuestros más oscuros pensamientos y las imposiciones externas.
El sueño es imprescindible para los seres humanos, sin el, no podríamos estar saludables e incluso sobrevivir. Muchos estudios se han especializado en el tema y se ha comprobado que el sueño no sólo se presenta cuando se duerme, sino que en estado de vigilia también se sueña, ocurre durante esos cortos instantes de evasión en el que la mente deriva, se desconecta y divaga. Denominado ensoñación diurna o sueño diurno, se podría considerar éste un estado intermedio situado entre la vigilia y el sueño.
A través de estudios que han realizado especialistas en el tema hemos entendido a los sueños como una visión de la realidad representada en la imagen casi borrosa de un espejo que nos muestra a su antojo aquello que incluso, no queremos conocer. Nos transporta a otro plano en el cual no tenemos dominio de nuestra realidad y somos arrastrados por un determinismo extremo basado y estructurado a partir de nuestros peores temores y culpas.
Entre los sueños se consideran varios tipos, entre los que conocemos:
Sueño directo:
Es aquel que expresa de tal manera que un ser podría vivirlo en la realidad porque los personajes no le son desconocidos; las actividades que desarrolla se asimilan a las reales, los lugares se hallan ligados a las situaciones que se evocan y los motivos no tienen lugar a confusión.
Sueño simbólico:
Donde cada uno de los elementos que se constituyen, deberá ser objeto de estudio en particular, debe atender asimismo a la individualidad y al conjunto de lo relevante. Cada detalle será importante según el contexto en que está situado. Será importante considerar el análisis de un sueño, reagrupando los principios ya enunciados. Para facilitar la interpretación se debe admitir los elementos descriptos como representativos de un valor simbólico.
No se debe descuidar las parcelas de los sueños donde es esencial que se mantenga la memoria activa; sus detalles podrán ser una indicación suficiente para interpretar sus aspectos particulares.
Entre Culturas y Mitologías:
Las antiguas culturas entendían los sueños como mensajes enviados por los dioses, para iluminarles, prevenirles, advertirles y guiarles. La creencia actual más aceptada desde el punto de vista tanto neurológico como psicológico es que los sueños resultan naturalmente de las funciones cerebrales y orgánicas, que son fruto de deseos satisfechos o inhibidos, o bien, que son simplemente un reordenamiento mental inconsciente que a su vez facilita la interpretación de posibles fallos en la conducta y favorecen tomas de conciencia mediante mensajes simbólicos esenciales que se manifiestan en forma de advertencias, avisan de ciertas situaciones, circunstancias, o acontecimientos que podrían presentarse en un futuro, si no se corrige una situación presente.
Podemos conocernos a través de los sueños, más aún que en otros estados, ya que esos planos de realidad intangibles son creaciones caprichosas de la libertad absoluta de nuestra psiquis.
En muchas culturas se atribuye un valor profético al sueño, concebido como un mensaje cifrado que es necesario desentrañar.
Encontramos esta creencia, por ejemplo, en la Biblia (donde José interpreta los sueños del Faraón: Génesis 41:1-36).
La necesidad humana de conocer la ciencia de los sueños llevó a la cultura islámica a convertirlo en un arte de adivinación poniendo el nombre de Alá en el medio. “En estos tiempos, hay quienes aseguran que los sueños revelan la personalidad del soñante y hacen parte de su realidad, de sus miedos, anhelos, momentos buenos y malos, seres extraños y conocidos; es un mundo que no está al alcance de la lógica” Ahora los sueños son considerados parte importante del conocimiento de la identidad de cada humano.
En la Mitología Griega, Morfeo es el Dios de los sueños, era representado con alas que batía rápida y silenciosamente, permitiéndole ir volando velozmente a cualquier rincón de la Tierra. Se encargaba de inducir los sueños de quienes dormían y de adoptar una apariencia humana para aparecer en ellos, especialmente la de los seres queridos (de ahí su nombre que puede interpretarse como apariencia o de bella forma), permitiendo a los mortales huir por un momento de las maquinaciones de dioses. Lamentablemente fue fulminado por Zeus por haber revelado secretos a los mortales a través de sus sueños.
Una forma sencilla de aplicar esta ciencia:
Un método sencillo que se inspira en las técnicas de la oniromancia tradicional consiste en redactar un diario. En algún cuaderno o libreta y, cada vez que recuerdes un sueño escríbelo sin descuidar ponerle su fecha. No te detengas en pensar que es totalmente fantástico, irreal, irracional, absurdo. Lo esencial es que puedas volver a el y que lo puedas contar. Al redactarlo, se tan espontáneo y conciso como te sea posible. En cierto modo, al escribir tu sueño, te liberas de el y podrás reflexionar cómodamente. En cualquier momento, podrás leer tu libreta y leer tu sueño. Sin duda, encontraras analogías, concordancias y nexos comunes entre estos sueños y los que tendrás posteriormente.