El vampiro es una criatura fascinante que forma parte del folklore de casi todas las culturas de la tierra. Con distintas formas y atributos ha sido representado a los vampiros en la literatura y el cine. El vampiro más famoso de todos fue Drácula, una novela fantástica del escritor Irlandés Bram Stoker y que, sin embargo, estaba libremente basado en un personaje real: Vlad, el Empalador, Conde de Transilvania y quien durante el asedio de los turcos a Europa ganó fama de sanguinario y despiadado, tanto así, que a pesar de las quejas de sus herederos, ha tenido vida eterna como chupasangre en la imaginería del mundo entero.
Sin embargo, esa elegancia característica de Drácula que lo asocia con la aristocracia y el glamour no es muy exacta en cuanto a los mitos tradicionales del vampiro. Drácula después de todo, despierta cierta simpatía por su carácter de enamorado y de Conde, pero en la primera película de Vampiros de la historia del cine, Nosferatu de Murnau la figura del vampiro se acerca más a la del repulsivo ser de las tinieblas sin un ápice de glamour y en cambio, de fisionomía y carácter francamente terrorífico.
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¿Cómo se puede convertir alguien en Vampiro?
- Las personas que se suicidaban o algunos que tenían una muerte violenta o prematura, por ejemplo los jóvenes que morían de forma inusual, eran considerados “Carne de vampiro”. Pero en Rumanía también se creía que el séptimo o duodécimo hijo de una familia en la que todos sus hermanos anteriores fueran del mismo sexo podía convertirse en vampiro.
- Las personas que habían cometidos crímenes en su vida o quienes habían hecho un pacto con el diablo pasaban a convertirse después en Vampiros.
- Estaba también la clásica mordida de vampiro que te convertía en uno de ellos.
- Podía ser que fueras víctima de una maldición por haber sido muy mala gente o por haberte rebelado contra la iglesia que en aquella época era lo mismo.
- Si tenías la mala suerte de que la persona encargada de tu funeral no lo hiciera correctamente y dejara que te pasara, por ejemplo, un gato o un perro por arriba podías terminar succionando sangre por toda la eternidad.
12 Características tradicionales de los vampiros
- Los vampiros estaban vivos pero en realidad no había un ápice de vida dentro de su cuerpo, es decir: se encontraban en un estadio intermedio entre la vida y la muerte, manteniéndose con la sangre o la energía vital de los demás ( según diversas mitologías unos extraían la sangre pero otros extraían el éter o fluido vital)
- Eran criaturas malévolas y amargadas por la soledad y la necesidad de ser asesinos.
- No se reflejaban en los espejos, ni tenían sombra.
- No podían entrar a un aposento (a chuparle la sangre a sus víctimas) sino eran invitados.
- Esta característica no les suponía mayor problema, ya que con sólo mirar fijamente a su víctima a los ojos está perdía su voluntad y rápidamente invitaba al vampiro a darse un festín.
- No soportaban el ajo, esto era atribuido sobre todo a la gran capacidad de sus sentidos hiperdesarrollados, lo que hacía que los olores fuertes no resultaran nada agradables. En Europa del este quienes tenían posibilidad de convertirse en vampiros eran enterrados con ajos en todos sus nueve orificios corporales. En Alemania acostumbraban a ponerle un limón en la boca al cadáver sospechoso de intenciones vampíricas.
- Se metamorfoseaban en murciélagos, lobos o perros y también en neblina para escapar de sus perseguidores o esconderse de sus víctimas.
- Tenían la extraña manía de contar cosas, por lo que en muchos sitios creían que si se ponía una malla o se tiraban granos en el ataúd el vampiro se distraería contándolos y no saldría de su tumba a devorar a nadie. También algunos creían que si te perseguía un vampiro bastaba con arrojar granos o semillas y el vampiro se detendría a contarlos dando oportunidad a la víctima de escapar.
- No eran inmortales aunque si terriblemente fuertes y longevos, ya que mientras más viejos más poderosos lo que no impedía que con ritos como clavarles la estaca en el pecho no pudieran ser neutralizados.
- Como tenían un origen malévolo eran alérgicos a símbolos sagrados como la cruz o el agua bendita.
- Se debilitan si están cerca de una corriente de agua por lo que si te perseguía un vampiro lo mejor era huir siguiendo el camino del río.
- Los vampiros tenían un aliento terrible y es que eso de chupar sangre y tenerle miedo al agua no es lo mejor para la higiene dental.
¿Pero existieron o existen los Vampiros realmente?
Depende, ha habido diversas consideraciones sobre lo que representa o es un vampiro: Un ser oficialmente muerto que sale a chupar sangre y que está condenado a una vida larga y malévola entre las sombras (a menos que alguien le abra el ataúd y le clave una estaca y luego lo queme) y que permanece oculto y es capaz de hipnotizar a sus víctimas y arrancarles la voluntad para luego clavarles un par de colmillos en el cuello y succionarles la sangre, pertenece más bien a la esfera del mito creado por Bram Stoker y explotado en las distintas series, animaciones y películas basadas en este arquetipo del chupasangre clásico.
Aunque no por eso hay que negar que hay infinidad de documentos que prueban que se creía fervientemente en ellos en otras épocas, cuando también se creía en los sistemas feudales, en los juicios de la inquisición y en los cinturones de castidad.
Lo que si es cierto es que en la historia han existido personajes malvados con una obsesión por la sangre como La Condesa Elisabeth Bathory o El Mariscal de Francia Gilles de Rais quienes cometieron crímenes tan atroces que dejaron el mito de los vampiros como una inofensiva leyenda. Sin embargo, ha habido también otro tipo de vampiros. Hay enfermedades, o algunos tipos de psicosis que pueden hacer que las personas víctimas de ellas se comporten como “Vampiros”:
- La Porfiria: Esta es una enfermedad muy extraña que ataca a un porcentaje muy bajo de la población y generalmente a miembros de una misma familia, su sintomatología es insólitamente parecida a la sintomatología de los vampiros:
- Fotosensibilidad: Quiere decir que las personas aquejadas no soportan la luz, pero no sólo visualmente (siendo incapaces de enfrentarse a ella sin lentes oscuros) sino que a nivel dérmico si son expuestos a sol se les enrojece la piel, se les agrieta y le salen úlceras , además el mismo proceso que hace que el organismo intente defenderse de la agresión solar genera que salga vello en zonas anormales como la palma de las manos o los pómulos y la frente.
- Deformidad facial o “Facies vampírica”empieza a aparecer el monstruo: Esta sensibilidad en la piel genera en muchos casos lesiones faciales extensas y mutila ciertas partes del rostro, destruyendo por ejemplo los labios y haciendo que los dientes se vean más largos así como los cartílagos de la nariz que terminan mostrando frontalmente los agujeros nasales recordando a una calavera, el desplazamiento de los cartílagos de las orejas a veces las pone puntiagudas como las que le atribuyen a los vampiros.
- La Rabia: El auge de esta enfermedad en el siglo XVIII sobre todo en Hungría (zona clásica de Vampiros) podría explicar la “epidemia de vampiros” que vivió esta zona de Europa oriental. Para tener rabia se necesita ser mordido, no sólo por un perro, sino también puede ser transmitida por un murciélago y por un Lobo animales todos muy asociados a la mitología de los vampiros.
1. Metamorfosis del vampiro:
Después de ser mordido y durante el período de incubación de la enfermedad que puede ocupar de tres meses a un año, ocurren una serie de síntomas difusos pero que pueden ser claramente asociados al mito del vampiro: Pérdida de apetito, fiebre, mucho dolor en la zona de la mordedura, depresión y pesadillas e insomnio, que se parecen mucho a los síntomas de todas esas hermosas muchachas mordidas por Drácula en su proceso de transformación.
Ocurren frecuentes e incontrolables espasmos faciales y en la laringe y la garganta que provocan en el paciente la emisión de sonidos guturales y roncos como los que emiten los animales , y a veces, esos espasmos afectan los labios que se retrotraen y dejan al descubierto la dentadura generando una expresión animal en la víctima.
2. Fuerzas misteriosas:
Como la enfermedad de la rabia es una enfermedad que afecta sobre todo al sistema nervioso específicamente el sistema límbico que es decisivo en el control de las emociones y la conducta genera en la persona víctima de la enfermedad agresividad, fotofobia, hipersexualidad (un rasgo atribuido a los vampiros, que son tanto depredadores de sangre como de sexo) e inquietud y conducta errática y delirante. Esta actitud no es raro que desemboque en fobia a mirarse en los espejos así como otro tipo de actitudes extrañas y asociadas a los vampiros.
3. Superpoderes y actitud de vampiro:
Insólitamente la Rabia también genera la famosa hipersensibilidad y exaltación de los reflejos que se le atribuyen a los vampiros, y también genera ese estado del ánimo que le da el nombre: Rabia por lo que la persona víctima de la enfermedad se muestra furiosa, iracunda y enloquecida (Algo así como la conducta que tenía Tom Waits en la famosa película Drácula de Francis Ford Coppola)
- Hidrofobia: este es el otro nombre con el que se conoce la rabia y es que los afectados por esta enfermedad desarrollan, entre otros comportamientos extraños, una fobia terrible al agua.
Los vampiros como metáfora
Muchos asocian el mito del vampiro a diversos tipos de sexualidad que en épocas más represivas representaban una ruptura con la sexualidad tradicional hombre, mujer. Es por eso que el vampiro sirvió en el cine y la literatura para hacer ciertas representaciones de sexualidades alternativas o de “amor prohibido” siendo una de la primeras novelas de vampiros: Carmilla de Sheridan Le fanu (1872) precursora de Drácula, una romántica y bastante erótica novela de amor lésbico.
Otros asocian al Vampiro a la actitud chupasangre de muchos aristócratas que en los tiempos de auge de esta criatura vivían en castillos feudales y abusaban en muchos aspectos de sus campesinos. Recientemente en las protestas por la crisis mundial generada en Wall Street se utilizó la figura del vampiro para denunciar a los banqueros y políticos cuya principal actividad parece ser “chuparle la sangre” a la gente común. También existen los vampiros psicológicos, pero todas estas especies merecen un capítulo aparte.