Madame Blavatsky fue una gran filósofa, aventurera, investigadora, escritora y poseía poderes paranormales. Sus enseñanzas y sabiduría la convirtieron en una mujer adelantada a su época. Fundó la Sociedad Teosófica en 1.875. Se la reconoce como la pionera del movimiento New Age.
Nació en Ucrania, Rusia en 1.831. Su familia pertenecía a la nobleza alemana. Perdió a su madre cuando contaba once años y creció con sus abuelos en una vieja e inmensa mansión.
Desde que era una niña mostró sus facultades de clarividencia. Era de carácter indómito y poseedora de una extraordinaria inteligencia, con dotes para la música fue una pianista de talento en su infancia. En la adolescencia inició su viaje personal que marcaría su destino de la mano de libros místicos encontrados en la biblioteca de su abuelo.
La gran aventura de Madame Blavatsky
Con tan sólo 17 años, Madame Blavatsky se casó con un hombre mucho mayor que ella, pero enseguida se dio cuenta de su error y se fugó. Así comenzaron sus años de vagabundeo y aventuras. Se mantuvo alejada de Rusia mientras se hacía legal la separación. Su padre era quién la mantenía económicamente.
Con una amiga empezó a viajar por Egipto, dónde estudió magia con un sabio anciano, Grecia y por toda Europa. Con 20 años conoce al que sería uno de sus Maestros Espirituales en Londres, Morya, un mahatma hindú alto y noble, al cual reconoció porque había soñado y tenido visiones con el en numerosas ocasiones.
Bajo su guía aprendió a controlar los poderes paranormales que poseía de forma innata. Estuvo siete años estudiando en India, Tíbet y regiones del Himalaya todos los conocimientos de la sabiduría ancestral, la magia y el ocultismo. Aquí entró en contacto con otro de sus Maestros, Koot Hoomi, quien le enseñaría una lengua sacerdotal secreta, la lengua misteriosa de los adeptos iniciados de todo el mundo.
Luego continuó con sus viajes por todo el mundo durante muchos años más, siempre a la búsqueda de experiencias y de nuevos conocimientos esotéricos. Hasta que en 1.873 llega a Nueva York, según las instrucciones de sus maestros y comienza a divulgar sus enseñanzas a través de obras literarias y conferencias, que conformarían la base de una nueva doctrina, la Teosofía.
Introdujo el budismo tibetano en la sociedad occidental y numerosas enseñanzas y doctrinas orientales. Supuso la introducción de la sabiduría intuitiva de la India, tales como el mito de Shambala. Su gran obra, La Doctrina Secreta, fue un libro de consulta para grandes mentes de la talla de Albert Einstein.
Sus impresionantes demostraciones del dominio de la telepatía y de las fuerzas ocultas hicieron verosímil su irrupción en las cerradas mentes racionales del siglo XIX, desafiando las convenciones sociales e intelectuales establecidas. Aunque tuvo muchos seguidores, hubo muchos que la humillaron, detractaron y hasta amenazaron por sus enseñanzas.
La Sociedad Teosófica
Al año de llegar a Nueva York, conoce al Coronel Henry Steel Olcott. Junto a el y con un pequeño grupo fundaría la Sociedad Teosófica. Años después su sede fue transferida a la India y actualmente continúa en vigor, estando presente en 47 países. Los objetivos de esta sociedad eran:
- Formar un núcleo de Fraternidad Universal de la Humanidad, sin distinción de raza, creencias, sexo, casta o color.
- Promover el estudio comparado de religiones, filosofías y ciencias, haciendo visible que todo habla de lo mismo.
- Investigar las leyes inexplicadas de la Naturaleza y los poderes latentes en el hombre.
El impactó ejercido por la Sociedad Teosófica en los círculos científicos, filosóficos y artísticos de la época fue de valor incalculable. Personalidades como Gandhi, Krishnamurti, Rudolf Steiner, Carl Gustav Jung; artistas como Kandinsky, Gaughin, T.S. Elliot, Fernando Pessoa, Bernad Shaw, James Joyce; científicos como Thomas Edison, Marconi o Albert Einstein, admitieron su influencia por las enseñanzas de la Teosofía.
Madame Blavatsky nunca dirigió la sociedad. Ella seguía con sus investigaciones y su trabajo era inmenso. Su cuerpo fue debilitándose en los últimos años de su vida, muriendo en Londres en 1.891.En una revista famosa de la época se escribió con motivo de su muerte lo siguiente:
“Lo que hizo Madame Blavatsky fue algo inconmensurablemente más importante que mover tazas de té. Hizo posible que los hombres y mujeres más cultivados y escépticos de esta generación creyera que no sólo el mundo invisible que nos rodea contiene inteligencias mucho más superiores a nuestro propio conocimiento de la verdad, sino que es posible para el hombre entrar en comunión con estas inteligencias ocultas y silenciosas, y ser instruidos por ellas en los divinos misterios del tiempo y la eternidad”.