Considerando que las mujeres en el mar han estado más asociadas a figuras como las sirenas, el protagonismo y la presencia de mujeres piratas en aventuras náuticas no es habitual, y menos aún si nos vamos a lado más salvaje y oscuro de las aventuras marinas como es la piratería.
Un lado oscuro y marginal que, sin embargo, no deja de tener un halo romántico y libertario, como si aquellos personajes que se dedicaban a saquear barcos y a cantar en tabernas, o escondían tesoros enormes en islas secretas, representaran una forma alternativa de vivir.
Y no deja de ser aún más extraño y romántico, la presencia de mujeres entre los piratas más temidos de los siete mares, especialmente teniendo en cuenta que una de las más célebres supersticiones de los marineros es la desgracia se subir mujeres a los barcos.
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Algunas de las más famosas mujeres piratas
Algunas más cercanas que otras, otras que rozan la leyenda y otras imposibles pero todas tocadas por un aire rebelde y liberador que las hizo convertirse en figuras legendarias en la historias marinas. Hablaremos aquí de algunas de las más célebres.
Alvilda
A pesar de que su nombre no suene tan bien, esta fue una célebre princesa Sueca que vivió allá por el 1 d.C. Era Hija de Synardus, el Rey de la isla de Gotlandia. No tardó mucho en convertirse en una las mujeres piratas más famosas de la historia.
Cuenta la leyenda que sus amorosos padres, la encerraron en una habitación custodiada por serpientes a ver quien era el muchacho del reino que se mostraba más persistente, enamorado e insistente y luchaba contra los reptiles. Por si esto no fuera suficiente para alejar a los pretendientes, el padre ofrecía cortarle la cabeza personalmente a los que fallaran en el intento.
El Rey Alf de Dinamarca resultó victorioso de todas las pruebas , pero cuentan que Alvilda decidió escapar vestida de hombre (y con ayuda de su madre) procediendo luego a robar un barco y a formar una tripulación de chicas amantes de la soltería, que se dedicaban al saqueo y la devastación, como corresponde a un buen espíritu vikingo ( que era lo que era Alvilda).
Así se dedicó un par de años a saquear las costas del mar Báltico y a robar al que fuera su pretendiente en el pasado. Hasta que un día, Alf se cansó del asunto y fue con sus tropas a derrotar a la pirata (aunque no sabía muy bien quien era) y después de una feroz batalla en el golfo de Finlandia , Alvilda se rindió , y Alf al descubrirla, en vez de matarla le pidió matrimonio de nuevo y ella, ya lista para sentar cabeza, aceptó , por lo que se casaron y vivieron felices para siempre, según asegura una gesta del siglo XII. Esto por supuesto, se cree que es mentira.
Jean de Clisson, conocida también como «La Tigresa Bretona»
Esta mujer nacida en el 1300, a los 12 se había casado por primera vez (y eso que era noble), había tenido dos hijos, a los 26 había enviudado y a los 30 se había vuelto a casar.
Con su amado segundo marido, el exsoldado y noble Bretón Oliver de Clisson, tuvo cinco hijos más. Fatalmente, un día Oliver cayó presa de intrigas palaciegas y fue decapitado y su cabeza puesta en una estaca.
A Jeanne esto no le sentó nada bien, por lo que vendió todo y declaró la guerra al Rey Felipe VI y a los traidores que habían asesinado a su marido. Se convirtió en una terrible pirata que pasaba a cuchillo a cuanto noble francés cayera en sus sedientas garras de venganza.
Sació durante 13 años su sed de sangre, cortando cabezas francesas en plena Guerra de los Cien Años, hasta que unas tormentas hicieron desaparecer su flota y decidió casarse por tercera vez.
Jeanne se retiró a un castillo, en donde murió a los 59 años, una edad avanzadisima para la época (considerando que había parido siete hijos ) y había sido el terror de los franceses en el mar durante más de una década allá por el siglo XIV.
Anne Bonny y Mary Read un encuentro insólito
Y una historia de mujeres piratas no puede estar completa si la historia de Anne Bonny y Mary Read, que puede que sean las más célebres piratas de todos los tiempos.
Navegaron junto a un pirata famoso por las antillas llamado Jack Rackman y conocido en estos menesteres como Calicó Jack (que fue nada más y nada menos el que inventó la bandera pirata de fondo negro con una carabela cruzada por dos sables) en los últimos años de la edad de oro de la piratería romántica, allá por el siglo XVIII.
Anne Bonny era hija del romance entre un próspero abogado irlandés y su sirvienta, quienes huyeron a las antillas para escapar del escándalo. Se crió con todas las comodidades, pero dicen las crónicas que siempre mostró un carácter violento y al parecer, cuando se hace a la mar a sus veinte, ya llevaba un par de muertos a sus espaldas.
Mary, que también se convirtió en una de las mujeres piratas más relevantes, era más bien humilde y su madre la había disfrazado de niño desde pequeña para facilitarle la vida, ya que era una práctica habitual entre niñas pobres disfrazarse de hombre para poder acceder a más oportunidades de trabajo (como la marina).
Las circunstancias de cómo se conocieron estas dos mujeres en la embarcación de Calicó Jack y si efectivamente conformaban un trío de amantes, ha dado para una ingente producción literaria. Lo cierto es que se convirtieron en una camarilla de piratas que asoló los mares del caribe durante un tiempo , hasta que fueron finalmente atrapados y llevados a un célebre juicio.
Sobre otras mujeres pirata como la española y misteriosa Malika Fadel que se hacía acompañar por un enorme eunuco negro, o la exprostituta al frente de una flota gigante que asoló los mares de china, madame Sing hablaremos en otra oportunidad.