Jacob, posteriormente conocido como Israel, es uno de los patriarcas más importantes de la historia bíblica y además uno de los de más dudosa actividad. En este artículo vamos a adentrarnos en los misterios de la escalera de Jacob.
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¿Quién era Jacob?
Algunas de sus peripecias recuerdan las travesuras de Ulises y alejan esa idea de que la moral bíblica es rígida e intolerante. Se sabe que Jacob, siendo un gemelo menor, está luchando por ser el primero desde que se encuentra en la barriga de su madre con su hermano mellizo Esaú. Aunque como Esaú es más fuerte, Jacob siempre deberá valerse de su astucia para conquistar su lugar de honor.
A su madre, Rebeca esposa de Isaac, Dios le anuncia que sus hijos dirigirán dos naciones y que el menor comandará al mayor. Esto hace que Rebeca favorezca siempre al pequeño Jacob (o eso se dice ella misma para justificar su descarada preferencia).
La rivalidad de dos hermanos
Esaú nace primero, y Jacob a pesar de su lucha interna está condenado a ser el segundón, lo que en tiempos del Génesis significaba muchísimo menos herencia paterna y rango inferior al del primogénito.
A su padre, Isaac , le encantaba el carácter inquieto y cazador de Esaú, que era fuerte e intrépido. Jacob al parecer se la pasaba tirado en la carpa, lo que algunos intérpretes asocian a que le gustaba leer y otros a que era más bien perezoso.
Lo cierto es que como Jacob se la pasaba en casa, un día tenía un delicioso plato de lentejas que su madre le acababa de servir calentito y se disponía a comer cuando llegó su hermano de intentar cazar leones, cabras, conejos o lo que hubiera por ahí y al ver el plato le suplicó a su hermano que se lo diera. Jacob, aprovechando la oportunidad, le dijo que se lo cambiaba por su primogenitura. A lo cual el hambriento Esaú aceptó sin darle mayor importancia.
La segunda vez, su padre Isaac, casi ciego, envió a Esaú a cazar unos cabritos para comer. Antes de darle la bendición, Rebeca, en complicidad con Jacob cocinó dos cabritos y le puso las pieles de los mismos a Esaú en sus hombros y las manos (porque Esaú era bastante peludo y así , cuando su padre lo tocó no pilló el engaño y le dio la bendición a Jacob).
Cuando Esaú llegó de cazar los cabritos y descubrió la trama montó en justa cólera y juró que iba a asesinar a Jacob desde que Isaac se muriera. Una cosa es ceder tu primogenitura por un plato de lentejas y otra muy distinta que te roben la bendición de tu padre. Rebeca muy alcahueta sabía que Jacob corría peligro mortal y lo mandó a escaparse antes que su hermano.
La Escalera de Jacob y la Tierra prometida
Fue camino a Harán y después de haberse comportado tan poco honorablemente, cuando Jacob tuvo la visión de la famosa escalera: «Llegando a cierto lugar, se dispuso a hacer noche allí porque ya se había puesto el sol. Tomó una de las piedras del lugar, se las puso por cabezal, y acostóse en aquel lugar(…) y tuvo un sueño; soñó una escalera apoyada en tierra, y cuya cima tocaba los cielos, y he aquí que los ángeles de Dios subían y bajaban por ella.»
Arriba, al final de la Escalera estaba Dios que se presentó como Yahvé y le dijo a Jacob que le regalaba la tierra en donde estaba para él y sus descendientes, además de prometerle protegerlo hasta que lograra concluir su misión.
La Escalera de Jacob ha sido representada en multitud de imágenes y sometida a las más diversas interpretaciones. Según el Zohar la Escalera de Jacob tenía setenta y dos escalones.
Simbólicamente al escalera representa la unión entre la tierra y el cielo. Al igual que las montañas. Religiosamente eso significaban las escaleras de las pirámides mexicanas, de los zigurats babilónicos, etc. En la edad media siempre se considera la escalera como una forma de «ascenso», el esfuerzo en poseer las virtudes (los escalones) permite el ascenso del alma a lo elevado. En la tradición islámica, Mahoma vislumbró una escalera por la que los justos subían al cielo.
Para otros intérpretes la escalera representaría los años de exilio que pasó el pueblo hebreo. Lo cierto es que la Historia de la Escalera nos indica el lugar exacto y preciso en donde se ubica la tierra «prometida» e incluso, el momento de realización de esa promesa.
Muchos años y exilios después el pueblo hebreo regresaría a esas tierras.
Después de lo de la escalera y aunque murió joven para los estándares de la época (180 años), aún le quedarán unos cuantos años más de aventuras a Jacob que después de todo gozaba de la salud de hierro de los patriarcas hebreos.
Años después , luego de pelear con un ángel, Jacob se convierte en Israel y su descendencia estaría conformada por las famosas Doce Tribus de Israel, pero esa es otra historia.