El estrés se ha convertido en un fiel compañero para la mayoría de nosotros. Uno de los mejores antídotos es la relajación. Bajando el ritmo, los niveles de estrés se reducen y todo empieza a fluir.
No debes aceptar el estrés como algo invariable.
Profundizaremos en las técnicas más efectivas de relajación. Puedes emplearlas a diario para mejorar tu bienestar.
Tabla de contenidos
Consigue más relajación con la respiración profunda
Una de las formas más rápidas y efectivas de aliviar el estrés es respirando lento y profundo. A través de la respiración profunda conseguirás estar más presente y bajar el ritmo. Hazlo siguiendo estos cinco pasos:
- Siéntate cómodamente y cierra los ojos.
- Comienza a prestar atención a tu respiración.
- Inspira lentamente por la nariz, llenando el abdomen y el pecho.
- Exhala lentamente por la boca.
- Repite este ciclo durante unos cinco minutos, hasta que sientas que cuerpo y mente se relajan.
Haz este ejercicio a diario. Los resultados llegarán si tienes paciencia.
Practica la meditación
La respiración profunda hecha con consciencia y presencia, es una forma más de meditación. Ahora bien, si quieres ir un paso más allá puedes practicar la meditación.
Esta práctica es una excelente forma de conseguir una relajación más profunda. La meditación no es un invento nuevo, ha demostrado su eficacia a lo largo de miles de años.
Para ponerla en práctica, cierra los ojos y concéntrate en la respiración, permitiendo que la mente se aquiete. Al principio, tus pensamientos vendrán una y otra vez. Es natural. Con amabilidad, recupera la concentración en la respiración.
Puedes hacer esta técnica de relajación durante un par de minutos al día. Aumenta gradualmente hasta alcanzar un tiempo de meditación de 30 minutos o más.
Consigue más relajación practicando deporte
Además de mejorar tu forma física, practicar deporte libera endorfinas que también son conocidas como las «hormonas de la felicidad».
Elige una actividad física que disfrutes y que puedas incorporar fácilmente a tu rutina diaria: caminar, correr, nadar, hacer yoga, practicar pilates o bailar.
Practica al menos 30 minutos de ejercicio moderado durante 4 o 5 días a la semana.
Sé constante. De esta forma, notarás mejoras en tu estado de ánimo a la vez que relajas tu cuerpo.
Aplica la técnica de relajación muscular progresiva
Esta técnica es un poco más desconocida que las anteriores. Consiste en tensar y relajar diferentes grupos musculares para conseguir una relajación adicional.
- Comienza con los dedos de los pies y trabaja hasta llegar a la cabeza.
- Tensa un grupo muscular durante 5 segundos y luego relájalo durante 30 segundos. Presta total atención al músculo en cuestión tanto en la fase de contracción como en la de relajación.
- Repite con el siguiente grupo de músculos.
Ese proceso de contracción y relajación permite un alivio rápido de las tensiones. Puedes practicarlo en todo el cuerpo (lo más recomendable) o en un único grupo muscular.
Realiza visualizaciones relajantes
Buscar técnicas de relajación complejas está bien, pero si lo piensas, lo sencillo suele funcionar mejor, sobre todo porque puedes llevarlas a cabo de forma rápida y simple.
La visualización, también conocida como «viaje mental», es una de esas técnicas sencillas. Implica imaginarse en un lugar o situación que te resulte relajante.
Cierra los ojos. Piensa en ese espacio donde sueles conseguir una relajación total. Puede ser la playa, la montaña o un rincón perdido en una localidad aislada.
Pon todos los sentidos en la visualización: ¿qué ves, oyes, sientes o hueles en ese lugar? Imagínalo con el mayor número de detalles.
Aplica todas estas técnicas de relajación con constancia. Si lo haces, conseguirás diluir el estrés de forma progresiva. La clave de estas prácticas es la constancia y la paciencia. Se trata de un viaje. Disfruta de él y cuídate.