¿Es por nuestra forma de vida? ¿Por las redes sociales? ¿Por el ritmo frenético del día a día? Sea cual sea la razón, mendigar amor o atención se ha convertido en una constante para muchas personas.
A veces no es evidente. La gente no suele ir por ahí gritando “¡Ámame, por favor!”, pero aunque no lo griten con palabras, lo hacen con hechos. El inconsciente les delata.
Suplicar amor de los demás es faltarte el respeto a ti mismo. Y lo que es peor: no funciona. Cuanto más mendigues amor o atención, menos recibirás.
Mendigar amor nunca funciona
El amor es curioso, cuando más desesperadamente lo buscas, menos lo encuentras; y al contrario, cuando pasas olímpicamente de él, llega en abundancia.
Muchas personas se pasan la vida suplicando amor. Lo hacen por un motivo más que razonable: quieren ser amados y comprendidos. En el fondo, todos queremos eso, ¿verdad?
El problema es que cubrir esa necesidad emocional desde el ansia nunca funciona. La clave es quererte y valorarte tú. A ti mismo. Amarte primero para que te amen los demás.
Lo mismo es aplicable a la atención. Hay personas que viven por y para llamar la atención de otros. Buscan desesperadamente ser el centro de las atenciones. En el fondo, desean ser admirados por una u otra razón.
Da igual si es por amor o atención. Cuando mendigas o suplicas, consigues justo lo contrario. ¿Por qué? La razón es que las personas adoramos la autenticidad y naturalidad, cuando vemos que alguien es “artificial”, inconscientemente nos alejamos.
Piénsalo. Aquellos que obtienen resultados en el amor o en la amistad, lo hacen porque son auténticos. Lo consiguen sin apenas esfuerzo.
¿Cómo dejar suplicar amor o atención?
Todo pasa por alcanzar la madurez emocional, algo que obtendrás desarrollando una autoestima sana.
El secreto para dejar de mendigar amor es alcanzar esa madurez. Es un proceso lento pero que sin duda vale la pena. Toma nota de estos tips:
- Deja de enfocarte en el resto, céntrate en el amor que te das a ti mismo.
- Pasa más tiempo contigo mismo.
- Acepta las carencias emocionales que tengas o hayas podido tener en el pasado.
Debes centrarte en ti, haciendo aquello que de verdad te llena emocionalmente. Cuidándote. Mimándote. Tú eres el centro, no los demás.
Porque algo que suelen tener en común los que eligen mendigar amor y atención es evitarse. Con frecuencia, pasan mucho tiempo con otros y poco o nada con ellos mismos. Puede que lo hagan porque “no quieren mirarse”. Por dolores o traumas del pasado.
Aunque duela, hay que mirar hacia adentro. Vivimos en sociedad, es importante desarrollar un entorno sano con los demás, pero recuerda que todo empieza en ti. En tu amor. En cómo te ves y en cómo te tratas.
Si aplicas estos consejos con constancia, pasarás de mendigar amor a atraerlo de forma natural.
Deja de pedir, anhelar o suplicar amor a los demás. Acepta las carencias del pasado y comienza a vivir el presente. Enfócate en desarrollar tu autoestima y madurez emocional, todo empieza por ahí.