Están de moda. En las relaciones abiertas ambos miembros de la pareja aceptan y son conscientes de las relaciones sexuales y vínculos emocionales del otro fuera de la relación.
Algunas personas creen que funcionan y otros piensan que son una falta de respeto que siempre termina mal. ¿Quién tiene razón? ¿Funcionan las relaciones abiertas?
Tabla de contenidos
Ventajas de las relaciones abiertas
Las personas que mantienen relaciones abiertas tienen algunas ventajas respecto a los que prefieren las relaciones cerradas.
- Mejoran la comunicación:
Sobre el papel, las relaciones abiertas favorecen una mayor y mejor comunicación en la pareja que, a su vez, contribuye a que la relación sea más sana y duradera.
- Te permiten ser cómo eres:
En las relaciones abiertas no hay presiones, lo que suele hacen que ambos miembros de la pareja brillen con luz propia. Sin dobles caras.
- Reavivan la pasión:
A nivel sexual, ofrecen un mayor aprendizaje sexual y, en muchos casos, hacer que las relaciones íntimas entre la “pareja abierta” se fortalezcan.
Desventajas de las relaciones abiertas
No todo es bonito en las relaciones abiertas.
- Pueden provocar dolor emocional:
Por lo general, las relaciones cerradas permiten una mayor conexión emocional, mientras que las abiertas pueden causar justo lo contrario: cierto temor a que la otra parte se encuentre mejor con otro.
Las relaciones abiertas pueden provocar en uno o en los dos miembros de la pareja una mayor inseguridad y dolor emocional.
- Suelen terminar en celos:
Empiezan como un camino de rosas en los que las dos partes son flexibles y admiten relaciones con terceros con total libertad, pero muchas parejas que mantienen una relación abierta terminan sufriendo los celos.
Unos celos que, en la mayoría de los casos, acaba arruinando la relación abierta.
- En ocasiones, derivan en una adicción sexual:
La “necesidad” de mantener relaciones sexuales diversas, intensas y diferentes puede terminar mal.
No siempre ocurre, pero querer sentir constantemente ese subidón de una nueva relación se puede transformar en una adicción e incluso en falta de lívido (aunque suene contradictorio).
Gestionar ese vaivén de sensaciones es importante y delicado. Las parejas abiertas deben aprender a lidiar con ello.
Entonces, ¿funcionan?
Depende de las personas implicadas. Para algunos, una relación abierta puede ser una forma estupenda de añadir emoción y variedad.
Los implicados pueden descubrir que son capaces de explorar nuevos intereses y experiencias sexuales con otras parejas mientras siguen manteniendo una fuerte conexión con su pareja principal.
Para otros, una relación abierta puede ser una fuente de celos e inseguridad. Pueden sentir que compiten constantemente por la atención de su pareja o que no reciben el nivel de compromiso que desean.
Todo depende de las persona. Si ambos miembros de la pareja se sienten cómodos con el acuerdo y son capaces de comunicarse abiertamente sobre sus necesidades y límites, una relación abierta puede ser una forma satisfactoria de mantener una relación. Sin embargo, si uno de los dos se está incómodo o quiere más compromiso, es probable que la relación abierta acabe en fracaso total.
Las relaciones abiertas no son buenas o malas por decreto. Depende. A pesar de ser “abiertas” por concepto, necesitan una reglas importantes (de comunicación) para tener éxito.