Mi querido Tauro, explicar los motivos que te hacen ser tan especial para mí, tan deseable, tan desesperantemente adorable es algo fácil y complicado al mismo tiempo.
Aunque he de confesar que las razones por las que puedo amarte son obvias para todo el mundo.
Primero que nada tu porte, tu físico, tu elegancia, tus formas cálidas y la dulzura de tus ojos profundos e intensos.
Pero, sobre todo tu voz, tu voz que logró hipnotizarme desde el principio, tu voz a la vez es tan profunda y sexy que me parece una caricia irresistible cuando pronuncias mi nombre.
Tu cuerpo es otro tema, no puedo amarte tanto sin desear además cada parte del mismo.
Eres único y especial
Eres dulce y entregado. Tu piel y tu cabello son tan impresionantemente suaves y huelen tan bien, que no puedo menos que deleitarme besándote por todas partes y queriendo hacerte el amor todo el tiempo y es que nadie en el Universo me conoce y me hace sentir tan bien como sabes hacerlo tú.
Es verdad que cuando me besas me transporto muy lejos y me mareas cuando me tocas, ya que tu piel emite un calor único y solamente tu temperatura logra quitarme el frío de la soledad.
Sabes que te deseo, que te amo, sí, que adoro tu espíritu y tu carácter sereno y seguro de si mismo, pero sobre todo deseo besarte, tenerte cerca todo el tiempo, oler tu aliento, amanecer contigo.
Es una cosa desesperadamente física y espiritual la que me une a ti y cuando me faltas (porque te enfadas conmigo o porque tienes que irte de viaje) es como si tuviera hambre o una sed desesperada y solo tu presencia lograra saciarme.
Pero eso ya lo sabes, has sido tan seductor y delicado, pero tan persistente y tierno que has logrado que hacer el amor contigo se haya vuelto una aventura, una necesidad, una alegría y a veces también un vicio.
Otra cosa que me encanta de ti es la delicadeza, la atención y el cuidado que pones en las cosas pequeñas y cotidianas. Y como te gusta la armonía y tratas de que todo a tu alrededor esté impregnado de ella.
¿Y tu ternura con los más débiles o con los animales? Eso me derrite el corazón, aunque también me dan celos lo mucho que quieres a tu sobrinita y a tus gatos y a ese periquito parlanchín.
Tauro, también amo tus defectos
Sin embargo, contengo mis ganas de que seas solamente para mí, porque sé que que me quieras es todo un lujo, porque te encanta consentirme.
Eres capaz de prepararme una velada relajante para cuando salgo agotada del trabajo y hacerme un masaje durante horas y darme la comida en la boca y mimarme hasta que no puedo más de tanta felicidad.
Por eso, te perdono fácilmente, Tauro, sobre todo cuando te pones tan intenso, que a veces, también lo haces.
Sé que yo te lo permito, pero a veces eres un poquito posesivo. Es increíble que después de tanto tiempo y de conocerme bien y de saber que soy la mujer más fiel del mundo, todavía te den esos ataques de celos.
Aunque te lo perdono porque a veces creo, que lo haces para tener la excusa de reconciliarnos apasionadamente después.
Eso, si no te da por ponerte cabezón, querido Tauro, menos mal que te conozco de sobra y sé cuando debo pasar de ti y esperar que reflexiones y vuelvas arrepentido.
Aunque esas pequeñas cosas poco importan porque también amo tus defectos, porque quería decirte que te amo, que me siento muy afortunada de tenerte en mi vida, porque tu serenidad me tranquiliza y tu amor me hace la mujer más feliz del mundo, y también la que se siente más deseada.