La primera luna llena del año ocurrirá en el signo de Leo el día 28 de enero.
El astro más cercano a nosotros, de todos cuantos integran el sistema zodiacal, es la luna. Es por eso que su influencia es tan intensa sobre nuestra psique y nuestros cuerpo.
La luna llena siempre está cargada de energía y suele hacernos reaccionar de forma muy emocional siendo casi imposible liberarse de su potente influjo.
Y es que mientras el Sol define nuestra forma de accionar o de actuar en el mundo la Luna toca nuestra parte nuestro inconsciente y nuestra emotividad. Nuestro lado más femenino.
La importancia de las fases lunares
Las diferentes fases de la luna nos sirven para establecer prioridades y para iniciar o culminar etapas.
Mientras la luna nueva es una luna de inicios, siembra y proyección, la luna llena nos habla del final de etapas, de la conclusión y también de revelaciones.
Para qué entendamos cómo se manifiesta la potente energía de la luna llena, solamente tenemos que recordar que muchos partos son inducidos por esta luminaria cuando se encuentra en esta fase.
Siendo una expresión perfecta de cómo la luna llena saca a relucir nuestra energía creativa más profunda y es capaz de materializarla en algo tan milagroso como la llegada de otro ser humano al mundo.
Así como estimula los partos reales nuestra luna también nos permite “iluminar” los rincones más ocultos de nuestra alma y sacar a la luz o materializar esas realidades internas de forma creativa.
Es un momento de intensa “extroversión” en donde nuestro ego, nuestros miedos, nuestros deseos secretos y nuestra líbido se ponen de manifiesto.
Es por eso también, que muchas personas experimentan lo que se reconoce como estados “lunáticos”, es decir, cuando todos esos “fantasmas”, que también habitan en nuestro interior, se expresan de forma desordenada.
Es importante reconocer qué parte de nuestra psique se va a ver estimulada por esa fase lunar para aprovechar de la mejor forma su potente energía.
La primera luna llena será en Leo
Esta luna llena será muy poderosa ya que, al darse en el signo de Leo, regido por el Sol, alinea las energías inconscientes de la luna con la luz solar lo que genera una gran creatividad, abundancia y alegría de vivir.
Y es que el ego, en Astrología, no es otro que el mismo Sol.
Nos pondrá en contacto con nuestra parte más lúdica, más enérgica pero, también, con el reconocimiento de ser quienes somos.
Leo es un signo muy relacionado con el ego, ese mismo que nos llena de miedos, inseguridades, rivalidades o competitividad, o que nos hace querer ejercer el poder sobre otras personas y no nos permite conectar con el exterior (ni con el interior).
El ego que se expresará con esta luna llena, es ese que nos conecta con la mejor parte de nosotros mismos, donde somos únicos, libres, felices y sabemos transmitir y compartir esa libertad, esa fuerza y esa felicidad con quienes nos rodean.
Es por eso que Leo es el signo de los maestros que nos enseñan y nos guían, pero también de los actores que nos divierten y nos transportan a otros mundos. O de los hijos (esa parte emanada de nosotros) que nos hace sentirnos orgullosos padres.
Leo es el signo que representa esa particularidad de nuestra personalidad que nos hace generosos, nobles, divertidos o, por el contrario, en su lado más oscuro, vanidosos, mezquinos y aburridos.
Por lo tanto, la energía que nos aporta esta primera luna llena en Leo equilibra esa relación de nuestro ego con el exterior y saca a la luz lo mejor de nuestra naturaleza.