Que los Virgo son personas perfeccionistas es de sobra sabido, pero hay que reconocer que, a veces, se pasan. Este es uno de sus defectos más notorios y su cara oculta menos amable.
La mayoría de los Virgo se jactan de que su perfeccionismo es una virtud, pero la verdad es que a muchos los lleva demasiado lejos.
Lograr la perfección es imposible, pero no para un Virgo, que puede llegar a obsesionarse con algo en exceso, porque desean que sea perfecto, hasta el punto de no terminarlo nunca (aunque para el resto de los mortales esté más que terminado).
De hecho, cuando entran en ese estado, lo mejor es que alguien cercano les indique que necesitan parar, para que por fin, entren en razón.
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Los Virgo se preocupan demasiado
Además, otro de los lados oscuros de Virgo es su exceso de preocupación por las cosas. Su cerebro suele darle mil y una vueltas a todo, adelantándose constantemente a lo que pueda suceder, pensando en los pros y los contras e imaginando qué sucedería en el futuro.
Este exceso de preocupación puede llegar a agotar mentalmente a Virgo, hasta el punto de acabar teniendo problemas de ansiedad, ya que, si entran en un bucle de pensamientos negativos, les cuesta mucho salir de él.
Ellos piensan que, de hecho, lo que en su mente se está elucubrando podría pasar de verdad, aunque sea el peor de los escenarios, y confían tanto en su raciocinio que se lo acaban creyendo.
De esta manera, olvidan vivir en el presente y viven en un futuro probable que causa demasiados quebraderos de cabeza. Por ello, una de las lecciones más importantes para cualquier Virgo es aprender a vivir el día a día.
La crítica hasta en la sopa
Otro de los terribles defectos de los Virgo es que son extremadamente críticos, no solo con los demás, sino consigo mismos.
Son tan exigentes que pueden llegar a no sentirse nunca orgullosos consigo mismos, afectando su autoestima con sus pensamientos auto-destructivos.
Por ello, pueden llegar a sufrir depresiones o periodos difíciles a nivel emocional en su vida. Por ello, aprender a conocerse, aceptarse y trabajar en la autoestima es esencial para cualquier Virgo.
Esto, además, les ayuda a no ser tan críticos y exigentes con los demás, ya que, por lo general, los Virgo miden lo que hacen los demás con el mismo rasero que a ellos mismos, es decir, con demasiada exigencia.
Cuando un Virgo aprende a relajarse un poco en este aspecto es mucho más feliz y atrae a muchas más personas a su alrededor, ya que les hace sentir mucho más aceptadas.
Los Virgo son implacables con sus adversarios
Por otro lado, su carácter crítico puede tener un lado aún más oscuro, ya que, si se enojan con alguien o se sienten traicionados, pueden ser sumamente dañinos con su adversario.
Saben cuáles son las virtudes y los defectos de los demás, precisamente por su capacidad de observación derivado de su carácter crítico. Por ello, pueden sacar todas las armas inteligentes a su disposición para derribar a quien sea.
Seguramente, después se acaben sintiendo mal por sus palabras, pero en el momento, son implacables.
De hecho, otro de los defectos de los Virgo es que son demasiado directos, decir las cosas con tacto y diplomacia no va con ellos (a no ser que ese sea su trabajo y hayan perfeccionado esa cualidad).
El caso es que, en general, dicen las cosas tal y como las ven, lo que puede provocar mucha incomodidad e incluso sentimientos de ira en otros.
Además, tienen una capacidad innegable para utilizar el humor sarcástico en ciertos temas, por lo que pueden ser hirientes y a la vez graciosos, algo que muchas veces acaba fastidiando el doble.
Se equivocan a primera vista
Un rasgo que muchos no conocen de los Virgo es que se dejan llevar demasiado por las primeras impresiones. Son personas muy visuales que gustan de lo estético, por lo que, a veces, confunden con facilidad a las personas.
Puede ser que una persona le cause una buena primera impresión y, por ello, no sean capaces de ver que es una mala persona o una persona aprovechada.
Sin embargo, si una persona les da una mala impresión de primeras, no suelen darle una segunda oportunidad, o, si lo hacen, será después de haber comprobado que de verdad valen la pena.