¡Adivinen qué, lectores de Astrología! Hace unos años un grupo de científicos de la Universidad de Semmelweis en Hungría descubrieron que las estaciones (primavera, verano, otoño e invierno) y el día que nacemos en el año, condicionan nuestro humor y personalidad.
No quisieron hacerle caso a los Reyes Magos, ni a Hipócrates, que ya reconocía la influencia de la luna sobre la salud y, mucho menos, a esos 2600 años de historia astrológica.
Bromas aparte, la Astrología se basa precisamente en nuestra fecha de nacimiento que está inmersa en un momento del tiempo, en una posición única de los astros, en una estación y en una cantidad de luz solar que entra a la tierra en el momento que nacemos. Por eso es inevitable que determine muchos rasgos de nuestro carácter.
Los signos que se manifiestan durante la estación otoñal comparten entre sí numerosas características relacionadas intrínsecamente con toda la simbología que al estación del otoño puede ofrecer.
Veamos cómo es la personalidad de los nacidos en otoño.
¿Qué representa el otoño?
Para comprender cómo funcionan los signos de esta estación debemos entender todo lo que simboliza el otoño en nuestra cultura.
Si la primavera representa el nacimiento de la vida y el verano la plenitud de esa vida, el otoño representa el inicio de esa decadencia que conduce hacia la “muerte” del invierno.
SI el verano representa el “mediodía” de la vida, el otoño representa “el atardecer” ese momento sublime y hermoso de la despedida del día, antes de empezar a sumergirse en la oscuridad de la noche.
Por eso, el otoño representa el agua, la madurez, la luna menguante y el atardecer.
Las hojas de los árboles que empiezan a caer, los días que de pronto son más cortos, o las noches más largas, según cómo queramos verlo.
Y, aunque la estación del otoño podría tener todo lo terrible de la certeza de la muerte o el frenazo de la juventud que, de pronto se ha esfumado, lo cierto es que es una de las estaciones más hermosas del año.
Ya sea por sus colores, por el inicio del recogimiento y el momento de hacer balance, porque de pronto nos ponemos más serios y necesitamos saber qué hemos sido y qué vamos a ser, o sencillamente que somos, después de todo.
Es la época de la “madurez” y aunque la juventud y el verano le tienen mucho miedo a esa palabra, los cierto es que conlleva una gran recompensa personal ,ya que es un momento en que aún estamos muy vivos y aún así tenemos una enorme experiencia que compartir.
Los signos más otoñales
Los signos de otoño empiezan a nacer cuando está a punto de comenzar el Equinoccio.
- Virgo representa ese final de la primera juventud e inicio de la segunda con sus responsabilidades y rutinas; representa ese final de “vacaciones” que representó el verano y ese inicio en las rutinas laborales.
El signo original de Virgo era la diosa Astrea que llevaba en sus manos una balanza que con el tiempo se convirtió en el signo de Libra. Y es que en la mitad del zodíaco en donde se ubican los signos del otoño es la representación de esa inflexión de la infancia y la juventud a la edad plenamente adulta y la madurez.
Es por eso que Virgo es tan organizado y representa ese paso hacia el orden, las rutinas, el cuidado de la salud que son virtudes que se adquieren debido a las responsabilidades que el paso del tiempo va asignando a cada uno.
- Con Libra se traspasa la faceta del YO infantil y juvenil, despreocupado y aventurero y se llega a esa responsabilidad con los demás, a la pareja, a los socios y a los enemigos, es decir, todos aquellos con los que interactuamos y de cuya influencia e importancia somos más conscientes a medida que avanzamos.
Así, mientras los amores fugaces y pasionales del verano están representados por Leo, Libra viene a representar el compromiso y la responsabilidad del amor en el matrimonio.
- Pero, a medida que nos internamos en el otoño y comienza el frío, aparece la casa ocho , habitada por Escorpio viene a significar la primera gran crisis consciente del YO , en donde la energía plutoniana y el descenso a las profundidades del Hades nos hace confrontarnos por primera vez con la aniquilación y el fin.
El final de la época de cosecha nos hace reflexionar sobre la vida y también sobre la muerte. Finales de Octubre y principios de Noviembre son una época que en todas las culturas se ha dedicado al culto a los muertos (Halloween 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre Día de los Muertos, etc)
Es por eso, que la personalidad de este signo, que nos prepara definitivamente para el crudo invierno, sin la suavidad y el encanto de principio del otoño que es como una primavera fría o un atardecer naranja (más parecida al talante relajado de Libra ) se torna tan intensa y radical.
Y es que Escorpio representa esa primera consciencia de la muerte (la nuestra y la de los otros) que llegará a su manifestación definitiva en lo más profundo del invierno de Piscis para renacer de nuevo con la primavera de Aries.
Este proceso genera una nueva consciencia , un metamorfosis que nos hace salir de las profundidades de Escorpio (el Ave Fénix, el Águila) y nos impulsa hacia el cielo y la filosofía representadas en el Centauro Arquero de Sagitario quien buscará elevarse en su condición humana para llegar a ese estadio de sabiduría que conlleva la vejez saturnina , serena, sabia y poderosa, representada en el clímax del invierno que viene a representar posteriormente Capricornio.